Ricardo Valenzuela
Hace unos días el Financial Times publicaba un artículo autoría de John Paul titulado; "Falta de estado de derecho socava las reformas en México", en el cual surge una advertencia: "Existe el peligro de que el desencanto público con la podredumbre de las instituciones pueda llevar a los mexicanos a sucumbir finalmente a las tradiciones latinoamericanas del populismo."Si bien Octavio Paz habló del “ogro filantrópico” describiendo las estructuras estatales que alimentan el populismo con recursos públicos, también es posible resaltar la existencia, en un entorno de claro desborde popular, del otro rostro estatal, la faz del “monstruo interventor”, especie de “Leviatán confiscatorio”. Éste, merced a un proceso de reingeniería institucional y bajo el paraguas de una transformación legal, se encarga de minar las bases de la seguridad jurídica colocando los fueros del Derecho a merced del intervencionismo político.
Después de tres décadas de errores y aciertos tratando de ejecutar reformas que nos rescaten del subdesarrollo, México ha encontrado dos grandes obstáculos; el primero ha sido la reforma de su macroeconomía. Sin embargo, reformar la macroeconomía, aunque vital, no es suficiente para lograr la ansiada prosperidad. El segundo es contra esos elementos culturales que nos han tenido atrapados--la corrupción y sus derivados que no han permitido que el espíritu empresarial y una saludable sociedad civil se desarrollen.
Las reformas macroeconómicas pueden limpiar los escombros que han dejado los diabólicos sistemas populistas, pero ellas no pueden, por sí mismas, crear las nuevas estructuras para generar la inversión, el empleo y de esa forma sustituir los viejos esquemas. El espíritu empresarial y una robusta sociedad civil, deben ser responsables de catapultar la economía hacia esos estadios de prosperidad. Un país sin una clase empresarial libre de las ataduras gubernamentales y sin una robusta sociedad civil, por más que le construyan una hermosa macroeconomía, jamás podrá progresar.
México continúa atrapado en esa maraña de corrupción, procedimientos burocráticos, leyes, mandatos y regulaciones que solo sirven para oficializar la corrupción y establecer el entorno para los sobornos que chupan la vida de los pocos negocios emergentes. Así como los vampiros chupan sangre de una res a diario pero la mantienen viva flaca y enferma para seguir succionando, esa red de complicidades sabotea la actividad empresarial y no le permite emerja fuerte, competitiva y la sociedad civil se desarrolle autónoma e independiente.
Colombia, Perú y de alguna forma México, medio limpiaron los escombros de lo viejo pero no le han dado vida a lo nuevo. Las empresas paraestatales han sido privatizadas, las economías se abrieron y miles de gentes han perdido sus trabajos. En una economía con espíritu empresarial, esos trabajadores estarían ya empleados en nuevas negocios compitiendo en el mercado mundial. En Inglaterra, por ejemplo, las privatizaciones de la Thatcher destruyeron miles de empleos, pero hoy día Inglaterra es más rica y próspera que nunca y los nuevos trabajos se han generado en números récord. Sin embargo, en América Latina no ha sucedido lo mismo.
Las reformas iniciales en México se han implementado. Sin embargo, la segunda batalla tal vez lleve décadas el ganarla y no es claro qué fuerzas puedan enfrentar tal reto. Cuando el Estado se retira como el principal agente económico, la sociedad civil debe tomar esa responsabilidad, por ello esa sociedad civil requiere de un entorno adecuado para florecer.
Dada la importancia de esta segunda tarea, vale la pena el considerar acciones radicales. Millones de mexicanos han logrado que sus talentos empresariales florezcan creando riqueza y empleos.....en Estados Unidos. Es la misma gente, con los mismos talentos, la misma lengua que tenemos en México.
El ingreso de los treinta millones de mexicanos en EU, es el triple del ingreso de los ciento veinte y cinco millones que viven en México. Lo diferente es el entorno político y legal. Texas, Nuevo México, Arizona y California tienen grandes concentraciones de población de origen mexicano y la mayoría ha prosperado a niveles jamás imaginables. Sería interesante llevar a cabo algunos experimentos audaces para establecer qué elementos de su ambiente podrían ser duplicados en nuestro país, para el beneficio de todos los mexicanos.
En Asia los países que se recuperaron con más agilidad de los eventos tan críticos de los últimos años-Hong Kong y Singapur-fueron colonias británicas cuyos sistemas legales, heredados de Inglaterra, sirvieron como líneas de protección contra el nepotismo y cronismo que abatió al resto de las economías en la región. En lugar de neo confusionismo, el sistema de estos dos países se le ha llamado anglo confusionismo-la mezcla de legislación inglesa con la ética de trabajo confuciana y el espíritu empresarial de una sociedad civil que ha florecido.
Algunos mexicanos están familiarizados con “common law”--la ley importada de Inglaterra y se adaptara a las condiciones americanas. La “ley común” pude ser una herramienta muy poderosa para combatir el cáncer mexicano; la corrupción, y establecer un verdadero estado de derecho. Sería interesante llevar a cabo un experimento a través del cual, uno o varios estados fronterizos pudieran adoptar un sistema legal a semejanza de las ley común anglo americana, en una zona establecida abarcando hasta 100 Km de la frontera. Es decir, una lengüeta fronteriza de aplicación del sistema de Common law que, si funciona, se pudiera ir estableciendo en el resto de la geografía estatal.
Los mexicanos conocen algunos conceptos de esta ley como el juicio con jurado, la presunción de inocencia, el requerimiento a la policía de presentar causa válida para retener a un prisionero antes del juicio. Esta reforma promovería de una forma muy importante la inversión al reducir al incertidumbre que promueve un sistema legal corrupto.
México es una república federal. Una de las grandes fortalezas del federalismo, es la habilidad que concede para experimentar estado por estado con alternativas. Tal vez los estados fronterizos con EU deberían de ser el campo experimental de reformas creativas, agresivas y valientes. Tal vez deberían ser nuestros Hong Kong y Singapur en donde se establecieran paraísos de libertad, legalidad y progreso. No hay motivo por el cual el sistema federal de México no deba experimentar con un sistema que millones de mexicanos al otro lado de la frontera han usado para su beneficio y prosperidad, por más de un siglo y medio.
“Law is the sister of freedom”, sostuvo en 1911 el gran historiador del Derecho Sir Frederic Pollock, durante un ciclo de conferencias sobre el genio del common law en la Columbia University de Nueva York. El tiempo, juez implacable, ha venido a confirmar la veracidad de dicha afirmación.
DERECHOS DE PROPIEDAD
“La afluencia del hombre occidental es un fenómeno nuevo y único en la historia de la humanidad. En los últimos tres siglos se ha liberado de las cadenas que lo aprisionaban en un mundo de ignorancia, pobreza, hambruna, violencia, y ha logrado una calidad de vida que solamente es posible en un mundo de abundancia. La clave para lograr el crecimiento económico que lleve a las sociedades hacia la prosperidad, se logra estructurando organizaciones económicas eficientes. Esas organizaciones económicas eficientes establecidas en el oeste de Europa han sido la clave para la emergencia de todo el mundo occidental como la región de la prosperidad”.
“Las organizaciones económicas eficientes aseguran el establecimiento de arreglos institucionales y el respeto a los derechos de propiedad, creando el incentivo para estimular y canalizar los esfuerzos económicos de los individuos hacia actividades que provoquen que la tasa de rendimiento privado y se genere cercana a la tasa del retorno social. Ahora, hay que sentar las condiciones esenciales que deben existir para que se logre el crecimiento económico, y, algo muy importante, la diferencia entre costos y beneficios privados y públicos”.
“Al hablar de crecimiento económico nos referimos al crecimiento del ingreso per cápita sostenible, porque si la economía crece durante largos periodos produce ese incremento y lo desparrama. Pero el verdadero crecimiento económico implica que el ingreso total de la sociedad deba crecer a niveles muy superiores del crecimiento de la población. En los estados paralizados, por otra parte, se producen insignificantes incrementos en el ingreso per cápita aun cuando el promedio de ingreso aumenta o decrece durante ciclos de larga duración. El estado paralizado surge cuando no hay atractivo en la sociedad para que los individuos adopten las actividades que producen ese crecimiento. Aun cuando en esa sociedad gran parte de sus miembros estén satisfechos con lo que ya tienen, solo se requiere que una parte de la población desarrolle esa sana ambición para que, con su búsqueda de algo más, se dé ese crecimiento económico”.
“Entonces, los países no crecen porque no hay incentivos para activar esa iniciativa individual. Hay un crecimiento del ingreso que resulta de un aumento similar en la disponibilidad de factores productivos (tierra, trabajo y capital) Esos incrementos pueden ser extensivos, pero no necesariamente se traducen en incrementos del ingreso de las personas. Hay dos situaciones que precipitan el verdadero crecimiento del ingreso per cápita. Por un lado, cuando las cantidades actuales de factores de producción se incrementan. Por el otro, un crecimiento en la eficiencia en uno o varios de los factores de producción. Ese crecimiento en la productividad puede lograrse aplicando economías de escala, el mejoramiento de los factores de producción (trabajadores más educados, capital armado con tecnología) o reduciendo las imperfecciones afectando al mercado que provocan información poco confiable, incertidumbre, o activando cambios organizacionales para apoyar el comportamiento del mercado”.
“Ahora, si todo lo que se requiere para provocar crecimiento económico es inversión e innovación ¿Por qué tantas sociedades han fallado en sus intentos? Las causas citadas por economistas (innovación, economías de escala, educación, acumulación de capital) no son las verdaderas. El crecimiento no ocurrirá a menos que existan organizaciones económicas eficientes. Los individuos deben ser seducidos con incentivos para que asuman las actividades sociales deseables. Se deben encontrar mecanismos que logren los rendimientos sociales y privados sean igualmente atractivos. Los costos o beneficios privados son ganancias o pérdidas del individuo participando en cualquier transacción económica. Costos o beneficios sociales son factores que afectan a la sociedad como un todo. Una discrepancia entre costos-beneficios privados o sociales, puede traducirse en que una tercera entidad que, sin el consentimiento de los afectados, reciba los beneficios o incurra en los costos. Eso es algo que sucede cuando los derechos de propiedad no están bien definidos. Si el costo excede al beneficio privado, los individuos no estarán dispuestos a tomar esa actividad aun cuando sea socialmente muy redituable”.
“Veamos un ejemplo. El obstáculo más importante para el desarrollo del tránsito marítimo internacional era la inhabilidad de los navegantes para determinar sus verdaderas ubicaciones. Buscando resolver ese problema, príncipes y reyes iniciaron ofertas monetarias para quien pudiera determinar altitud del meridiano solar ayudados por tablas indicando la inclinación del sol, que podría arrojar la información de la latitud. Ante la dificultad para encontrar la solución, las ofertas monetarias aumentaron. Finalmente, hace solo unos años un inglés de nombre John Harrison ganaba ese premio. El beneficio para la sociedad al poder determinar con precisión las posiciones de los barcos, fue inmenso en términos de la reducción de costos en comercio internacional, que hacía la navegación más eficiente y extensiva. Pero ¿Se podría haber encontrado la solución antes si hubieran existido derechos de propiedad para asegurar al inventor parte del incremento del ingreso resultante del ahorro de tiempo y dinero de la industria de transportación? En ausencia de esos derechos, fueron pocos los que arriesgaron”.
“Otro ejemplo podría ser la carga que la piratería tenía sobre la misma navegación marítima donde esos piratas eran beneficiarios no bienvenidos del comercio internacional. Ello aumentaba el costo y restringía la geografía del mismo. Una solución era pagar sobornos a esos criminales. Esos pagos durante un tiempo eran aceptables porque el beneficio del comercio libre para las naciones era superior a los pagos a los piratas. Finalmente, los piratas desaparecieron cuando se establecieron aplicación y garantía internacional de los derechos de propiedad. Porque cuando en las sociedades existe el todo es de todos, nada es de nadie y a nadie le interesa invertir en algo que no es de él. El caso más patético es el de las tribus de indios y sus reservaciones. Yo pronostico a futuro un gran fracaso y la formación de sociedades totalmente dependientes del gobierno. Por eso me gusta la idea de Soledad para los 40,000 acres”.
“Yo veo la tendencia de los gobiernos para, cuando los beneficios individuales no se conjuguen bien con los sociales (definidos por ellos), establecer instituciones que no solo puedan entorpecer la operación de la mano invisible de Adam Smith, sino que se conviertan en la visible mano del estado para, utilizando coerción e inclusive violencia, pasen a destrozar el flujo natural de los mercados. Y como son los gobiernos los que deciden cual es el valor social, yo siento esa tendencia a largo plazo puede resultar en gobiernos abusivos que, con la bandera del beneficio social, pasen a destrozar todos los incentivos que pudieran haber creado multitud de hombres emprendedores dispuestos a invertir, trabajar, crear riqueza y tomar riesgos, pero sin que luego emerja el opresivo gobierno decidiendo quien gana y quien pierde. Porque, no se engañen, los que provocan el crecimiento económico son esos hombres dispuestos a, en su navegar, perder de vista las playas que para otros son su seguridad. Si los países quieren progresar, con urgencia deben establecer la santidad de los derechos de propiedad y nunca establecer el interés social sobre esos derechos, porque si lo hacen, esos países estarán condenados”.
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