Ricardo Valenzuela
A finales del siglo 18 y los inicios del siglo 19, sucedieron una serie de eventos que presagiaban un futuro especial de libertad. Primero fue el triunfo de los revolucionarios que lograron la independencia de EU, y le seguirían las liberaciones de todas las colonias españolas para darle vida a los paises latinoamericanos. Las celebraciones serían fastuosas ante esa realidad que pincelaba la libertad, pero, los caminos que tomaron los destetados de Inglaterra y España serian muy diferentes y, como consecuencia, los resultado desiguales.
Muy pocos se dieron cuenta que en todo el continente había otra esclavitud de la que no se habían liberado. La esclavitud de la mente de esos eufóricos liberados. La esclavitud de dos tipos de cristianismo que, a pesar de su separación con la rebelión de Lutero, ambos, conscientes o inconscientes, permanecían con un objetivo común. Un objetivo que se iniciara en aquella ancestral Grecia, cuna de los grandes filósofos, con una filosofía presente durante miles de años desde que se modificara la tabla de valores con un claro objetivo, esclavizar a la gente.
Y unos siglos después, con la aparición de Jesus de Nazaret, nacía una nueva forma de rebelión para liberar a la gente de la prisión que se habia construido al haber asesinado a Sócrates quien, su gran pecado habia sido la “corrupción” de la juventud con su famosa dialéctica. Y, a pesar de combatir a sus discípulos, Platon y Aristóteles, continuarían su obra que, en un importante renglón, la tabla de valores, habían logrado algún avance. Sin embargo, Jesus emergía como una fuerza desconocida que provocara su muerte. Pero, con el terror que habia provocado al poder, decidían elaborar potente vacuna.
El Emperador Constantino al darse cuenta de esa fuerza que representaba la figura de Jesus, en lugar de continuar combatiéndola, decidía aprovecharla a su favor. Así, en el Concilio de Nicea, con la ruta critica de Constantino se establecía la iglesia católica. Y, como su primer objetivo se llevaría a cabo la modificación de esos valores. Lo que antes fueran virtudes se convertían en pecados y lo que antes eran representación de fracaso, se convertían en virtudes. Así, la pobreza, la opresión, la docilidad, el sufrimiento, la entrega a la tiranía serían las virtudes. Una clara elevación a la nueva moral del esclavo listos para el sacrificio y su valle de lágrimas.
Y aceptando esos nuevos valores, se formaba una cadena que ha esclavizado a la humanidad. Una humanidad que formara sociedades programadas para detener la ambición de sus miembros que, con sus conductas, intentaran lograr lo que querían, aquellos agresivos inconformes ante sus circunstancias. Los que eran diferentes a la manada, a esos que aspiraban vidas diferentes en libertad, los individualistas, y todas esas conductas que son las características de esos hombres superiores para calificarlos de egocéntricos, ambiciosos, muy peligrosos e inmorales, para condenarlos.
Además, la recién formada iglesia debería tener el monopolio de calificación de conductas, la declaración de los pecados y, sobre todo, la única propietaria del perdón para la salvación. Se establecía el sufrimiento en esta vida para lograr el premio en un futuro celestial. La bienaventuranza de los pobres, de los que sufren, de los esclavos siempre propietarios de esa falsa virtud. Y, curiosamente, de los libros de historia desaparecían siglos no contabilizados. Pero, si una contabilidad muy clara de mil años de oscuridad, de superstición, de un mundo totalmente estancado, sin avances y una sociedad sufriendo y sin esperanza.
Solamente hasta el siglo 16 emergería una chispa de esperanza en lo que se conocería como el Renacimiento que, ante una iglesia obsoleta, se abandonaba la superstición para abrazar la lógica y la razón. Pero, surgia el peligro mas grande de la iglesia, una serie de filósofos rebeldes que, con agresividad y temeridad, iniciaban el derrumbe de la cárcel espiritual que la iglesia había construido. Así surgía un loco como Nietzsche que admiraba a Napoleón, no por los resultados de sus batallas, sino por su temeridad ante la vida, porque el veía a un hombre que lo que quiso trato de lograrlo y lo logró.
Identificaba a hombres exitosos y admirables contra quienes se activaba el resentimiento, una de las nuevas facciones de los fracasados en donde su envidia encontraba ese camino. Un odio disfrazado de moralidad. Hombres exitosos que se convertían en incomodos porque lograban lo que los mediocres no tenían y nunca podrían tener. Y ese resentimiento ya formaba legiones de frustrados envidiosos y, la iglesia, de inmediato los condenaba colgándole los pecados que ya habían construido y debian de construir. Era la primera y la gran representación de algo enfermizo, la Moral del Esclavo.
Así, el resentimiento se convertía en cultura y una vía para que los fracasados expulsaran su ineptitud, gozarían tratando de achicándose para que todos hicieran lo mismo. La hipocresia se convertiría en la moral de los que acusaban para que pareciera virtud. La educación participaba reprimiendo y castigando a los “mal portados” que abandonaban la manada. Y al no poder actuar con la fuerza de un leal rebelde, se escondían en la moral. Esa moral que hace a las multitudes sin cara odiar a hombres como Trump, porque, en realidad él es acusación y culpabilidad de su falta de integridad, de su cobardía, y las increíbles hazañas de un hombre solitario, en esos verdaderos inmorales, lo único que provoca es el placer de odiarlo.
Filósofos aborrecidos como Nietzsche, Espinoza, Maquiavelo eran cirujanos que han operado sin anestesia, son los que han separado el oro de lo inservible, la conciencia que exhibe farsantes, pero, no los castiga, son los que nos han invitado a dejar la esclavitud moral. Son los autores de su propia historia tratando de derrumbar lo viejo, lo inservible, para construir el nuevo edificio de la humanidad sobre cimientos rocosos, ya no arenosos. Porque solo cavando profundo, ya con las manos encalladas, se encuentra el oro y los diamantes.
Ellos han sido los geólogos de la moral que, muestran esos callos en sus manos al haber cavado hasta la profundidad de la mentira, nos han mostrarnos que toda la historia ha sido un gran engaño de miles de años, el gran fraude exitoso para esclavizarnos.
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