En el caso del país andino y sobre la línea anti Fujimori, sí los peruanos prefirieron al demonio en lugar de ese gran icono liberal, Vargas Llosa, algo nos dice de la democracia.
Hace años, un periodista le preguntaba a esa leyenda del béisbol,
Reggie Jackson: ¿Crees que José Canseco es un arrogante SOB? Jackson,
famoso por sus estadísticas deportivas y por un coeficiente intelectual
que lo cataloga como genio, responde: “Si bateas porcentaje arriba de
.300, 50 jonrones, impulsas 150 carreras, te robas mas de 40 bases, y tu
fildeo es similar a una danza de Fred Astaire…..deberías de ser un
arrogante SOB.”
Como lo esperaba, de inmediato se iniciaron los intentos para lincharme.
No cabe duda que estos hombres, aun derrotados, levantan grandes
pasiones.
Pero ahora quiero llevar a cabo una reflexión en la cual,
continuando con la identificación de similitudes pueda también definir
sus diferencias, y sobre todo, interpretar lecciones que nos hayan
dejado estos acontecimientos.
Alberto Fujimori, llegaba a la presidencia mediante un limpio proceso
derrotando a una figura internacional y orgullo de ese país; Mario
Vargas Llosa. Salinas, por su parte, arribaba al timón de la dictadura
perfecta a través de unas elecciones que, en opinión de muchos,
escurrían fraude por lo cual, su capital político era pírrico y ello
provocaba una deserción de los miembros radicales del partido, los que
se atrincheraban esperando.