Ricardo Valenzuela
Hace unos dias los economistas Daron Acemoglu, Simón Johnson y James Robinson, fueron galardonados con el premio Nobel de economía por su análisis y conclusiones de un estudio que llevaron a cabo de los dos Nogales en la frontera entre Mexico y EU. Nogales, Sonora y Nogales, Arizona, supuestamente como base tratando de encontrar causas de las grandes diferencias que muestran ambas ciudades, y tomarlas como referencia que luego les permitiera probar las causas de esa diferencia entre los paises. De inmediato identificaban en Nogales, Sonora, la falta de un estado de derecho y portadora de instituciones que no permiten el progreso.
Este es un tema al cual yo le he dedicado gran parte de mi vida tratando de encontrar toda la información disponible y, ya con una radiografía en mi poder, poder identificar las verdaderas causas que, en mi opinión, permanecen ignoradas. Y, como originario de Sonora, estado fronterizo con Arizona, frontera en donde he vivido muchos años, cada día crecía mi interés por respuestas. Un interés que se iniciara desde niño cuando, en los viajes seguidos a esta zona, seguido le preguntaba a mi padre ¿Por qué Nogales Arizona es tan bonito y Nogales Sonora tan feo?
Mi padre, hombre educado en Europa en donde vivió 15 años, en periodos de su niñez, adolescencia y juventud, siempre su respuesta emergia con la frustración de un hombre que habia estudiado en la Universidad Libre de Bruselas y el London School of Economics. Y regresaba a un pais que habia dejado a los 12 años, ahora a los 27, para ver el estrepitoso fracaso de su revolución. Habiendo vivido en las embajadas de Bruselas y Londres, conocía bien la historia y la expresaba hasta con cierto dolor.
Ya como estudiante en el Tec de Monterrey, seguido preguntaba lo mismo a mis profesores de economía y su respuesta era similar a la que ahora exhiben los laureados. La respuesta que aparentemente se conjuga a la perfección con la exigencia del Peje de un suplicado perdón de parte de España, ejerciendo ese tan popular deporte mexicano que bien expresara el gran Don Shula; “El hombre superior asume sus culpas. El hombre inferior siempre culpa a los demás”.
Creo poder asegurar me convertí en experto de este tema. Leí casi compulsivamente historia sin encontrar respuesta que me pudiera parecer lógica. Fui presidente de un banco con sucursales en todas las fronteras del pais con EU. Hasta que alguien me presentaba una situación para que yo sacara mis conclusiones. Esta persona me afirmaba algo que me estremecería. El PIB de los estados americanos que habían sido parte de Mexico (California, Arizona, Nuevo Mexico, Nevada, Utah, Colorado, Texas) era casi 8 veces superior al de Mexico, pero, aun mas impactante, era superior al de toda America Latina. Pasaba luego a informarme que EU habia ganado casi 400 premios Nobel y Mexico solamente tres. Mi investigación cambiaba de rumbo.
A través de Carlos Alberto Montaner conocí a ese gran escritor, Lawrence Harrison, autor de su extraordinario libro: “Subdesarrollo es un estado mental.” Esa relación me dio armas para poder ahora afirmar que, las disparidades señaladas por los laureados no se podían encontrar en la explotación de paises pobres por los poderosos, tampoco en la falta de recursos naturales ni geografías adversas, o, un sistema económico especial para explotación, que solo existen con aceptacion. Las causas las encontraríamos analizando sus culturas. El gran ejemplo sería Japón situado sobre una roca sin recursos y destruido por la guerra, surgiría como la segunda potencia global.
En 1979 Octavio Paz esas causas en toda America de la siguiente manera. “En una se habla inglés, es la hija de la tradición que formó el mundo moderno; la Reforma con sus consecuencias sociales y políticas, democracia y capitalismo. En la otra se habla español y portugués y es hija de la Monarquía Católica Universal, con la contrarreforma y su mercantilismo.” Ahora, cualquier desventaja que nos dejara la conquista española, hemos tenido más de 200 años para resolverla y continuar la nueva ruta.
Mario Vargas Llosa lo complementaba: “Reformas si no son precedidas o acompañadas por reformas de nuestras costumbres e ideas, de todo ese complexo sistema de hábitos, conocimiento, visiones y todas esas formas que entendemos como cultura.” Nuestra cultura interior con la que vivimos y actuamos en AL no es liberal ni tampoco democrática. Supuestamente nuestros gobiernos son democráticos, pero nuestras instituciones, reflejos y nuestra mentalidad están muy lejos de ser democráticos. Permanecen populistas y oligárquicos, o, absolutistas, colectivistas o dogmáticos, defectuosos por prejuicios sociales y raciales, intolerantes de adversarios políticos y devotos del peor de los monopolios, el de la verdad.”
Entonces señores laureados, para que la carreta avance hay que enseñar al caballo como jalarla. Las instituciones y el estado de derecho están podridos porque se han corrompido las sociedades. Y el verdadero liderazgo moral es producto que escasea en toda AL. Lideres como Milei en Argentina, Bukele en el Salvador, Maria Conchita Machado en Venezuela, son milagros que nos envían del cielo. Y nos llegan tipejos como Maduro en Venezuela, El Peje en Mexico, Ortega en Nicaragua y ahora la gran amenaza de una Kamala en EU.
Porque los sistemas de educación hegelianos, como nos lo advirtiera Antony Sutton, han sido especialmente configurados para el “apendejamiento de la sociedad” entregando su destino a la oligarquia global. Y, para lograr eso, debian controlar esa sociedad formando individuos indisciplinados, ignorantes y, con sus armas silenciosas, mantenerlos confundidos, distraídos, desorganizados. Y, sobre todo, totalmente dependientes. Por eso, inclusive en EU, las famosas instituciones también están podridas. Y los premios deberán ser para el Departamento de Justicia, la Tesorería por su enfermiza dependencia del Fed, y todo el Congreso.
Así, este pais que Adams quería fuera ese faro que iluminaría al mundo, aquel gran destino manifiesto, camina hacia la elección ante una sociedad que ya perdió su libertad y no se dará cuenta en los siguientes cien años.
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