Ricardo Valenzuela
El gran pensador francés, Charles Peguy, afirmaba que todo se inicia con misticismo para terminar en política. Era una forma para describir la gran corrupción del poder, puesto que para él lo místico significaba un gran ideal y la política lo vulgarizaba. El liberalismo sin duda se iniciaría como una doctrina política en busca de reformar las viejas oxidadas tradiciones feudales, pero, iniciando con aquel hombre TH Green y otros pensadores a finales del siglo 19, se construía un nuevo liberalismo clamando una superioridad moral sobre todas las otras doctrinas políticas. Estos nuevos liberales se definían como una parte inocente de un todo culpable. Con vigor acusaban a occidente de haber logrado su prosperidad a costa de opresión de otros.
Esta nueva mente liberal empezó a dominar la cultura occidental y fue algo muy fértil para la identificación de unas crecientes clases abstractas de gente constituidas por su dolor, y acusaban al resto del mundo de haberlas maltratado. Esto incluiría no solo a los pobres, también a desamparados, mujeres, victimas de abuso infantil, homosexuales, deshabilitados, potencialmente todo mundo excepto el hombre blanco, saludable, heterosexual. No se puede afirmar que todo esto no era real, tampoco que no fuera un problema. El entendimiento solo se inicia considerando la premisa básica de la mente liberal. Que el sufrimiento puede ser entendido totalmente, como la experiencia fija de abstractas clases de gente.
Como el sistema de casos específicos que se manejan en Harvard, el primer paso para entender este nuevo fenómeno estaba dado. La identificación a base de hechos, no opiniones, de la verdadera realidad con su problemática. Así se iniciaba lo que sería una gran equivocación del mundo dando vida a dos grupos de nuevos liberales que se les conocería como los cínicos, y los sentimentales, unidos en una sociedad incestuosa para la redención del mundo. Ello engendraría los tumultuosos años 60 y, ante la ceguera del mundo, nadie se dio cuenta del programa político que se pensó al principio sería solo una oleada de insultos a la pomposidad del Establishment, pero devastaría la cultura y la moral.
Y al unificar las atributos de las mentes de ambos grupos tendríamos un melodrama: algo muy distante de la realidad, pero tal vez un poco menos peligrosa de la de ambos grupos. Así la política de la nueva mente liberal se convirtió en el melodrama de opresores y victimas para sacudir el mundo hasta la fecha. Y las víctimas se convertirían en el producto más demandado de los nuevos redentores.
Los nuevos liberales adoptaron el estado de ánimo adecuado contemplando las experiencias de aquellos a quienes consideran oprimidos, en donde inventaron situaciones de sufrimiento. Se podría pensar que se trata de un altruismo admirable destruyendo el egoísmo de la masa humana, pero la palabra crucial es abstracta. Las emociones las provoca la imagen, un arte de la publicidad. La gente que es invadida por esos sentimientos no son los mismos que dedican su tiempo y energías ayudando al necesitado, son mercenarios como periodistas, políticos, trabajadores sociales, académicos, burócratas, enfocados en la fotografía global que tanto les produce.
Para algunos compasión es solo una palabra, mientras que los sentimientos en miembros del ejército burgués en las organizaciones no gubernamental solo quieren progresar en su carrera burocrática. Pues como afirmara uno de los cínicos, “hay mucho dinero en el manejo de la pobreza”. La nueva mente liberal convirtió el sufrimiento humano en material para un cliché y estereotipo. Las situaciones de sufrimiento invocadas por la literatura ocultaron el carácter activo de los objetos de su indignación sin ver ese dolor. Términos como ayuda o soporte implica lógicamente la idea de que quien ayuda está apoyando algún esfuerzo independiente de la persona que recibe esa ayuda. Por todos esos motivos ellos son los menos interesados que la pobreza desaparezca, se les termina su negocio.
Hoy día los descendientes de aquellas almas generosas que presionaran para cubrir con dinero al Tercer Mundo ahora tiemblan pidiendo se cancelen esas deudas impagables que amenazan a nuestro mundo. Esto ahora sugiere otra definición de la nueva mente liberal. “Su desbordante entusiasmo para gastar el dinero de otros”. Pero el punto de la lógica anti-realidad regresa a la nueva mente liberal: su rechazo a pensar en términos de seres humanos reales. En lugar del hombre genérico de pensamiento liberal, que es muñeco de un escaparate: simplemente un vehículo para provocar odio o lágrimas.
Así la primera victima que cobrara el nuevo liberalismo, fue el partido demócrata que abandonara sus ideas de libertad desde finales del siglo 19. Ahora quedan solo recuerdos de aquellos grandes liberales demócratas como Andrew Jackson, Grover Cleveland, Martin Van Buren, Thomas Jefferson, John Adams. Y la mejor indicación que nadie entendió, fue cuando W Wilson siendo miembro del grupo de aquellos demócratas de bourbon, que los distinguía por sus ideas libertarias inspiradas por Jefferson, al ser electo presidente sorprendió a todo el mundo con sus agresivas políticas socialistas, como el gran apoyo que les diera a los comunistas para tomar Rusia.
Han sido muchos los elementos que han acudido para que el liberalismo original sucumbiera ante esta nueva mente liberal. Uno de esos elementos, y tal vez el más efectivo en la destrucción de la libertad, es la tan demandada justicia social que, como lo comentara Javier Milei, es la mas injusta de todas. Y para llevar a cabo una evaluación de la situación mundial del verdadero liberalismo original de Locke, Smith, podemos verlo en EU, el primer pais del mundo que naciera bajo ese bello liberalismo y, quienes vivimos en él, sentimos que lo estamos perdiendo.
Pues al echar el primer vistazo, sentiremos una gran desilusión atestiguando un gobierno que se asemeja mas a los de los viejos dictadores militares de America Latina, con un sistema judicial para atacar a sus enemigos políticos, recibiendo ordenes de los oligarcas globales para encadenar el mundo con la agenda 2030 y, lo mas triste, con una esperanza cada día más tenue.
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