CONDUCTA FELLINESCA DE VENEZUELA (SEGUNA PARTE)

Ricardo Valenzuela

 Cartoon: What Democrats Can Learn From Venezuela

Y es cuando nos haríamos una pregunta. Cuándo, cómo, por qué y cuanto tardó la metamorfosis que nos llevara de la otora sociedad amante de la libertad, de su independencia, que veían a sus gobiernos como un mal necesario o solamente como el defensor de los derechos individuales que se habia ubicado en un esquema de su vigilancia permanente y control de parte de la sociedad. Hasta hoy día que se ha convertido en sustituto de aquellos reyes de la edad media dueños de vidas y haciendas. O, tal vez, algo similar a los propietarios de esclavos en aquellas grandes haciendas y plantaciones en el sur de EU durante el siglo 19 donde el amo era dueño de sus vidas y futuro. Y, lo más grave, como lo describía un revolucionario mexicano: “Nada es más desalentador como un esclavo satisfecho.”

Entre la pasividad y el carpe diem mal entendido, ante la opresión nuestra mente deja de plantearse ciertas cosas, lo que a la postre significa una resignación pasiva y cobarde ante las vicisitudes de la vida. De este modo, tal como actuaría un esclavo y por la indefensión aprendida que supone la nula confianza en nuestras posibilidades, acabamos siendo meros espectadores de un statu quo que creemos ubicuo y, por tanto, por sí mismo legítimo.

 

Afirmaba Emerson: “La mayoría de los hombres viven en una silenciosa desesperación. Lo que se llama resignación es desesperación. De la ciudad desesperada se pasa a la desesperada campiña, y hay que consolarse con la valentía de los búfalos y las ratas almizcleras. Una desesperación estereotipada pero inconsciente se esconde bajo lo que se denominan juegos y diversiones de la humanidad. En ellos no hay juego, porque éste viene después del trabajo esclavizante.” Hay miles de personas que se oponen a la esclavitud moderna, pero no hacen nada para ponerles fin; porque, considerándose hijos del gobierno, se sienten incapaces para actuar con valor.

 

Y podemos acudir a las monarquías, los imperios, los condados y ducados de la edad media, las antiguas repúblicas como las de Roma o Grecia o los gobiernos modernos que presumen de ser repúblicas y conocemos bien. Así nos daremos cuenta de que, a cierto punto de sus historias, los principios originales que les dieran vida son archivados a misma velocidad en que se concentran los poderes. Pero, finalmente convergen en esos gobiernos que, a través del moderno estado de bienestar social, se convierten en los que el gran Octavio Paz bautizara como el Ogro Filantrópico como la fórmula de retener y expandir el poder. Desaparecen los políticos idealistas dando cabida a los mercantilistas.  

 

Y por más luchas, revoluciones, alzamientos, pronunciamientos, guerras, no se ha podido o, tal vez, no se ha querido, evitar esta tendencia que continúa creciendo de forma ilimitada. Creo que el ejemplo más dramático es el de EU en donde, con el estilo tan especial del Laissez Faire de sus padres fundadores y al mismo tiempo debutaran las idea de hombres como Adam Smith en Escocia, Cobden en Inglaterra, Bastiat en Francia, Herbert Spencer, esas ideas fueron las que le dieran vida al nuevo pais y serían también los inventores de la República moderna que la cubrieran con una especial fisonomía. Un esquema que seleccionaba lo mejor de las ideas políticas y económicas de Adam Smith y John Locke, pero, estableciendo como valor supremo la libertad.   

 

Ellos rechazaban cualquier posibilidad de monarquía, el mercantilismo, el estado de guerra como la forma clásica para acumular poder. Todo esto lo habrían logrado estableciendo una constitución en la que definían claramente la única responsabilidad de su gobierno, protección de los derechos individuales definidos como vida, libertad, propiedad en un mercado libre abierto para que todos pudieran participar. Conjuntaban esas ideas económicas y políticas ya aplicadas en el diario vivir de la gente, y el resultado sería algo que de inmediato le nacieran grandes enemigos. Así EU en cien años se convertía en el milagro del siglo 19, el pais más poderoso del mundo.

 

Ya en el siglo 19 debutaba el presidente Andrew Jackson con su famosa democracia jacksoniana, que no era un movimiento político, era político, pero se habia beneficiado de las corrientes económicas, sociales, culturales de la vida en EU. Social y culturalmente, la era de Jackson era la culminación de una larga tendencia lejos del sistema clasista europeo para apuntar hacia la tendencia de una igualdad especial, igualdad ante la ley. Los últimos vestigios de monarquías y aristocracias se borraban, antecedentes familiares y posiciones derivadas de nacimiento ya no tenían aquel valor. Los Jacksonianos favorecían la libre empresa, el campo abierto sin favorecer a nadie. Su democracia era individualismo muy romántico. Contenía una visión de posibilidades para el hombre, no solo para unos cuantos elegidos sino para la generalidad de la gente. 

 

A diferencia de Jefferson, Jackson no era un hombre de ideas. Él era un hombre de acción que adquiría las mejores y las aplicaba. El, a diferencia de los fundadores, habia emergido de la pobreza hasta alcanzar la oficina más poderosa del mundo. Ya adulto estudiaría leyes para convertirse en juez, alcanzaría el grado de General en el ejército del país, y sería presidente en dos ocasiones. Adquiriría tierras para edificar su exitosa hacienda y llegó a vivir la vida del clásico caballero sureño con su fortuna cuando no estaba en pie de guerra. Todo esto lo habia logrado sin tener el beneficio o apoyo de una familia poderosa, ni herencia, sin casar una viuda rica. Jackson de forma muy especial personificaba el sueño americano del hombre común, y lucharía toda su vida para abrir ese camino para otros.  

 

Con el título que le surtiera Tocqueville, demócrata, sus ideas democráticas iban más allá de partidos políticos pues habían sido desarrolladas por hombres que no eran políticos, aunque pocos lo eran. Su idea central era la creencia en el autogobierno. Pero usaban el concepto de gobierno con más amplitud que los gobiernos tradicionales. Con ello se referían especialmente a todos los individuos y familias gobernándose ellos mismos, es decir, manejando sus asuntos propios. Creían en un una amplia participación popular en el gobierno virtualmente en sufragio universal masculino de los enterados, pero su principal énfasis era el liberar a la gente del control de otros manteniendo su libertad para decidir. Ellos creían la gente debería controlar al gobierno para limitarlo y controlarlo y no actuara para beneficio de unos cuantos a sus expensas. Para ellos el gobierno limitado dictado en la constitución era su biblia y su compromiso era que nunca invadiera espacios no autorizados. Limitar el gobierno para que la gente sea libre y responsable de sus actos.

 

Y el diario Democratic Review en 1837 afirmaba el pensamiento de Jackson de esta manera: “El mejor gobierno es el que gobierna menos. No se puede confiar con seguridad a ningún depositario humano ese poder para legislar sobre los intereses generales de la sociedad y que también opere directa o indirectamente sobre la industria y la propiedad de la comunidad, esto es toda la economía.” Porque este era el principio fundamental de filosofía en la democracia de Jackson, el construir un sistema honesto de administración de justicia, para luego dejar los negocios e intereses de todos, a una libre competencia y asociación, en una palabra, al principio voluntario.  

 

El principio fundamental del gobierno debería ser la protección de personas y propiedades de enemigos foráneos o domésticos. Cuando eso se llevara a cabo, se esperaba que los hombres tomaran responsabilidad de ellos mismos y de sus familias. La prosperidad del hombre racional debería ser tarea de sí mismo. Sus talentos y virtudes moldearían sus fortunas. Ellos eran los mejores jueces de sus asuntos y se les debía permitir buscar esa felicidad a su manera sin trabas de caprichosas intervenciones o legislaciones torpes de los gobiernos, mientras no violaran los mismos derechos de otros otros igualmente respetuosos de las leyes generales para la seguridad de las personas y los bienes.  

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