Narcotráfico y economías

 Ricardo Valenzuela

La economía negra del narco, un espejismo que contaminó el país | Proceso  Digital

El dinero de las drogas es parte inherente de la economía del mundo y hay poco conocimiento de lo que representa. Las ganancias que genera anualmente son de unos 970 billones de dólares. Casi el PIB de México y superior al de muchos países del mundo.

Al terminar la segunda guerra mundial, en EU fue organizado un grupo elite de científicos, militares y miembros de inteligencia bajo el nombre de SIGN, supuestamente para estudiar los casos de ovnis que cada día se reportaban con más frecuencia. Ese grupo se rebelaba y sigilosamente invadía áreas secretas y de gran sensibilidad, actuando como un gobierno paralelo. Al inicio de los años 50, tratando de neutralizarlo se cancelaba el presupuesto que se les había asignado. Decidieron entonces su independencia controlando el mercado de la droga. Contactaron a un joven petrolero texano, aspirante a político, que estaba utilizando la nueva tecnología de perforación en el océano. Se le propuso recibir en sus plataformas del golfo de México los envíos de cocaína provenientes de Colombia, para luego trasportarlos a la costa de EU en los barcos de su petrolera. El proyecto fue tan exitoso que se expandiría por todo el mundo y así nacía el Estado Profundo y la propiedad de la CIA del mercado de las drogas.

 El dinero de las drogas es parte inherente de la economía del mundo y hay poco conocimiento de lo que representa. Pero hurgando en los subterráneos de esta actividad, podemos identificar que las ganancias que genera anualmente son de unos 970 billones de dólares. Casi el PIB de México y superior al de muchos países del mundo. Esto nos puede dar pistas de lo esencial del dinero de las drogas para el sistema financiero mundial, porque proporciona la liquidez necesaria para poder sostener el gigantesco inventario de valores inflados, derivativos, y burbujas de inversión en los EU y la Gran Bretaña.

Inglaterra ha dominado el mercado global de las drogas como parte de un bien conformado plan de la elite para destruir las Naciones-Estado. Además de mutilar la mente de las sociedades, cuyas naciones han sido plagadas de drogas, los flujos de efectivo generados por el comercio de narcóticos han probado ser la fuente más importante de fondeo para infinidad de sus proyectos secretos. La guerra de Afganistán es la continuación de Viet Nam en una lucha por el control de la producción del opio. Desde la llegada del ejército de EU su producción ha explotado. En 2003, la amapola se cultivaba en 10,000 hectáreas, para 2016, su cultivo era en 200,000 hectáreas. La producción de opio creció de 185 toneladas en 2001 a 3,400 toneladas en 2004, y a 9,000 toneladas en 2016. Afganistán produce un 95% de opio y de sus derivados, morfina y heroína, a nivel mundial.

Estamos ante la maquinaria política más bien organizada del mundo con soporte logístico de un flujo por $970 billones de sus ganancias anuales, y la protección de todos los entes políticos que Britania y los EU han creado utilizando estas bastas utilidades. Esta protección incluye la siembra, producción, distribución, protección física, soporte político, inteligencia. Algunos de los grandes nombres en círculos reales y oligarquías en el negocio, son solo títeres a base de participaciones pequeñas ocultando las identidades de quienes controlan los hilos.

Cuentan también con el gigantesco soporte de las estructuras establecidas en los mercados mundiales de crédito oficial, el comercio de oro y diamantes, el sistema de distribución detallista a través del crimen organizado. Uno de sus principales propósitos es crear capital líquido invisible, para ponerlo a disposición de quienes pretenden obtener ventajas injustas en el mercado. Pero este efectivo tiene que transitar por canales legítimos y lo hace en volúmenes indescriptibles, que no es posible pensar los bancos no puedan identificar el origen.

Estos 970 billones de dólares al año de dinero ilegal, beneficia a los mercados financieros y en especial a Wall Street. Esa es la razón principal para mantener esta actividad ilegal, pues la legalidad la despojaría de sus ganancias siderales. Catherine Austin, ex subsecretaria de Vivienda y ex directora de Dillon Read, mujer con una amplia experiencia en Wall Street como Investment banker y gran olfato para detectar crímenes financieros, ha iniciado una cruzada para exponer esta sangrienta actividad. Ella y su nueva firma de inversión de inmediato fueron blanco de investigaciones tanto del Departamento de Justicia como HUD.

Ella describe así su análisis: “Todos los días hay tres adolescentes en la esquina frente de nuestra casa en Filadelfia, vendiendo drogas. Nosotros calculamos que, si se quedan con 50% de sus ventas, cada uno vende $300 dólares al día y trabajan 250 días al año, su proveedor puede lavar ganancias netas de aproximadamente $100,000 a través de algún negocio que sea propiedad de una compañía que se cotiza en bolsa. Asumiendo que la acción de la compañía tiene un valor de mercado de 20 a 30 veces sus ganancias, estos chamacos iletrados pueden generar valor de 2 a 3 millones de dólares”.

“Entonces, si yo tengo una compañía con ingresos de $100,000 y la acción se cotiza 20 veces utilidades, si encuentro la forma de lavar $100,000 de ventas de narcóticos utilizando unos chamacos para luego incluirlos en mis estados financieros, el valor de mi acción aumentaría entre $2 a $4 millones. En el área de Filadelfia, con las ventas anuales de $20 a 40 billones de drogas al menudeo, se podría incrementar el valor de algunas compañías cotizadas entre $80 a 100 billones. Pero los problemas creados para nuestra ética de trabajo y nuestra cultura son copiosos. Se traduce en que la gente menos productiva, ante los ojos del mundo, serían los exitosos y todos trataría de adoptar esa conducta siguiendo ese “camino fácil”.

Si conglomerados como el banco de Hong Kong y Shanghái, banco de Nova Scotia, Chase Manhattan, pudieran obtener $40 millones de ganancias adicionales del tráfico de drogas, con sus acciones cotizando 20 veces sus ganancias, el incremento neto de sus utilidades sería de $800 millones. Si alguien todavía cree que no hay involucración institucional en el tráfico de drogas, se sorprendería al escuchar que, en junio de 1999, Richard Grasso, presidente de la bolsa de valores de Nueva York, voló a Colombia para un encuentro en la selva con el representante de Raul Reyes, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el grupo narcoterrorista más grande de ese país. Llevaba un mensaje de cooperación de parte de los servicios financieros de EU.

¿Por qué Colombia? ¡Por el dinero de la droga! Más de un trillón de dólares que se han estado acumulando durante 40 años. Recursos ilimitados que provocan a Wall Street salivar pensando en canalizarlos a través de sus mercados financieros. Continuando con la fórmula de Catherine Austin: Si se inserta ese trillón de dólares en Wall Street, se podrían generar utilidades de $20 trillones de dólares.

Permitiendo al capital fluir sin controles, la patuleca globalización, cortesía del estado profundo, ha nutrido el explosivo crecimiento de un mercado financiero de bandoleros. Un “capitalismo tropical” bajo el control de tres socios: gobiernos, mafias y corporaciones transnacionales. Ese mercado ha sostenido las economías del mundo durante años. Evita que los errores y la corrupción de los gobiernos hundan aún más a sus países, sostienen los mercados. ¡Y todavía creemos que El Chapo es el capo de tutti!

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