Ante la tremenda conmoción, bordeando en histérica locura, que está causando Trump en su segunda incursión a la Casa Blanca entre los diferentes segmentos del esquema que forma sociedades, vale la pena llevar a cabo algunas reflexiones que nos podrían ayudar a establecer un lente que milagrosamente nos pueda dar algo de luz. Debemos de partir del mismo punto que le diera vida al Plan Marshall al fin de la segunda guerra mundial, aquel punto que le indicaba al mundo entero que Europa estaba totalmente destruida.
Y ante la destrucción de algo y, sobre todo, el compromiso celestial de reconstruirlo, lo primero que se debe establecer y aclarar es que ese tipo de reparaciones requieren de esfuerzos especiales que la mayoría de las veces pueden ser dolorosos. Y regreso a la frase de Mills cuando afirmaba que la gente debería establecer el gobierno que diera los mejores resultados. Sin embargo, es de importancia vital entender que entendemos por buenos resultados. El tipo de gestiones gubernamentales provocando los resultados más efectivos, siempre nos los debe dar la madre historia.
Así, debemos utilizarla para analizar los paises que, al inicio de la revolucion industrial, un impresionante periodo en el cual, en tiempo récord, algunos abandonaban las penurias que les heredara la edad media y el vasallaje del feudalismo. Así nos mostrarían una Inglaterra que, a finales del siglo 18, mostraba haber tenido un ingreso per cápita constante de $1,000 dólares durante los últimos 500 años. Sin embargo, para finales del siglo 19, de forma impresionante ya habia alcanzado los $8,000 dolares. ¡Un buen resultado!Y es cuando
debemos preguntar ¿Qué fue lo que provocó este evento milagroso? En Inglaterra emergería
su famosa Carta Magna, una documento real de los derechos acordada por el rey
Juan, para hacer las paces con un grupo de barones rebeldes que exigían la confirmación
de sus libertades para producir. Era el primer reto contra la divinidad de la monarquía.
De esa forma se sembraba la semilla que germinara en 1688 provocando la
Gloriosa Revolucion, para confirmar
la primacía del Parlamento sobre la Corona y su libertad económica.
Ese movimiento contagiaría
a otros paises de Europa que, finalmente, fuera la base de la Revolucion
Industrial. Pero, todavía más importante, ese ambiente de libertad le diera
vida a pensadores que harían grandes aportaciones a ese novedoso esquema
liberal en la economía. Hombres
como Adam Smith, John Stuart Mill, John Locke en aspectos políticos, Richard Cobden
en comercio internacional, pero contagiarían a otros fuera de Inglaterra como
Bastiat en Francia, Erasmus de Roterdam, un sacerdote católico cconsiderado como el pensador más
influyente del Renacimiento del Norte de Europa y una de las principales
figuras de la cultura holandesa que, en cierto momento de la historia, ubicaría
a Holanda como un gran milagro.
Pero, el ejemplo
más dramático sería la historia de las colonias inglesas en America puesto que,
esas ideas le dieran vida al nuevo pais ahora conocido como EUA, pero ya con un
esquema maduro de libertad económica, política y social. Y un elemento básico que
provocaría la gran explosión de su economía, primero fue la forma en que se habían
establecido. Una historia diferente al de las colonias españolas en las que,
sus virreyes, trasplantaran el mismo sistema político, económico de la monarquía,
para, con decretos reales, entregar tierras a los hijos de nobles.
En las colonias
inglesas, sus asentamientos fueron bajo el concepto de Corporaciones privadas
en lo que, bajo una cedula real, se autorizaba que empresarios iniciaran
operaciones en las colonias bajo el concepto que después se conociera como capitalismo.
Así nacía la primera y la más famosa, Virginia Corporation, compañía comercial fundada
en 1606 con el objetivo de colonizar la costa este de América. La costa se
llamó Virginia, en honor a Isabel I, y se extendía desde el actual Maine hasta
las Carolinas.
La corporación contrataba
empleados con incentivos reales bajo resultados. De esa forma, los otora
siervos del feudalismo, aprendían la operación de los negocios con riesgos y
oportunidades y estas corporaciones se convertían en universidades de pequeños
empresarios. Se formaba ese perfil de quienes después provocarían el milagro en
el que se convirtió EU pues, en solo cien años, emergia como el país más rico y
poderoso del mundo. El capitalismo de un país supurando libertad y su novedosa
forma de gobierno, una Republica Comercial en desacuerdo total de las monarquías.
Trump está ante una encrucijada que pocos entienden. Como la Europa destruida por la segunda guerra mundial, como la Alemania que hasta de canibalismo sufría, en estos momentos EU tiene la filosa espada de Damocles sobre su cabeza. Durante muchos años ha sufrido los mortales ataques de los políticos mas corruptos, inmorales que, en sociedad con fuerzas diabólicas extranjeras, sin piedad lo han estado desangrando sin que alguien les pusiera un alto. Ya se habla de trillones de dolares robados. Y, no, no es el mismo grito ignorado de ya viene el lobo. EU sí está a punto de sufrir un colapso que, si no lo borra del mapa, lo dejaría en una mortal coma permanente si alguien no enfrenta y detiene este infierno del que nadie quiere saber.
Todos esos talibanes
enrabiados odiadores de Trump no han entendido que, en este tan especial momento
de la historia, a un moribundo no se le debe tratar con cualquier pócima
(aunque su etiqueta sea bella) porque se nos muere. Los libertarios talibanes
no entienden que no es posible aplicar la receta de su Libertarianismo en
toda su pureza, porque se nos está muriendo el paciente. Porque han sido tantas
las heridas que le han causado, es ya tanta la sangre que ha perdido en su
hemorragia, que su idealismo ciego es el peor insulto que pueden recibir esos
que tratan de salvar al moribundo.
Esos que siempre
se han conformado con lo que tienen y, en lugar de remangarse la camisa para
salir decididos a buscar lo que quieren, solamente agreden a quien si está
buscando el enfermo no fallezca. Esos que al escuchar o leer un valiente pronunciamiento,
solo se quejan porque le faltaron un par de comas. Esos embriagados de odio que
le critican a Trump por no vestir de gala en medio de la batalla más sangrienta
que tiene que enfrentar. Esos que con su enfermizo morbo rezan por su derrota
para luego afirmar; “se los dijimos,” porque con eso creen mostrarán su
sabiduria. Una sabiduria que de nada les servirá en el funeral de su patria.
¡Yo se los estoy diciendo antes!
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