HISTORIA DE LA MUERTE DE UN PAÍS SIN DIGNIDAD. SEGUNDA PARTE

 Ricardo Valenzuela 

 

No hay duda de que el mundo está sufriendo la agresión más potente y peligrosa de su historia. El ambiente que se respira donde quiera es lo que puedo visualizar fue lo que se respiraba en vísperas de la segunda guerra mundial. El nerviosismo se siente en las calles, en los lugares de reuniones sociales, en los lugares y oficinas de negocios. Estamos viviendo la pesadilla de una pandemia que nos ha tenido encerrados viendo cómo miles de negocios transitaban directamente hacia la quiebra. Además, la mitad de la población del país se encuentra llena de rabia por la elección que, bien sabemos, fue robada sin que hubiera consecuencia alguna, y el triunfo de una gran agresión al sueño americano. 

Quienes tengan alguna inquietud de conocer los orígenes del mundo en el que habitamos, se darán cuenta que la historia de la humanidad ha sido un tiste recorrido en el cual ha privado la pobreza, la guerra, opresión, la violencia entre todos los pueblos que lo han habitado. El camino ha sido largo y lento, pero, sobre todo, un proceso que desgraciadamente ha sido de avances, pero, sobre todo, grandes retrocesos. Un mundo que infinidad de veces y de circunstancias, con diferentes actores y en diferentes tiempos, nos damos cuenta es una repetición de las mismas tragedias y, como afirmara el filósofo, no hemos aprendido de la historia y tendemos a repetirla. Y, tristemente, cometiendo los mismos errores con resultados magnificados.

 

Y siendo nuestra historia tan larga nos deberíamos preguntar, ¿Cómo pude ser posible que todavía, en muchos aspectos, realmente no hayamos evolucionado? Miles de años no han sido suficiente para que los seres humanos hayamos abandonado los primitivos instintos animales que nos provocan el tener conductas que ni las bestias más feroces de la naturaleza, se hayan establecido como características clásicas de sus actuaciones y sus productos. Se habla mucho de los avances de la humanidad y muy poco de su estancamiento en muchos otros aspectos, y tristemente no se habla de sus retrocesos que nos han llevado a cincelar un mundo que permanece como una salvaje selva cruel, pero orgullosamente descrita por su gran tecnología en un panorama en donde pareciera las maquinas han tenido un desarrollo superior al de los seres humanos.

 

Después de miles de años de historia todavía tenemos un mundo de guerras, exterminio, abusos, opresión. La violencia, que fuera la clásica características de otras eras de la historia, jamás ha desaparecido y hasta se ha incrementado manteniendo a las sociedades en un permanente estado de temor. La libertad por la cual lucharon y murieron millones de seres humanos, jamás se ha consolidado y ahora nuestras cadenas y prisiones son invisibles y silenciosas. La esclavitud persiste y es una cruz que nos hemos acostumbrado a cargar en una silenciosa y callada desesperación.

 

Aquel gran ideal que tanto esperaran los judíos cuando le pidieran a Samuel fuera ante dios para solicitarle les enviara un rey, pues ellos no se podían gobernar. Un rey encabezando una estructura sabia, justa, espiritual que los guiara por el buen camino para alcanzar la grandeza. Aun ante la advertencia de dios de la explotación que les infringiera el rey cuando les quitara parte de sus cosechas para él, a sus hijos los enviara como soldados a pelear en tierras lejanas, a sus hijas las haría sirvientas de su palacio; tomaría parte de sus viñedos, sus tierras y su ganado para dárselos a sus amigos. Y cuando ya no soportaban las agresiones del monarca, rogaban a dios se los retirara, pero dios no los escucharía.

 

Ese anhelado ideal, el gobierno, se convirtió en la organización criminal más grande del mundo que ha oprimido a las sociedades durante siglos. Una organización que fue tomada por los grupos criminales más crueles y sanguinarios del mundo. Una organización que, con el paso de los tiempos, no se desarrollara para tener un papel positivo en los países, se convirtió en el peor enemigo de la libertad, de la prosperidad, el peor enemigo de la gente y a su seno solo atrae a los peores caracteres que llegan a engrosar las filas de esas burocracias corruptas, comerciantes de favores, vendedores de secretos.

 

No estoy invitando a la anarquía, debemos tener gobiernos porque hay funciones que solo ellos deben desarrollar. La defensa de agresiones externas; preservar el orden doméstico, protección de los derechos individuales. El gran Mises así lo pensaba afirmando que sin él no podría haber cooperación social y las civilizaciones no se desarrollarían ni se preservarían. Él pensaba que un buen gobierno debe ser fuerte pero limitado, que no sofocara a los ciudadanos y cultivara sus libertad para que fueran más productivos. Durante un siglo después de su nacimiento, EU mantuvo un gobierno con esa fisonomía ideal creando un ambiente especial en lo económico, político y legal. Inventiva, formación de capital, innovaciones, especializaciones, comercio internacional que lo condujo a ser el país más rico y desarrollado del mundo, desatando sus energías.

 

En esa era el presidente Cleveland afirmaba: “Si consideramos que la teoría de nuestras instituciones garantiza a todo ciudadano el uso total de todos los frutos de su trabajo, con solo una pequeña deducción como su aportación para la operación de un gobierno cuidadoso económicamente operado, para que proteja su libertad y sus derechos. Es claro que una extracción de algo más de lo que expongo, es indefendible y se debe de considerar extorción y la traición al ideal americano de justicia y honestidad”.    

 

La organización económica de las sociedades que, con el surgimiento de las nuevas ideas llamando a la liberalización de los mercados y empresas, provocarían la revolución industrial que se convirtiera en un salto gigantesco en el nivel de vida de los países que las implementaran. En el caso de Inglaterra provocaba que el ingreso de la gente que había permanecido estático durante los últimos mil años, solo durante el siglo 19 viajara de $1,000 dólares anuales a $10,000 dólares. Sin embargo, esa organización económica que tanto prometía y lo había probado, muy pronto sería secuestrada por lo que ya, a finales del mismo siglo, se convertía en esa diabólica sociedad de gobiernos y grandes corporaciones.

 

Al final de la segunda guerra mundial, el balance del poder económico había sido alterado para siempre, lejos de la primacía de las decisiones privadas hacia la arena de la política y los gobiernos. Décadas de crisis tras crisis, todas totalmente provocadas, habían dejado el sistema de mercado libre, que en su momento fuera la institución nacional predominante para fijar precios y las asignaciones de recursos, deformado y percudido por la corrupción hasta dejarlo desfigurado. Sin embargo, el consenso general era que la economía esencialmente permanecía como un sistema de mercado libre. Era el gran objetivo logrado por los enemigos del futuro para finalmente deshacerse de ese estorbo. Bajo las nuevas reglas del juego sus secuencias y resultados serian igualmente diferentes. Uno de esos resultados fue la eliminación de la eterna vigilancia tan propagada por Jefferson, y sin ella se iniciaría de forma ilimitada el crecimiento del gobierno.

 

La otrora oposición de intelectuales, empresarios libres y honestos, la burguesía resultante de la libertad perdían su fe en los valores e ideales tradicionales, y su defensa del mercado libre se hacía cada vez más débil y así procedían a buscar su acomodo en ese nuevo ambiente político que daba más importancia a la seguridad social, la igualdad mal entendida, a las regulaciones y planificación gubernamental, ante la queja del gran Schumpeter cuando afirmara; “hemos viajado lejos de los principios del capitalismo verdadero que había provocado el milagro de los EU durante el siglo 19”. Y la tendencia se orientaría a la destrucción la substancia, más que la forma, del concepto y protección de la propiedad privada. Ahora los métodos de control usados por el gobierno no serán expropiaciones sino una pesada carga de todo tipo de impuestos, subsidios y, especialmente, una agresiva regulación de todas las actividades privadas, el disfraz del novedoso socialismo.

 

¿Podría ser eso fascismo? Porque la esencia del fascismo era un colectivismo nacionalista, la afirmación de que el “interés nacional” debería ser más importante que los derechos individuales. Y la presunción tan profunda de la especie de una nueva de servidumbre del individuo ante el estado, penetraría tan profundamente en el pensamiento de los americanos modernos que muy pocos se daban cuenta, y se aceptaban las declaraciones coloreadas por fascismo de oficiales públicos que hasta la fecha perduran. Y el gran Hayek afirmaba: “Aquellos que piensan ser superiores a la aberración del nazismo, y sinceramente odian sus manifestaciones, son aquellos que al mismo tiempo solicitan ideales cuya realización nos llevará directamente a una horrorosa tiranía”.

 

Y de esa forma nacía la coalición de grandes corporaciones-gobierno, y el gobierno emergiendo como un fascismo procediendo a la abrogación del mercado a favor de su control político sobre la economía para orientarla a favorecer los grandes negocios a expensas del pequeño empresario libre.

 

Aquella región especial creada en la mente de los filósofos liberales que estaba generando valor, riqueza y prosperidad como nunca en la historia, capitalismo, sería víctima de ataques que lo distorsionarían para colgarle la etiqueta de ser la nueva arma de explotación de ese monstruo que vestía el ropaje del capitalismo original, pero, en realidad, no lo era. Percudiendo el agua pura de ese manantial de la libertad, surgía esa sociedad gobierno-empresarios que Mises la bautizaría como Intervencionismo, para abortar la carrera del verdadero capitalismo y dejarlo desprestigiado mientras ellos tomaban control total del aparato productivo.

 

Así, la mano invisible de Adam Smith se convertiría en la visible mano del estado escogiendo ganadores y perdedores. Y su ambición se orientaba, en lugar de la competencia, a establecer relaciones con el gobierno. Es decir, los resultados económicos ya no serían provocados por los mercados libres con su oferta y demanda para la fijación de precios, el lenguaje del mercado, de costos, para la asignación de capital y otros factores de producción que, conjugados en libertad produciendo valor, se debería de convertir en ganancias reales, la creación de capital y mejores niveles de vida.

 

La creación de valor, muy diferente a ganar dinero, de ser un atributo del mercado como su calificador, pasaba a ser calificado y decidido por el estado dando vida al popular deporte; ganar dinero sin crear valor siendo portador de las cartas marcadas. Con ello se agredían todas las variables económicas para llevarlas a esa irrazonable y peligrosa zona de las economías ficticias, ganancias ficticias, precios ficticios. Oferta y demanda totalmente ficticias controlada por el estado interventor. La economía se convirtió en una sinfonía dirigida por ese fatal conductor, el estado. Y, para la desgracia de la humanidad, nacería una derivación que debutando se le llegara a conocer como el Estado Profundo, que es simplemente la congregación de todos esos elementos facinerosos tratando de controlar el mundo.

 

De esta nueva visión del aparato económico monopolizado por el EP, se han desprendido grandes modificaciones de las estructuras sociales y políticas básicas en áreas ajenas a la economía, todo para la consolidación de su Nuevo Orden Mundial. Como producto de las dos guerras mundiales y la aplicación de esos nuevos conceptos, surgía un paraíso de oportunidades para estos nuevos patronos globales. Nacía el creciente mercado para surtir armas a los guerreros profesionales que se preparan constantemente para eso, mantener la guerra permanente. Así también nacía el Complexo Militar-Industrial para satisfacer las demandas de las guerras que siempre se provocan. Solo en los recientes conflictos de Irak y Afganistán la factura ha sido de $7 trillones que han transitado directamente a las cajas fuertes del Complexo Militar-Industrial.

 

A través de estos nuevo gobiernos modificados a solicitud y a la medida del EP, pasaron a controlar la educación, los servicios de salud, todas las agencias de inteligencia y, a través del FED, todas las tesorerías de los países estableciéndoles un cordón umbilical al FMI, Banco Mundial, sus asesinos financieros, con el objetivo de seguir endeudándolos con el FED con esa mágica operación en la que las Tesorerías asumen pasivos con el FED, pero sin recibir absolutamente nada más que su bendición, por lo cual el 100% de lo recaudado por el IRS concepto impuestos personales, toda la partida viaja a Londres para el pago de intereses a los dueños del FED.

 

Y yo pregunto ¿Este es el gobierno por el cual combatieron y derramaron su sangre los colonos americanos enfrentando al ejército más poderoso del mundo? O, los gobiernos de Venezuela, Argentina, Colombia, ahora Chile, Perú y, por supuesto, México que combatieron durante un siglo por la libertad de gobernarse. Porque es muy claro que los gobiernos han sido la gran tragedia de los pueblos y, lo más triste, este tipo de opresión ya la habíamos conocido y no aprendimos nada de la historia.

 

Desde ese momento se iniciaba también un programa agresivo para cambiar los pilares básicos de la estructura mental y cultural de los americanos de los siglos 18 y 19, su individualidad, independencia, propietarios de sus tierras, amantes de la libertad y su independencia. Hemos transitado más de 2,000 años de la era cristiana para regresar a lo mismo. Los romanos habían conquistado el mundo conocido para oprimirlo, saquearlo y esclavizarlo. La inmoralidad de sus gobiernos provocaron su final. Porque sociedades que permiten el crecimiento y la fuerza del aparato estatal y le entregan control total de sus economías, es un penoso regresar histórico. Es cuando el futuro de la gente y sus libertades se devela como lo que tuvieran en el feudalismo.

 

Después de esos 2,000 años de lucha entre el poder y la libertad, es muy triste darnos cuenta de que estamos llegando a donde empezamos, pues, la forma en que se empieza a manifestar la historia nos está diciendo que la fuerza está ganando la batalla final. El centro de libertad que durante muchos años fue la resistencia a ese diabólico poder, EU, como a los toros de lidia que los desangran antes de enfrentar al torero, poco a poco lo habían estado debilitando en preparación al golpe final que parece estar en puerta. ¿Estaremos condenados y bajando la guardia? Pronto lo sabremos.    

 

 

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