Ricardo Valenzuela
Desde el arribo de Barak Obama a la presidencia de EU se inició la fase final de un ataque mortal al país que, de forma casi subliminal, pero, directo al corazón de la patria, él llevó a cabo con el objetivo de lograr la destrucción total de los cimientos sobre los cuales se edificara la república americana. Un cierre final que Obama operaría de forma magistral quien, con su famosa verborrea, sedujera a los americanos ocultando su verdadera constitución marxista.
Obama consolidaba los fatales cambios hacia el socialismo que, durante muchos años se habían estado implantando en EU. Un proyecto que, desde la presidencia de Roosevelt había tenido un impulso especial con su infamemente conocido New Deal, y tendría su segunda versión cuando, con el asesinato de Kennedy, llegaba a la presidencia de LB Johnson para acelerar el proceso con su New Society extendiendo las garras del estado. Sin embargo, fueron los 8 años de Obama en los que se apretaron las cadenas de una sumisión de la sociedad nunca vista. Surgirían todos los movimientos violentos de izquierda como BLM, OWS y otros. También, se intensificaba el ataque a los blancos, heterosexuales, conservadores, religiosos, descritos por Hillary Clinton como los deplorables pegados a sus biblias y a sus armas.
Con su plan se desataron todos los perros del infierno para, entre muchas otras cosas, elevar la homosexualidad a niveles heroicos con la asignación de sus derechos especiales de los que solamente ellos gozan. Lo mismo sucedía al elevar también a los negros a niveles de especies en extinción y también con otras minorías. Ejemplo, en las escuelas secundarias, preparatorias y en especial en universidades, tienen el derecho a participar en deportes como mujeres y, claro, siempre ganan. El derecho de establecer demandas si alguien se les queda viendo, el derecho de utilizar el baño de las mujeres “en todas partes” incluyendo empresas privadas.
Y aun cuando todo esta pantomima está ya protegida por ese nuevo estado fascista que se ha venido estructurando, yo insistiré en este tema porque pienso que, más que cualquier otra cosa, como el imperio romano igualmente estará provocando la caída final de este país. No consecuencia de una guerra, tampoco por la invasión de algún país extranjero, sino por la pérdida total de valores fundamentales y, sobre todo, la moralidad de una sociedad que, a base de amenazas y castigos, se le quiere obligar al cambio de su código moral, de sus valores, dándole a sus perversiones la etiqueta de natural, de lo normal. Y, quienes desacuerden con ellos, recibirán toda la potente furia del estado con sus satélites apoyadores para declararlo retrograda, racista, homofóbico, una estúpida ancla para el desarrollo de una nueva sociedad en la que, si es necesario, será establecida con todo el poder de la fuerza pública.
Ahora, si alguien quiere tener un punto visual de referencia de todo lo que se ha estado desarrollando, le recomiendo, si lo puede sufrir, ver el popular programa televisivo de la Juez cubana Ana Maria Polo, Caso Cerrado. Y lo recomiendo porque es una referencia muy clara de los efectos de la programación de cerebros que ha llegado a niveles de lo ridículo, pero, sin obviar lo peligroso del campo hacia donde ya nos dirigimos. Una ventana a ese mundo fellinesco en el que se han ignorado todas las barreras que deberían de proteger a una sociedad para ser verdaderamente libre, plural y justa.
CASO CERRADO
Hace unas semanas, un buen amigo que de ninguna forma se podría describir como conservador, se sorprendía cuando le confesaba que soy fan del programa, Caso Cerrado, de la jueza cubana, Ana Maria Polo. Con una cara de sorpresa o tal vez incredibilidad de inmediato me recriminaba. “No es posible que alguien de tu nivel educativo, de tu intelectualidad, de tu profundidad para analizar pierda el tiempo con un programa para retrasados y enfermos mentales que han sido rechazados por todos los psiquiatras o andan prófugos escapados de los manicomios.”
Yo respondía riéndome. Me divierte precisamente porque es la representación de lo ilógico, lo ridículo, de la deshonestidad, en donde desfilan todo tipo de caracteres que parecieran salidos de una mala noche de pesadillas, con un cargamento de increíbles problemas que llegan siempre esperando su absolución de parte de esa señoría. Para ello, deben de ser juzgados por una mujer encaramada en su divino pedestal en donde, lo menos que utiliza en sus decisiones es la ley, lo que si utiliza son sus muy particulares simpatías especialmente las de todo tipo de minorías, para, de forma tiránica, apoyada por “un grupo de sus profesionales” que, como los miembros del congreso, en realidad son paleros profesionales que llegan con su script para apoyarla y aprobar lo que les presenta su empleador.
Esta dama es la representación clásica de quienes están tratando de moldear la sociedad que ya provoca una situación muy grave en donde lo malo ahora es bueno, lo redondo es cuadrado, la depravación es virtud, el delito un derecho, y la rama judicial se ha convertido en lo que debería combatir. Y, así se ha dado a construir su catedral de lo insólito, una caricatura de lo ridículo, un púlpito desde el cual ella grita predicando y definiendo el mundo que quiere construir bajo sus reglas, sus condiciones, sus muy particulares leyes que nadie entiende.
Y, lo más divertido es atestiguar a quienes tienen la osadía de presentar su queja involucrando homosexualidad. En esos momentos, la mujer exhibe una conducta similar al famoso fiscal nazi, Roland Freisler, que condenara a quienes participaran en el atentado contra Hitler. Uno de los más temidos e implacables jueces del nazismo quien, escenificaba farsas judiciales con su manera grosera y humillante de dirigirse a los encausados y la prohibición de usar cinturones, a fin de que se le cayeran los pantalones ridiculizándolos delante de la audiencia, que ocasionó el que hasta los mismos nazis del entorno de Hitler lo rechazaran.
Y, cómo no me voy a divertir ante tal irracionalidad, ante un ataque a la lógica y la razón, de la confusión que ella causa tratando de avanzar su agenda asumiendo el papel de Juana del Arco tercermundista, lo equivocado de su religión, su particular legislación y jurisprudencia inspirados por los pica piedra. Capitana General de la homosexualidad, Torquemada de los que se atreven a disentir con ella. Secretaria General de la contradicción cuando odia a Fidel Castro, pero adora a Obama, ambos marxistas, traicioneros, destructores. Entonces, mientras más irracional se torne, más me divierte.
Pero, el reproche de mi amigo me hacía reflexionar para darme cuenta de que, esa diversión lleva implícito el panorama futuro de un mundo que verdaderamente debería provocar, en lugar de risas, un tremendo horror ante lo que se ha estado preparando y, sobre todo, actuar en consecuencia. ¡Algo que Trump ya ha anunciado se dispone a iniciar!.
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