¿COMO AMANECIÓ EL MUNDO DE TRUMP? ¿QUÉ SIGUE?

Ricardo Valenzuela

 Donald Trump photobook 'Save America' reviewed - The Washington Post

Era el verano del 2015 cuando observaba a Donald Trump bajando las escaleras hacia la recepción de su impresionante Torre Trump, minutos después notificaba su intención de participar en la elección presidencial del año siguiente. Durante algún tiempo él habia expresado su intención de llegar a la presidencia de EU. Yo, en lo personal, no entendía que esa expresión de inmediato provocara feroces criticas de parte, no del hombre común, sino de los grandes círculos de los negocios y la política, muy pronto encontraría la respuesta al saber era la kriptonita de los oligarcas.  

Pero cuando Trump ganara la presidencia provocaba la felicidad del hombre común, la explosión neurótica de los oligarcas globales y, por supuesto, duelo general en todas las capas sociales de America Latina sin poder identificar las causas. Pues sus ojos inundados por el odio, nunca les permitió observar la forma en que Trump provocara el impresionante boom de la economía estableciendo récords en todos los renglones de su calificación, la libertad energética de EU etcétera. Y no iniciara ninguna guerra.

 

Trump cometía pecado mortal, intromisión. Después de un siglo de agresiones, las oligarquías estaban a punto de lograr su gran objetivo; subyugar a EU destruyendo su republicanismo dirigista y convertirlo en la oficina principal de su Nuevo Orden Mundial, pero aparecía un disturbador que les podía arruinar la fiesta como claramente lo enunciaba. Y, lo más grave, se habia hecho del arma para enfrentarlos. A base de agresiones judiciales en su mandato habían logrado disminuir la velocidad de su avance, pero, su reelección, hubiera sido una sentencia de muerte y lo sacarían de la Casa Blanca con un descarado robo de la elección.        

 

Pero hoy, segundo día de su elección, millones de gentes alrededor del mundo todavía no se reponen de la sorpresa. Los mercados han explotado celebrando esta increíble victoria de un hombre contra la oligarquia global. Esa oligarquia que no solo le robaran la elección en el 2020, sino que han tratado de asesinarlo cuando los perros rabiosos del Departamento de Justicia fallaran en destruirlo. La esperanza a nivel mundial crece como las apuestas por el futuro ante el nuevo horizonte de libertad. Los ciudadanos se secan las lágrimas del sufrimiento socialista, y respiran de nuevo el aire de libertad, de la esperanza que ahora renace con la fuerza de ese sueño que se ha hecho realidad.

 

Los enemigos de la libertad, de la legalidad, de la moralidad, ahora ven sus avances para la esclavización de la gente amenazados. Esa gente que ha permanecido fiel a sus valores, en estos momentos sus aspirantes a verdugos se comportan como gallinas descabezadas dando tumbos y rebotando en el coliseo de su derrota. Los mercenarios programas de TV amanecieron luciendo como velorios en los que, en lugar de un rosario por sus muertos, se han dado a expeler el pus de sus pestilentes ideas y de sus odios.

 

Y, a pesar de que los oligarcas globales, como en aquel noviembre del 2016 encabezados por Soros se reuniera la crema y nata de sus tribus, pareciera que esta vez no han convocado de nuevo a los cien billonarios para planear la destrucción de su gobierno. Tampoco han desatado sus perros rabiosos de Antifa, ni los de Occupy Wall Street y el resto de los cuasimodos creaciones del diablo mayor, George Soros, cuando hace ocho años invadieran violentamente regiones del pais siempre con impunidad. Ahora se respira un aire de la nueva esperanza y de su ansiada tranquilidad.

 

Los ciudadanos de a pie que Trump identificaba con la estabilidad de las clases medias propietarias de sus tierras, su eterna vigilancia de sus tradiciones. Esa clase propietaria que habia servido como baluarte contra la anarquía confiscatoria y el nihilismo revolucionario, así como el exceso monárquico, el aristócrata interno, y la autocracia clientelar. El consideraba urgente refutar el peligroso relativismo de la izquierda radical violenta de hoy día, al mismo tiempo que se debía defender al liberalismo clásico de los excesos nacionalistas y de la descerebrada extrema derecha. Es decir, el populismo bueno y el liberalismo original son primos hermanos.     

 

Tocqueville ya habia dado constancia de la fuerza única de esa influencia populista en una nación de pequeños agricultores y ganaderos. Estos hombres eran propietarios de sus tierras y no confiaban en la aristocracia ni en la monarquía, ellos habían logrado ser autónomos, económicamente saludables para resistir las llamadas radicales del gobierno queriendo legislar igualdad.  Republicanos y demócratas con su lúgubre creencia que, con amnistía, millones de ilegales pobres votarían por sus creencias de valores conservadores. El movimiento conservador republicano había confundido el populismo tradicional desestabilizador con el populismo restaurador de la antigüedad, o, tal vez, torpemente temen a ambos por igual.

 

A ninguno de los dos partidos le importó destruir las leyes migratorias, ni que las leyes federales que eran aplicables a los estadounidenses pudieran siempre ignorarse, o cómo los salarios de los ciudadanos habían sido deprimidos por la anárquica inmigración. Muy pocos conservadores se opusieron a la masiva entrada de ilegales pobremente educados y sin habilidades, y esos eran suficientes problemas para su rápida asimilación bajo la vieja cultura de la mezcla en la olla. Algo que Milton Friedman habia advertido.

 

El habia entendido que los acuerdos de libre comercio no portaban nada de comercio y menos de libertad. Eran herramientas de control político estructurados para facilitar el logro de los planes oligárquicos. Si el establishment realmente hubiera querido libre comercio, solo debería haber derogado los siniestros aranceles, cuotas de importación, leyes anti-“dumping” y otras restricciones al comercio. No se necesitaba ninguna política exterior ni maniobras extranjeras. Si alguna vez se vislumbra un auténtico libre comercio en el horizonte político, hay una forma segura de saberlo. El complejo gobierno grandes/empresas se opondrá a él con uñas y dientes.

 

Se habían perdido grandes plantas que eran las fuentes de trabajo, creyeron haber probado que era necesario para el evangelio globalista malabareando capital y trabajo a favor de los más eficientes—eficiencia juzgada por el bajo costo de producción, sin importar las grandes olas que sumergían a la gente, su cultura y su futuro. Lo perdido en salarios de la moribunda clase media, la quiebra de sus pequeños negocios, de su capacidad de compra. Trump se dio cuenta era superior al valor de productos importados más baratos y se dio al salvamento. 

 

Esos hombres olvidados son los que lo han elegido de nuevo.

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