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La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses ha sido un auténtico terremoto para los mercados. Su reelección como presidente ha devuelto al mercado el 'Trump trade', es decir, un enfoque inversor que apuesta por los potenciales ganadores de su mandato y reduce la exposición a los posibles perdedores. El republicano ha prometido una ruptura con el legado demócrata y ha comprometido aranceles o rebajas fiscales. Las distintas clases de activos no han tardado en reaccionar porque Trump no deja indiferente a nadie. Ahora, la gran duda está en el largo plazo. Aunque el 'Trump trade' se ha convertido en las últimas semanas en el motor de los mercados, también hay elementos al margen de la influencia de la administración estadounidense que pueden ser el catalizador de los movimientos de los inversores en los próximos meses.
Lo que es indiscutible es la capacidad del presidente electo para mover los mercados a corto plazo. Tras conocerse su victoria, las bolsas europeas cotizaron con verdadero temor, el Ibex 35 cerró su peor sesión en año y medio, el euro registró su mayor caída desde 2020 y Wall Street, el dólar o el bitcoin se embarcaron en un espectacular rally.
El 'Trump trade' comienza con la banca
Sus políticas tocan de lleno a una amplia gama de implicados. La banca es uno de los sectores concretos que están en el foco y su futuro dependerá de la regulación. "Los republicanos restablecerán las políticas desregulatorias de Trump", expone el programa del partido. En su anterior legislatura, el Congreso estadounidense revocó partes de la Ley Dodd-Frank, lo que implicó que los bancos más pequeños o regionales quedaron exentos de la regulación más estricta de la Reserva Federal (Fed). Esta medida se cuestionó en marzo del año pasado cuando surgieron las tensiones financieras en la banca regional y colapsó Silicon Valley Bank (SVB).
Pese a ello, un menor control en este ámbito sería beneficioso para la banca, ya que implica que el sector puede hacer más negocio y asumir más riesgo. Se esperan dos grandes impulsos para la banca, tanto desde el punto de vista de los intereses como de los ingresos no vinculados a los tipos. Por un lado, se espera que la próxima etapa gubernamental dé lugar a más inflación, lo que conduciría a tipos de interés más altos y a menos flexibilización por parte de la Reserva Federal (Fed). Además, la desregulación podría animar al ámbito financiero con más operaciones e inversión.
"Las entidades financieras y, especialmente los bancos, deberían beneficiarse de una revisión [al alza] de las perspectivas de tipos y de un impulso desregulatorio que debería dar lugar a una mayor actividad en el mercado primario", resume Mathieu Racheter, responsable de investigación de renta variable de Julius Baer.
Un ETF de iShares que replica la cotización de los bancos regionales estadounidenses subió un 11% en la antesala de las elecciones, en solo una jornada, y, tras la cita, se revaloriza un 2% más.
La rebaja de impuestos y el impacto en las pequeñas cotizadas
En su conjunto, la bolsa estadounidense también está siendo una de las grandes ganadoras. Desde el día de los comicios, el 5 de noviembre, han entrado 1,8 billones de dólares en la renta variable americana, según datos de Bank of America (BofA). Que este río de dinero siga creciendo dependerá, en parte, de las rebajas de impuestos. Trump ha prometido que va a reducir los gravámenes y conceder créditos fiscales, ya que esta carga "ha espoleado" el crecimiento económico, apunta el programa.
"La barrida de Trump en las elecciones apoyará el crecimiento económico a través de una política fiscal expansiva, con el visto bueno del Congreso para que le prolonguen las reducciones de impuestos temporales. Hemos revisado al alza nuestras perspectivas para el Producto Interior Bruto (PIB) y para la inflación", apunta David A. Meier, economista de Julius Baer. El partido republicano ha prometido que las rebajas que en la anterior etapa fueron temporales, serán ahora permanentes.
Si estas medidas se llevan a cabo, las empresas podrán beneficiarse de menores costes fiscales. Además de que Wall Street renovó máximos históricos en varias sesiones tras la votación (aunque esta semana corrija), el Russell 2000, el índice de las menos capitalizadas, tocó máximos de tres años.
Los aranceles: alimento para las subidas del dólar
Cómo Trump está siendo un revulsivo para los mercados es algo que se refleja en el dólar, que está en máximos de 55 años, teniendo en cuenta el tipo de cambio real, según datos de BofA. "El dólar es nuestra divisa y vuestro problema", ironiza la entidad sobre el fortalecimiento de la moneda, perjudicial para el resto del mundo fuera de Estados Unidos.
Una de las bazas de la estrategia republicana son los aranceles, algo que beneficia al dólar. "Trump necesita los ingresos de unos aranceles más altos dado que América ya está en una posición fiscal muy precaria", explica el responsable global de macroeconomía de ING, Carsten Brzeski. El experto matiza que esta medida no se materializará hasta el verano, ya que cree que el presidente abordará primero la guerra comercial con China. Los republicanos quieren imponer aranceles para compensar el déficit comercial en bienes de un billón de dólares.
La contrapartida está claramente en Europa y China. El Viejo Continente compra gas natural licuado o equipamiento militar a Estados Unidos y seguir con esas compras puede salir muy caro -y más con un euro debilitado y una economía estancada-. En cuanto al país asiático, todo dependerá, de nuevo, de cuándo Trump materialice los aranceles. Lo que está claro es que las empresas chinas con negocio en el país sufrirán. En general, ese proteccionismo y voluntad de priorizar América va lastrar a los clientes y vendedores de la mayor potencia del mundo. El impacto de esta tasa al comercio dependerá de si estas economías son capaces de buscarse a otros socios comerciales y sustituir vínculos.
Las criptomonedas celebran el apoyo de Trump
Por último, las criptomonedas están entre las claras ganadoras de los comicios. Especialmente, el bitcoin. El pasado y futuro presidente no ha escatimado en juramentos: creará una reserva nacional estratégica de bitcoin y convertirá a Estados Unidos en la capital mundial del bitcoin. En este caso, hay que ver con detalle cuáles de esas promesas acaban materializándose. En el programa solo se incluyen tres focos: garantizar el derecho de los estadounidenses a minar criptomonedas, a operar con carteras descentralizadas y promover las criptomonedas; este último punto es genérico.
En todo caso, que el líder de la mayor potencia del mundo abrace las criptomonedas con tal contundencia es un auténtico argumento alcista. De momento, los expertos esperan que haya una regulación más laxa hacia los activos digitales, pero quizás esa especie de adopción gubernamental que algunos esperan con Trump sea algo todavía muy prematuro. La principal 'cripto' se ha revalorizado casi un 33% desde la victoria republicana y ha renovado máximos históricos en sucesivas ocasiones, con un pico sobre los 92.000 dólares.
¿Qué queda fuera del 'Trump Trade'? La IA es clave
En un momento en el que las valoraciones de la renta variable están relativamente altas, la bolsa necesita el apoyo de algún elemento externo que justifique los precios que se están pagando ahora por las compañías cotizadas. Hay sectores, como el bancario, que confían en un descenso de la regulación por parte de la administración Trump que pueda terminar aumentando sus beneficios por encima de las expectativas, y en general, la bolsa espera que las rebajas de impuestos de sociedades den combustible para que continúe el rally alcista. Sin embargo, hay otro elemento, tanto o más importante que las promesas electorales de Trump, que puede ser el catalizador de las subidas en bolsa en los próximos meses: el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Como explican desde Morgan Stanley, "los inversores van a tener que enfrentarse a valoraciones altas en la renta variable", reconocen. "Incluso con la Fed bajando los tipos, las rentabilidades de los bonos han aumentado en las últimas semanas, a medida que los inversores valoran el riesgo de inflación y de alta deuda en EEUU", señalan. Para Morgan Stanley, "un tipo de interés real de la economía del 2% se asocia con múltiplos de valoración de 17 veces en la bolsa estadounidense. Ahora, esta ratio está en 23 veces, lo cual hace que las cotizadas sean vulnerables", destacan.
En estos múltiplos, la bolsa necesita el impulso de la reforma fiscal de Trump, o bien, de un elemento externo como puede ser la inteligencia artificial. Para muchos analistas, este será el principal catalizador de los beneficios empresariales en los próximos años, y parece que los inversores están depositando su confianza en la IA para justificar las altas valoraciones que se están pagando en la bolsa estadounidense. De hecho, el consenso de analistas que recoge Bloomberg espera subidas de casi el 10% para el año que viene en el S&P 500, ya que creen que el índice alcanzará los 6.450 puntos en 2025.
Los estímulos de China
En la última encuesta a gestores de fondos que lanza todos los meses Bank of America, hay un elemento que ha destacado sobre los demás, como el factor que podría ayudar más a los mercados el año que viene y, sorprendentemente, no se trata de las bajadas de impuestos que ha prometido Trump. Para la mayor parte de los gestores encuestados, la recuperación de China es el elemento más importante para que los mercados suban en 2025, por encima de los recortes de tipos, del desarrollo de la IA, las bajadas de impuestos, o que los conflictos geopolíticos se arreglen. Y China depende ahora en gran medida de los estímulos que tome el gobierno, en una economía con un alto grado de intervención.
Para que se justifique un nuevo arreón alcista de las bolsas, incluso las estadounidenses están atadas en parte al desempeño de China, que continúa lidiando con una crisis que ya se alarga durante varios años. Es otro de los factores que podrán mover al mercado, al margen del 'Trump Trade'.
La política monetaria de la Reserva Federal
Fuera de la órbita de competencias de Trump, hay un elemento clave para el desempeño de los mercados: la política monetaria de la Reserva Federal. En cierto sentido, las decisiones de la Fed sobre las bajadas o subidas de tipos están relacionadas con las políticas del gobierno, y más en este caso, en el que se espera que Trump genere un nuevo impulso inflacionista con algunas de sus medidas (aranceles y política migratoria), aunque este aumento de los precios no vaya a alcanzar los niveles máximos que se han visto en los últimos años.
La Fed crea con sus medidas un contexto económico que puede ser propicio, o negativo, para los mercados de valores. Si los tipos bajan, esto suele apoyar a las bolsas, ya que las condiciones de financiación se ablandan y las empresas tienen más margen de maniobra. Sin embargo, si los tipos no bajan tanto como se espera, esto puede suponer un freno a las subidas de los grandes índices, o incluso generar un desplome si se asume que las compañías sufrirán.
Este mismo jueves, cuando Jerome Powell dejó entrever que la Fed va a tomarse con calma el proceso de bajadas de tipos, el mercado lo sufrió en sus carnes, y las bolsas han terminado la semana con caídas, en parte, contagiadas por unas expectativas de recortes de tipos menos agresivos en los próximos meses. La Fed es independiente, y aunque en el pasado han surgido intentos de interferir por parte de Trump, es de suponer que Powell querrá mantener el rumbo que considere más adecuado, y esto afectará a los movimientos del S&P 500 en los próximos meses.
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