Ricardo Valenzuela
No hay duda de que la elección de Trump ha sido un evento de gran importancia y nos ha proporcionado nuevos elementos para analizar posibilidades futuras. La que para mí emerge como una gran novedad, me la proporciona Jaime Bayly con un video que me enviarían anoche. En el video Bayly utiliza una nueva forma de agresión con más elementos de los que él acostumbra. Sin poder ocultar su odio y frustración por su triunfo de Trump, en lugar de los clásicos ataques de sus bien identificados odiadores que explotan su frustración con insultos para él y sus votantes, inauguraba un nuevo estilo.
Bayly acude a una debutante forma creativa de ataque. Con cara compungida inicia confesando haberse equivocado tantas veces al afirmar que Trump no tenía alguna posibilidad de ganar. Pasa luego a enumerar las ocasiones señaladas en las que habia escapado de la justicia cuando, en cada demanda, de acuerdo con su versión, saliera airoso sin pagar consecuencias demandadas. Pero, la gran diferencia es que, según este maquiavélico personaje, en todas esas ocasiones, mañosamente da por hecho que Trump era culpable. Pero, tratando de ocultar su odio, como los francotiradores camuflajeados, disfraza una cínica y burlona admiración por haber salido ileso.
Una forma burda de este personaje que, de forma subliminal, usa su oscura verborrea con su ambiguo esquema tan difícil de interpretar como su confusa sexualidad, como un especie de disfraz declarando la culpa de Trump en todos los ataques que ha sufrido durante ocho años de parte de los piratas globales, incluyendo dos intentos para desaforarlo. Porque es imposible que un ser humano, que como este indefinido afirma, pudiera haber transitado ese largo y sinuoso camino, haber enfrentado tantos letales ataques, repelerlos y lograr de nuevo ser presidente. Aun ante la pudrición de un pais de la ya perdida libertad y su estado de derecho.
Lo que en realidad Bayly está tratando, es aliviar sus sentimientos de odio y frustración cuando, según él, siendo libertario, sus remolinos no son provocados por Trump sino por su perfil del hombre rudo, de una masculinidad ya en vías de extensión, ese hombre que antes fuera tan admirado y que fuera representado por figuras como el Gral George Patton, o el vaquero que tanto representara John Wayne en esas cintas, quizá lo que representara Teddy Roosevelt toda su vida, el vaquero beligerante que representaba Clint Eastwood. Un hombre que no solo fuera ficción, sino aquella realidad que distinguía al hombre valiente rudo y honrado.
Pero, ese hombre era más completo pues, además de su rudeza, representaba los valores tradicionales que, en su momento, tanto se llegaran a admirar. El hombre valiente, honesto, libre, independiente, responsable, individualista, moral. Un hombre cuya palabra era más valiosa que cualquier documento oficial, dispuesto a trabajar sufriendo las recias condiciones de los secos desiertos y las salvajes llanuras para construir el futuro de su familia. Un hombre que jamás permitiera depender de los gobiernos. Ese hombre que fuera el eterno vigilante de su familia y su libertad.
Aquel hombre que jamás considerara a la mujer como un ser inferior ni su posesión, tampoco alguien que debía confinarse a lo que él decidiera. Sino la madre de sus hijos, su socia y compañera en el difícil camino de la vida. La constructora de la paz, tranquilidad y el orden del hogar, la educadora de sus hijos. El gran cimiento que sostuviera al hombre para enfrentar graves situaciones que parecieran insalvables, esa mujer que le daría la fortaleza especial para sus batallas. Que cuando la batalla fuera violenta, a su regreso ella siempre curaría sus heridas. Y, sobre todo, jamás le cortara las alas para volar hacia sus sueños, ella volaría con él.
Ese hombre que desde hace ya mucho tiempo han tratado de destruir. Porque ese hombre es ese gran peligro latente para todos los aspirantes a las tiranías. Ese hombre que nunca se rinde y jamás negocia sus valores por más intentos que hagan. Un hombre que en ninguna parte enfrenta confusiones, para el solo había lo bueno o lo malo y nunca algo fuera relativo, pues, habiendo nacido en la libertad de los llanos, sus valores se basaban en la ley natural para vivir en sus propios términos, no los de alguien mas y ni de los gobiernos.
Bayly expresa el sentir de la tiranía global con esa realidad que han soñado. Lo que temen es que se detenga su dictado social para la sobrevivencia de ese hombre que tanto temen. Ese hombre que ha reconocido el verdadero valor de la mujer lo que, las revolucionarias del nuevo feminismo finalmente han destruido. Así, ese hombre y esa mujer están formando las nuevas familias sobre potentes cimientos, y esas familias estarán ya estructurando la nueva sociedad libre, sólida, moral. Esas que los oligarcas seleccionados y, a través del socialismo, han estado domesticando para explotarlas como lo hacen ya en Venezuela.
Lo que Bayly estaba haciendo, consciente o inconscientemente, era un desaforado grito de alarma por el arribo a la presidencia de EU de un hombre definido, no con la confusión que él tiene de la que tibiamente grita y exige, no solo la apertura de ese laberinto anárquico de su sexualidad, sino que sea aceptada, legislada, subsidiada y hasta admirada. Porque esa metamorfosis emanada de la confusión es ideal para ser aplicada en todos los aspectos de la vida. Y, así, como se ha forzado el matrimonio homosexual, ha sido un firme paso hacia ese nuevo universo de la indefinición en donde todo es relativo, y todo lo que ellos quieren no solo sea posible, sino necesario y urgente.
El hombre que representa las clases trabajadoras en el interior, lo contrario de los que viven en Silicon Valley. Los que describen en los programas de TV en bares de pequeños poblados, con sus botas y sombreros de vaquero gritando con acentos rurales, toscos, bruscos. La mayoría corajudos siempre listos para maldecir y pelear. A su alrededor mucha maquinaria que ya no funciona, sus chozas y su tráiler, completan ese panorama. A esos bien definidos es a quien teme Bayly y los otros miembros indefinidos, porque fueron quienes llevaran a Trump de nuevo a la presidencia.
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