Ricardo Valenzuela
Desde aquella ocasión en el verano del 2015, cuando, con gran sorpresa pude ver a Donald Trump en la escalera de su edificio en Manhattan anunciando su intención de llegar a la presidencia, de nuevo se me despertó un interés especial para realmente entender la política, que decepcionado la había abandonado. Pero también tratar de entender por qué un hombre como él podría dejar la dirección de un verdadero imperio global, para incursionar en ese campo tan diferente en donde, otros con perfiles similares, habían fracasado sin poder llegar siquiera a la nominación, ya no digamos la presidencia.
Fue cuando mi especial interés de estudiar solamente las economías de los paises que forman la economía global, de nuevo se complementara para hacer lo mismo en esta actividad tan desconocida para los mortales como es la política. Mi personalidad compulsiva me llevaría a descubrir lo que jamás imaginara e ignoraba, porque esos son tesoros ocultos y los más protegidos a los que nadie tiene acceso. El haber conocido a Trump hace más de 30 años, fue un ingrediente importante que alimentara ese interés y, sobre todo, cuando supe que Art Laffer, a quien también conozco también de años, colaboraría con el nuevo presidente, facilitaría el proceso que yo iniciaba.
Y, después de 8 años de aquel anuncio de Trump para lograr la presidencia, puedo afirmar ha sido una aventura extraordinaria y pude descubrir un mundo del cual, a pesar de tantos años de profunda observación, no tenía la menor idea que existiera bajo el control de una fuerza desconocida. Y, sobre todo, del infinito poder de esa fuerza que ha sido construida durante los últimos cien años. Fue cuando recordé las palabras de un buen amigo hace muchos años: “Cuando te encuentres algo que, por cualquier razón te parezca increíble, sumérgete a lo más profundo porque ese es el sello clásico de esos poderes. Lo que al hombre normal le parezca falso, es el mejor indicio de que avanzas.”
Durante los 4 años de la presidencia de Trump aprendí mucho, especialmente cuando me di cuenta de algo difícil de entender. Esas agresiones permanentes contra Trump que se iniciaban desde el día que lo declararan ganador de la elección, y nunca cesarían durante esos cuatro años; No entendía que los agresores fueran las instituciones del gobierno que él encabezaba. Y no lo entendía porque mi gesta todavía no llegaba a los infiernos especiales donde moran las pasiones más enfermas, los objetivos más inmorales y, sobre todo, los peores seres humanos ejecutando las acciones más deplorables. Los sótanos de una diabólica energía que mueve solo a los hombres de corazón corrupto y sin escrúpulos.
Durante esos años fui testiguo de dos juicios—sin fundamentos legales—para deshabilitarlo como presidente. Vi como la media, incluyendo redes sociales, durante 24 horas lo atacaban en un furioso esfuerzo que los coordinaba, porque su función era crearle una imagen que hasta el anticristo se pudiera horrorizar. Lo vigilaban, lo espiaban junto con su familia y sus negocios. Fue cuando me di cuenta de algo muy importante, Trump estaba rodeado de traidores desde su vicepresidente, su procurador de justicia y, lo más increíble, toda esa manada de quienes fingían ser republicanos pues se los ordenan.
Así me daría cuenta de que la organización de dos partidos políticos era una farsa, que muchos republicanos también eran sus enemigos y, tal vez, más efectivos y peligrosos. Inclusive, muchos de ellos habían formado el grupo “Never Trump”, para detener su ruta colaborando con los mercenarios de los demócratas y sus grupos oscuros. Pero, una de las impresiones más preocupantes fue al darme cuenta de que la CIA, FBI y todas las oficinas de inteligencia y de justicia trataban, no solo de sabotear su presidencia, querían destruirlo a como diera lugar. Se podía sentir el odio y preocupación.
Los presidentes son escogidos por esa banda de criminales porque ellos pagan sus campañas, provocan los elijan, y así garantizan que siempre seguirán sus órdenes. El sistema judicial está totalmente controlado por ellos ante lo cual, sus gentes son inmunes, pero ellos lo utilizan para atacar a sus opositores. Entre los Clinton, Obama, Biden violaron la constitución de una forma insultante nunca atestiguada. Hunter Biden ha recorrido el mundo haciendo negocios que, con toda claridad, son acciones que califican de traición a la patria. Pero, su laptop todavía está en posesión del FBI y no han querido dar a conocer su contenido que apunta a fraudes billonarios.
Sin embargo, el evento que me llevaría a curar la ceguera que todavía me afectaba, fue el robo descarado de la elección del 2020 y entonces me preguntaba ¿Cómo podría haber ganado el peor candidato que hubieran seleccionado los demócratas? Trump habia logrado una verdadera hazaña ganándole la elección a esa poderosa maquinaria sin reglas ni escrúpulos de los Clinton, cuando mostraba resultados de la economía increíbles, no era posible su derrota. Pero luego me di cuenta cómo habia operado la CIA, FBI, el Departamento de Estado con sus embajadas, para ejecutar el fraude utilizando un satélite militar de Italia coordinado desde la embajada en Roma.
Ahora tenía ante mí una realidad que me resistía creer. Por primera vez me di cuenta de que todo era una pantomima, que Trump habia ganado la primera elección porque, como afirmara un agente del FBI, “hay una posibilidad de un millón que gane Trump”, habiéndose descuidado y sin tener el plan B para el robo, tuvieron que ceder. Me di cuenta de que, como afirmaba Hitler, las elecciones cuestan mucho dinero, se pierde tiempo y se corre peligro dejando la decisión en manos de ignorantes. Que durante mucho tiempo el único votante ha sido el dinero de la oligarquia. Que hay infinidad de organizaciones para cuidar que los resultados sean los ordenados. Y la falla con Trump el 2016, jamás se repita.
Y esa fuerza reside en la infinita capacidad de unos cuantos para decidir. Esos que, desde la independencia de EU, siguiendo las ideas y utilizando el dinero de aquel hombre, Cecil Rhodes, con sabiduria y sus candados se han trasmitido a todas las generaciones que les siguieron con el objetivo del controlar el mundo entero y han estado avanzando sin quien los detenga. Con el asesinato de Kennedy y Johnson en la Casa Blanca, el establecimiento de lo que algunos llaman el Cuarto Reich, seguiría adelante sin otra molestia y es lo que persiste hasta la fecha.
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