Ricardo Valenzuela
Estamos ya
al final de un año que nos ha surtido una serie de eventos por demás importantes.
Tenemos la rebelión de las masas en Venezuela en contra de su dictadura asesina
ya a punto de caer. Tenemos la histórica elección de Milei en Argentina, el
primer presidente libertario en America Latina y, sobre todo, los increíbles resultados
que ha logrado en su primer año, la reelección de Bukele en El Salvador
señalando la gente entiende cuando alguien hace bien las cosas lejos de los
estilos destructores clásicos en America Latina.
Pero, sin lugar a duda, el más grande de todos estos eventos ha sido la reelección de Trump en EU que tiene un significado histórico. Primero porque señala claramente que la elección del 2020, como yo lo gritara infinidad de veces, con gran descaro fue robada. Veamos, en la elección del 2016 Trump había barrido con la maquinaria política más poderosa y perversa de la historia, la de los Clinton apoyada por Obama que ocupaba la presidencia.
Acaba de vencer a otra maquinaria especialmente poderosa que en esta elección invirtiera $1,500 millones de dolares, también teniendo control de toda la maquinaria del gobierno. Y, de forma especial, el de las infernales agencias de inteligencia, el Departamento de Justicia, y los millones de ilegales importados para que votaran. Pero, no solo les ganaba la elección, se las ganaba de forma abrumadora e, inclusive, en estados donde siempre habían reinado los demócratas y, además, con un récord de votos hispanos y afroamericanos. Y, la cereza en el pastel fue el haber ganado el voto popular por 5 millones de sufragios.
Sin embargo, en el 2020, después de haber provocado el boom económico, enviar la baja del desempleo a niveles no vistos en 50 años, un récord de casi 200 millones de gente trabajando, haber logrado la autosuficiencia energética por primera vez, niveles récord en los ingresos personales de todas las categorías, tres años de sólido crecimiento económico que solo lo podrían detener con la pandemia, sin haber iniciado guerras.
Se enfrentaba a Biden quien, durante sus 8 años como vicepresidente, se habia distinguido por sus negocios ilegales ejecutados por su hijo en paises como China, Rusia, Irak, Costa Rica y, sobre todo, en Ucrania, en donde su hijo forjara una sociedad con el jefe de la mafia ucraniana, donde su retoño formara parte del consejo de la empresa que ya monopolizaba grandes reservas de petróleo y gas, y recibía un honorario de $80,000 dolares mensuales. Además, era el recipiente de $2 billones del Banco de China para invertirlos.
Así, durante al año previo a la elección, mientras Trump llevaba a cabo una intensa campaña, Biden permanecía encerrado en el sótano de su casa so pretexto de la pandemia sin hacer campaña. Pero, ante gente que le afirmaba estar cometiendo suicidio político, Biden con tranquilidad sonreía ¿Por qué? Porque él ya conocía el resultado ganador aun ante un Trump que lucía invencible. Sin embargo, emergía una nueva magia política y ese hombre corrupto ya con claros inicios de demencia senil ganaba la elección. De inmediato emergian evidencias tajantes del robo, pero, misteriosamente desaparecían.
Mis cuatro nietos que, antes de la elección del 2016, habían preparado una matriz que señalaba claramente el triunfador sería Trump, esta segunda vez estaban furiosos pues la misma matriz habia señalado de nuevo que Trump sería el ganador. En la que se acaba de llevar a cabo, casi a fuerzas, aceptaban de nuevo correr la matriz y lo que anunciaba, como la primera, ese fue el resultado. Pero, con todo lo sucedido desde el 2016 y el resultado del 2020, cuando un buen amigo me preguntara ¿Quién va a ganar? Con la experiencia de todo lo que esa fuerza oscura habia hecho para evitar un regreso de Trump, seguro que de nuevo la iban a robar, mordiéndome la lengua le respondía, Kamala.
La noche de la elección, acompañado de mis nietos ya ingenieros de sistemas, en medio de un siniestro ambiente, nos disponíamos para aceptar los resultados de un nuevo robo. Empezamos a notar caras de preocupación de los esbirros en las televisoras controladas por los enemigos del mundo. Pero, cuando el canal de Newsmax, el único decente, anunciara; “podemos proyectar que el ganador de la elección y próximo presidente es Donald Trump.” Creo que pude sentir lo mismo que Hayek cuando, en su cabaña de Austria, al presenciar el derrumbe del muro de Berlin y brotando lágrimas de sus ojos afirmaba, “se los dije.”
Pero, de inmediato yo me preguntaba ¿Qué les habrá fallado? Aunque la matriz habia anunciado ese resultado, yo seguía pensando algo no me checa. Sí habían tratado de enviarlo a prisión, habían tratado de asesinarlo dos veces, y con un Biden incapacitado se atrevían a sentarlo para acudir a una candidata tan defectuosa que, en situación normal fuera derrota segura, estaba seguro también ésta la robarían. El gran problema se les había presentado cuando fallaran su intento de asesinarlo lo que, con nítida claridad, mostraba la participación de todos los culposos; FBI, Servicio Secreto, la CIA, Departamento de Justicia y los “beneficiarios del asesinato.”
Ante evidencias de la complicidad del Servicio Secreto y el FBI mostrando una situación similar cuando los padres sorprenden a uno de sus hijos tratando de llevarse el carro sin permiso. Y, sobre todo, con el cinismo y descaro que operan, más crecía mi seguridad del robo ante la histeria desbocada de “alguien.” Y habiendo fracasado al asesinar a un candidato, ese “alguien” ya pasó de la histeria a la locura de los desesperados dispuesto a lo que sea al verse perdido.
Ahora se me aclara el horizonte. Ante un Trump tan agraviado durante 10 años, este “alguien” le habría dado la oportunidad de ver donde reside esa maldad. Ahora la actitud de Trump ya no es solo de esquivar sus traicioneros ataques, él ya viste los arreos de un justiciero muy decidido y, sobre todo, con la voz completa que antes no la tuvo y, muy pronto, con todas las armas ya en su poder. Trump ya pudo penetrar los subterráneos de sus horrorosos pecados, y los enfrentará para que paguen por sus traiciones.
Por todo esto, hay que esperar acciones de un disparatado peligro emanando de mentes irracionales de tantos desesperados al sentirse acorralados. Por eso tantos perdones ejecutados y tantas solicitudes. Dios proteja de forma muy especial a Trump estos dias antes del 20 de Febrero.
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