Ricardo Valenzuela
MI NUEVO LIBRO
EL INICIO
En 1492 Cristóbal Colon descubria el nuevo continente y se iniciaba una historia tan espectacular como dramática, donde las naciones de Europa se darían a su conquista y a su desarrollo básicamente con dos estilos totalmente diferentes que moldearian ese nuevo mundo. El norte de estas nuevas tierras, a su inicio sería invadido por la Gran Bretaña y en menor escala Francia y Holanda. El sur sería la potestad de las monarquías latinas como España y Portugal, que le dieran vida a los países que ahora configuran el nuevo continente americano y que han tomado rumbos muy diferentes que muy pocas gentes han llegado a entender, y es natural, el panorama ha sido confuso.
Cuando los europeos se establecían en sus nuevas posesiones dos grandes fuerzas se expandían ya por el mundo, dos fuerzas que durante los siguientes cinco siglos tendrían enfrentamientos que todavía se están llevando a cabo. Desde que Cristo fue llevado a la cruz, el mundo quedaba dividido en dos campos fundamentales: el cristiano y el anticristiano. Al condenar a Cristo los judíos se habían impuesto en esta primer batalla y poco después formalizaban su propósito para derrotar a los romanos. Algunos de ellos eran partidarios de la lucha abierta, en tanto que otros (sicarios) actuaban encubiertos y llevaban a cabo actos de terror contra el régimen y contra sus propios hermanos que no avalaban esa violencia.
En España los judíos habían llegado desde el año 850 antes de Cristo y disfrutaban de una cordial bienvenida para prosperar y libremente practicar su religión. Sin embargo, guardaban su prohibición de no casarse con no judíos evitando la mezcla con la población española, algo que anunciaba ya problemas. Fieles a sus sueños de hegemonía mundial no se sentían agradecidos sino víctimas de lo que consideraban una injusta situación porque no eran los soberanos del pais. Con la ayuda de los judíos españoles los árabes invadían Iberia y se iniciaba su estancia que duraría 700 años y, asociados, judíos y moros, dominaron gran parte de España y se volcaban entonces contra la iglesia católica en toda Europa.
Finalmente, España expulsaba a los árabes a finales del siglo 15 después de largos años de lucha contra ambos, árabes y judíos. Los judíos que permanecieron en España formaron el gran Trust de las especias que abiertamente era una organización comercial y bancaria de primer orden, y secretamente un conjunto de usureros y espías internacionales manejado por Diego Mendez un falso converso español. De inmediato establecía en Lisboa una Casa de Comercio y Banca y sus parientes la establecían como sucursales en Amberes y en Inglaterra. El Trust crecía de forma agresiva identificándose como uno de los grandes jugadores en las finanzas y el comercio de Europa. Mientras que también actuaban como espías para Inglaterra con el objetivo de erradicar el catolicismo de todo el viejo continente.
El siglo 16 sería ya del enfrentamiento claro entre España e Inglaterra con grupos de judíos ya instalados por toda Europa haciendo causa con Britania. En 1628, Oliver Cromwell inició un proceso con el que acapararía un gran poder en el mundo político de la Gran Bretaña y, años después, se convertiría en amo absoluto de la isla, destruía el Parlamento y haría decapitar al Rey Carlos I, pasaba a suprimir el catolicismo y el episcopalismo, y luego llevar a cabo matanzas, abrió las puertas a la inmigración judía y se rodeaba de rabinos como sus consejeros más confiables. Era la primera revolucion de corte anticristiano y judío masónico que sería el antecedente y gran ejemplo de la revoluciones francesa y la rusas. El judío Jurgen Kuczynski describe este movimiento como un gran evento en la historia de la humanidad y la primera revolucion victoriosa de la era moderna.
La revolucion de Cromwell casi eliminó el catolicismo de Inglaterra y también se dio a derribar los diques morales para establecer lo que se llegaría a conocer como el supercapitalismo, es decir, la utilización del gobierno para controlar la economía como instrumento de explotación humana y dominación política, que sería la bandera de la Gran Bretaña por todo el mundo. El supercapitalismo o el capitalismo salvaje, nació como el gran enemigo del capitalismo honrado y moral (liberalismo original de Adam Smith y John Locke) que son los mercados libres provocando crecimiento, desarrollo, prosperidad en libertad. Este supercapitalismo seria el antecedente de esa diabólica sociedad monarquías—elites para explotar y oprimir por todo el mundo y el mejor ejemplo serían sus colonias saqueadoras. Especialmente la de la India con su famosa estructura de la West India Corporation.
Sin embargo, en las colonias inglesas se daba un fenómeno muy espacial. Al darse cuenta de que sus colonias no tenían los recursos que los españoles descubrían en las suyas (oro, plata, clima, tierras fértiles), decidían dejar esas trece colonias inospitas libres a su suerte para que solas se organizaran para sobrevivir siempre y cuando pagaran sus impuestos. Pero, años después, esas fuerzas oscuras arribaban a Nueva York en 1654 al mando del judío Asser Levy. Otro grupo de 15 familias judías, procedente de Holanda, arribaban cuatro años después a Rhode Island llevando los primeros grados de la masonería y, en cierto momento, se convertían en mayorías en Filadelfia y se iniciaba su importante presencia cuando los tres primeros presidentes de Harvard fueran notables judíos sabios.
Pero, la población de las nuevas colonias gracias a sus lideres, convertían sus diferentes regiones unidas en una gran zona libre de comercio y, sin saber lo que era, hacían lo que ellos sabían hacer. Trabajar, producir, intercambiar, crear valor, y descubrían la creación de capital, todo en libertad acompañado de un nuevo elemento para ellos, por primera vez en su vida eran propietarios de su tierra y mantenían la mayor parte del valor que producían. Eso era el capitalismo en su forma más pura sin que ellos le dieran algún nombre. El nombre se lo daría Marx años después. El resultado sería una prosperidad tal que, cuando Inglaterra enfrentaba crisis económicas, las colonias permanecían inmunes y continuaban prosperando. En una de las visitas a Inglaterra de Benjamin Franklin le preguntaban ¿Por qué ustedes progresan cuando nosotros vivimos crisis tras crisis? El respondía, tenemos dos cosas fundamentales, libertad en nuestros asuntos económicos y nuestra propia moneda.
Las colonias inglesas habían sido establecidas de forma muy diferente a las de España. Habían sido concesionadas a corporaciones privadas que algunas se cotizaban en la Bolsa de Londres. Sin embargo, la monarquía inglesa se empezaba a preocupar por su gran éxito y, sobre todo, la gran autonomía de sus colonias que sentían lentamente se resbalaban fuera de su control. Algunas de ellas habían adquirido el poder de establecer sus propias leyes. Ellos habían llegado en busca de libertad lejos del poder absoluto de las monarquías, de la aristocracia, de iglesias monopólicas, y en 1649 en Maryland habían legislado el Acto de Tolerancia, que básicamente establecía que ningún ser humano que profesara su creencia en Jesucristo podía ser molestado, discriminado, rechazado por motivo de su religión. Un primer gran paso.
También, básicamente debido a sus emergentes lideres se popularizaba la lectura de las grandes obras de gigantes de la libertad como Adam Smith, John Locke, Erasmo, Sócrates y surgían figuras como Thomas Payne con la publicación de su famoso “Sentido Común” que, junto con los “Tratados de Gobierno Civil” de John Locke eran devorados por la mayoría de los colonos. Especialmente la obra de Locke por sus experiencias del caos sociopolítico que plagaba a Inglaterra y, sobre todo, por su sociedad con el Earl de Shaftesbury un adalid de la libertad. Las ideas de libertad individual, gobierno consensado, el derecho a rebelión contra gobiernos que no respetaran los derechos individuales de los ciudadanos, lo habían convertido en uno de los más importantes pensadores políticos de los últimos cuatro siglos. Su legado inspiraría a los colonos para moldear su estilo de vida, sus valores políticos, y en su lucha por la libertad.
En América Latina, por otro lado, España había trasplantado su sistema político autocrático a través de sus virreinatos, con el monopolio de la iglesia católica, su aristocracia portando sus títulos nobiliarios. Todo conjugado y supervisado por la infame Sagrada Inquisición. Y, por otro lado, la iglesia también mantenía el monopolio de la educación siendo muy conocida su feroz oposición al liberalismo original. España también establecía su mercantilismo como un sistema de control político sobre sus colonias, una práctica que usaba el poder del gobierno para controlar la economía con la expectativa de incrementar la riqueza de las naciones, pero, en realidad era para el incremento de una sola, la de España. Y, el método clásico de ese mercantilismo siempre ha sido el monopolio. Es decir, el gobierno estableciendo y autorizando monopolios a quienes controlan para incrementar sus riquezas, pero bajo su control.
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