SE INICIA LA CONTRAREVOLUCION DE EU

PENSAMIENTOS DE UN GRAN PROFESOR

 

De parte de ese hombre los expongo.

Estamos presenciando una contrarrevolución histórica tras la victoria de Trump, muy diferente de su primera elección en 2016. El futuro ortodoxo y supuestamente guionizado ahora son sospechosos. Y es probable que sean destronados, desde lo trivial hasta lo existencial. Los críticos afirman que Trump no tiene el mandato para organizar semejante contrarrevolución. Argumentan que no ganó con el porcentaje requerido para hacer lucir mal a su adversario ni logró una victoria aplastante como la de Reagan en el Colegio Electoral.

Sin embargo, todas las iniciativas que presentó y ganó se basaron en una aprobación pública aplastante en todas las encuestas.

 A pesar de haber sido el blanco de la guerra legal demócrata durante 8 años, un desafiante Trump prometió poner fin a la frontera abierta, la inmigración ilegal masiva, el aumento de la delincuencia y los precios por las nubes. Se comprometió a recortar el gobierno y su estado administrativo, terminar con la política de identidad racial y de género y restablecer la disuasión en el extranjero.

 La gente quería abrumadoramente esos mensajes, pero esperaba un mensajero no ortodoxo que realmente los entregara. El mensajero de Trump tranquilizó a los ciudadanos cansados ​​diciéndoles que no estaban locos. En cambio, tenían buenas razones para estar hartos de que una élite mediática, académica, burocrática y política que nunca se ganó ni mereció ese estatus autoproclamado los tratara con condescendencia.

 El FBI, la CIA y el Departamento de Justicia, no las multitudes masivas en los mítines eran los que estaban verdaderamente fuera de control operando sin riendas y agrediendo a ciudadanos. El presidente Joe Biden realmente sufría de demencia, no quienes decían que la padecía.

 Los criminales con armas son tan nocivos para la sociedad como los ciudadanos respetuosos de la ley privados de ellas. No es un delito de pensamiento creer que hay dos sexos, ni tres, ni cuatro, ni más. Nadie debería ser obligado a comprar un vehículo eléctrico, desconectar su estufa de gas natural o someterse a sesiones de adoctrinamiento racial o de género.

 Los estadounidenses deberían decir lo que piensan y escribir lo que quieran sin temor a ser censurados, incluidos en esas listas negras, multados o condenados al ostracismo, divulgados públicamente o prohibidos en la sombra, o encarcelados.

 Los campus no son oasis de tolerancia, de investigación desinteresada y de libre expresión. En cambio, se han convertido cada vez más en centros de adoctrinamiento sobrevaluados que destrozan la Constitución y gradúan a estudiantes endeudados que saben menos (pero son mucho más parciales) que cuando se inscribieron.

 Trump y sus designados de MAGA prometen recortar más de un trillón de dólares del presupuesto federal anual, desmantelando agencias enteras. ¿Se debe seguir aumentando la objeción de que un gobierno en constante expansión (con una deuda de 37 trillones de dólares y un déficit anual de casi 2 trillones de dólares)?

 Trump promete reformar el Pentágono, poniendo fin a los comisarios del Pentágono de DEI y a los generales corporativos de puertas giratorias. Promete responsabilizar a la clase de 4 estrellas por la catástrofe en Afganistán y volver a alistar a los soldados que fueron expulsados ​​debido a los mandatos draconianos de vacunación o a la intolerancia progresista. Trump prevé cambiar todo el sistema de adquisiciones militares.

 ¿Se opone el statu quo con el argumento de que nuestro liderazgo militar ha estado ganando nuestras guerras en el extranjero? ¿Está el Pentágono actualmente inundado de reclutas ansiosos? ¿Ha acumulado un enorme excedente de proyectiles, bombas y cohetes?

 Trump promete deportaciones históricas de los 12 millones de personas que destruyeron la frontera sur y llegaron en masa sin auditorías sanitarias ni penales. Trump promete rescatar los servicios sociales desbordados y detener los delitos cometidos por delincuentes inmigrantes ilegales.

 ¿Es eso realmente peor que la importación masiva original de millones de inmigrantes ilegales por parte de la administración Biden, potenciada por los cárteles de importación de drogas y tráfico sexual? ¿Quiénes son los culpables? ¿Aquellos que se burlan y violan flagrantemente la ley, o aquellos que prometen hacerla cumplir?

 Trump dice que disuadirá a los enemigos sin hundir a Estados Unidos en "guerras interminables", y eso es exactamente lo que hizo en sus primeros cuatro años como presidente. ¿Es la alternativa actual preferible a convencer a los enemigos de que hay pocas consecuencias para su agresión, a poner sacos de arena a aliados como Israel o a alimentar la guerra en Ucrania sin ningún plan para ganarla o ponerle fin?

La revolución de Trump también es cultural, filosófica y social. Los intereses de clase compartidos han reemplazado al chovinismo racial, étnico y de género. Los atletas de todas las razas ya no se arrodillan durante el himno nacional en protesta contra el supuesto racismo sistémico de Estados Unidos. A veces celebran sus puntos haciendo bailes honoríficos de la YMCA o del swing de golf de Trump en la televisión nacional.

 Los alistamientos para ayudar a crear la contrarrevolución de Trump no siempre se basan en títulos universitarios de pomposas instituciones, currículums convencionales o un largo historial de servicio en el gobierno. La raza y el género no determinan por sí solos las calificaciones. Tampoco la clase.

 El sentido común, una vida exitosa fuera del gobierno y el deseo de terminar con el sinsentido actual cuentan como mejores requisitos previos. Para Trump, la identificación partidaria, los títulos y el prestigio tradicional importan menos, ya que está rodeado de un grupo ideológicamente diverso que incluye a Elon Musk, Robert Kennedy, Jr., Dana White, Tulsi Gabbard y Joe Rogan.

 El país ya no debe disculparse incesantemente por su pasado o presente, sino que puede seguir adelante, satisfecho de que no necesita ser perfecto para ser mejor que todas las alternativas.

 La era de los pronombres ostentosos, los cambios de nombre de los monumentos emblemáticos y de las ciudades, el derribo de estatuas, la destrucción de muertos, el vandalismo impune de la biblioteca del campus o el esparcimiento de veneno antisemita ya está pasando y se ha de terminar.