Norbert Michel
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Desde las elecciones de noviembre, parecía que la nueva administración Trump adoptaría una postura decididamente favorable a las criptomonedas. La orden ejecutiva del presidente del 23 de enero sobre activos digitales parece confirmarlo.
El objetivo de la orden es "promover el liderazgo de Estados Unidos en activos digitales y tecnología financiera, protegiendo al mismo tiempo la libertad económica". No hay nada malo en ello.
Tal vez lo más alentador es que la administración ahora tiene un objetivo explícito de proteger y promover "la capacidad de los ciudadanos individuales y las entidades del sector privado por igual para acceder y utilizar con fines lícitos las redes públicas abiertas de blockchain sin persecución". Para contextualizar, ese objetivo incluye "la capacidad de desarrollar y desplegar software, participar en la minería y la validación, realizar transacciones con otras personas sin censura ilegal y mantener la autocustodia de los activos digitales".
Queda por ver cómo se desarrolla esto exactamente, pero estas declaraciones explícitas representan un enorme cambio positivo. Se parecen mucho a un giro de 180 grados en la visión del poder ejecutivo hacia las criptomonedas, y es muy difícil no tomarlo como una buena señal.
Otra buena señal es que la orden utiliza la misma definición de blockchain que la Cámara de Representantes de Estados Unidos utilizó en la Ley de Innovación Financiera y Tecnología para el Siglo XXI. Ese lenguaje identifica un atributo requerido del blockchain como estar "compuesto de código fuente que está disponible públicamente". Ese lenguaje sugiere un movimiento hacia la promoción de blockchains abiertas y sin permisos, y eso también es una buena señal.
La orden también adopta una postura sobre la prohibición de una moneda digital de banco central, y eso es una gran señal.
Por último, la orden establece un grupo de trabajo para ayudar con todo el trabajo pesado que aún queda por hacer. El grupo de trabajo hará recomendaciones sobre propuestas normativas y legislativas para los activos digitales, incluidas las stablecoins. Y el grupo de trabajo no incluye a ninguna de las agencias bancarias, donde ha residido parte de la resistencia más fuerte a la innovación a través de la tecnología financiera.
Queda mucho camino por recorrer, pero esta orden ejecutiva es un gran comienzo para la nueva administración.
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