Ricardo Valenzuela
El mundo durante 19 siglos siempre habia mostrado la fisonomía de gobiernos monárquicos, represivos, injustos, explotadores y habían condenado la humanidad al hambre y la pobreza. La gente alrededor del mundo estaba sedienta de algún tipo de milagro que la rescatara de la miseria en que habían vivido durante siglos, ese mundo que presentara una sociedad que durante más de mil años su modo de vida no habia cambiado. Y, de repente, surgia un movimiento liberador con las ideas de hombres como Adam Smith, John Locke, Bastiat e, inclusive antes de ellos, filósofos que con sus ideas invitaban a reclamar sus derechos naturales que no eran facultad de los monarcas, sino herencia de Dios.
Nacia el liberalismo que ya habia sido impulsado por el Renacimiento de ese mundo ancestral, invitando a ya no depender de las creencias dictadas por monarquías, las iglesias, abandonar la mitología para utilizar la lógica y la razón. Porque los seres humanos, solo por existir, tenían ciertos derechos naturales. Nacia el liberalismo económico con las ideas de Adam Smith, y el liberalismo político básicamente cimentado en las ideas de John Locke. Invitaban a de una vez por todas, rechazar la errónea idea que los monarcas tenían un mandato divino que se debería obedecer
El liberalismo florecia ante la histeria de todas las monarquías de Europa, porque claramente lo veían como una gran amenaza para sus instituciones monárquicas explotadoras. Veían con horror el progreso de Holanda que con entusiasmo abrazara ese liberalismo para convertirse en el milagro de Europa. El liberalismo en los Países Bajos comenzó como un esfuerzo antimonárquico encabezado por el estadista holandés Thorbecke, para consolidar ese admirable progreso.
Pero, cuando las colonias inglesas se independizaran para estructurar el nuevo pais como una republica y, además, mostrando ya el gran progreso económico que, con esa nueva libertad habían llevado a niveles nunca vistos. Se reunían el Congreso de Verona y firmar un pacto para detenerlo. Y, ante la resistencia que ya habían encontrado, deberían pensar en alternativas “competitivas” y se iniciaba el concepto del estatismo
Tarea que se tornara casi imposible con la fisonomía que pretendían darle. Porque en la receta para su nacimiento el estatista debía ser un descarado criminal. Debería ser cómplice de todos esos esquemas de robos institucionalizados a gran escala (impuestos), y de asesinatos productivos (guerras). Era apoyar la mayor mafia que jamás se habria creando para continuar oprimiendo y expropiando. En definitiva, es apoyar y promover la agresión. Y, con algunas pociones decidían inventar algo tan insoportable como las monarquías. El estatismo moderno.
Hay dos grupos de estatistas, los que aplican esas reglas del estatismo, y lo que aceptan se les aplique y son programados para conformarse. Es el mismo esquema que en las monarquías, aristócratas y siervos. Pero con los siervos pensando su voto vale.
La defensa del Estado -por mínimo que éste pudiera ser- era conceder unos privilegios absurdos a cierta gente (normalmente a los más demagogos y mentirosos) para que practicaran la agresión y coacción contra los demás individuos -estén éstos de acuerdo o no. La mayoría de los estatistas se disfrazaban con el manto de la democracia afirmando ser demócratas. El problema surge porque la democracia es un sistema totalmente ilegítimo e injusto. Los ciudadanos no se lo cuestionan -y hay pocas posibilidades de que lo hagan-, puesto que, para neutralizar ese poder, decidieron se debian programar con educación estatal y especial.
El Estado es quien decide qué deben estudiar -y, además, los obliga a tomar el veneno. Tiene, pues, totalmente controlado lo que la persona aprende a lo largo de su vida y esto lo consigue mediante educación obligatoria. Y esa educación es obligatoria y gratuita (que en realidad no lo es, se paga con el dinero previamente robado a los contribuyentes) y lo justifican afirmando es por el bien de todos. En realidad, al Estado lo que le interesa es tener a la población apendejada; así se pueden manipular mejor mediante su educación (ya que así somos capaces de leer los libros que a ellos les interesa). Nos obligan, arbitrariamente, a leer ciertos autores que ellos creen convenientes. Pero ¿por qué éstos y no otros?
De esta forma los gobiernos emergentes ya en el siglo 20, los estatistas con sus banderas republicanas, monarquías como ornamentos y, sobre todo, con su nueva herramienta, democracia especial, les urgía establecer control de esos votantes puesto que, supuestamente, eran los recipientes de ese nuevo poder. Debian tomar control de la mente de los votantes e iniciaban con la educación pública. El gran pecado de Sócrates habia sido provocar la gente despertara su poder a través de su dialéctica. Para eso, se establecía el sistema de educación hegeliano. Asegurar lo que la gente debía pensar, mediante una educación especial para apendejarlos. Manipulación pura y dura con la obligación para aceptar y defender ese desconocido y nebuloso ser, el Estado.
La marean con democracia ese absurdo sistema de organización social. Es la dictadura de la mayoría en contra de las minorías; aunque esta mayoría no tenga ni idea de lo que vota. Es un sistema donde el 51% de la población puede echar por tierra los derechos o deseos del 49% restante. Es darle el poder necesario a un grupo -que pueden no ser muy lúcidos- para que organice y decida los derechos de los otros. Y la única justificación es que son más. Es como someter leyes matemáticas o físicas a votación. Por mucho que una inmensa mayoría creyera que la Tierra es plana, no indicaría que tuvieran razón. La mayoría, en la todas las ocasiones puede estar muy equivocada (y, de hecho, la historia nos lo confirma).
En Mexico se manifestaría como Nacionalismo Revolucionario. El estatista votante es una persona manipulada por el Estado desde que nace buscando un nuevo vientre matero. Y lo lleva de la mano a la clase de vida que el estado define para él. Una persona que encuentra legítimo -e incluso necesario- dejar que el Estado de forma altanera, ilegitima, e injusta expropie más de un 50% de los ingresos de la sociedad que trabaja y produce. El estatista también apoya o legitima las guerras contra otros estados para nuestra protección. En definitiva, no ser amante del estado es ser criminal.
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