Ricardo Valenzuela
Decía Einstein que es mejor tener imaginación que conocimientos. Entonces, utilizando mi imaginación, he proyectado el cercano futuro que le espera al mundo, cualquiera que sea el resultado en la próxima elección para definir al presidente de EU durante 2021 a 2025. Espero que mis “pequeñas” exageraciones solo sirvan para despertar conciencias, no para provocar histeria ni para que pidan yo termine en algún manicomio el resto de mis días. Es solo mi imaginación o ¿será solo eso
Finalmente llega la fecha del debate entre los dos candidatos, Trump y Biden y, aunque muchos piensan Biden hará el ridículo, yo no contaría con eso pues ya sabemos que sus titiriteros son capaces de lo inimaginable y seguramente Biden llegará a la cita con armas que podrían sorprender. Es muy probable que, al invadir el tablado, llegue escurriendo los esteroides que la habrán inyectado tratando de despertarlo o que no se duerma. Pero, además, los terroristas se han preparado para el fraude del siglo y lo más probable es que el resultado sea definido en la suprema corte de justicia donde, supuestamente, con su nueva composición, cómodamente podrá decidir por Trump. Ahí es cuando se iniciaría lo que se puede convertir en otra guerra civil. Las milicias privadas, como lo temen los usurpadores, ya están listas para la batalla.
Esto sería la manifestación más clara del motivo por el cual los padres fundadores incluyeron la segunda enmienda y, sobre todo, el por qué la insistencia de los bárbaros para desarmar a la población. Pues la constitución lo enuncia dando los motivos para, ante una amenaza de la sobrevivencia de la nación, la gente armada pueda defender sus instituciones.
¿Cuál sería el panorama ante esta seria posibilidad?
La primera batalla se llevaría a cabo en el senado donde las huestes de satanás iniciarían sus conocidas agresiones en contra de la recién nominada para sustituir a quien fuera la bandera de la izquierda desbocada, autora de posiciones que han llegaron a un extremismo que horroriza a gran parte de la población como, el aborto hasta los 9 meses de gestación, trato preferencial para homosexuales y su matrimonio legal, integración de dormitorios estudiantes universitarios habitadas por hombres y mujeres, el impulso para destruir la religión etc. Pero, finalmente los republicanos aprobarían su nombramiento ante la furia desmedida de los enemigos de la razón y la sanidad.
La suprema corte de justicia decide la reelección de Trump. De inmediato se inicia un ataque general por todo el país de los dos ejércitos terroristas Antifa y BLM y, con los millones recibidos de parte de Silicon Valley y Asociados, entrarían a la batalla mejor armados que el ejército regular del país. Las ciudades en las cuales se ha debilitado a la policía, todas controladas por demócratas, de inmediato sucumbirían bajo este ataque; Seattle, parte de Los Ángeles, Chicago, Minneapolis, Baltimore, Nueva york. Y, ante un ataque de esta naturaleza, sin antecedentes legales de cómo proceder, se tendría que aprobar la utilización del ejército (que no es su función ni está entrenado para ello) para iniciar el contra ataque y la liberación de esas ciudades para recuperar el control, enfrentando una guerra urbana sin precedentes.
Trump de inmediato trataría de capturar a los líderes más visibles para descabezar el ataque; Pelosi, Schumer, Soros, Bill Gates, las guerrilleras morenas, incluyendo la penetración de algunos de los territorios tomados por los terroristas. Para eso, seguramente se utilizarían las fuerzas especiales como Seals, Rangers, Boinas Verdes y, si se puede, algunos elementos de la CIA, aunque conociendo su pudrición, no sería una posibilidad segura.
Otros grupos de esas fuerzas especiales entrarían en acción puesto que ellos si están entrenados y preparados para este tipo de guerra. Sin embargo, los 30,000 elementos con los que cuenta la rebelión también están entrenados para lo mismo, por lo que se iniciarían enfrentamientos que no podemos imaginar. Brotarían nuevos focos de la rebelión en otras regiones del país que, de seguro, enfrentarían las milicias privadas que si están entrenadas y armadas como ejércitos profesionales. En los estados conservadores, con gobernadores republicanos, se establecerían puestos de control en sus fronteras y evitar la penetración de los terroristas, muchos de ellos formados por civiles bien armados abriendo otros frentes de guerra.
En las regiones ocupadas por los terroristas, se iniciaría el proceso de recuperación intensificando los combates con el ejército causando cientos de muertes. Ciudades como Chicago, Nueva York, San Francisco, Seattle empezarían a lucir como Nueva York en la cinta “Escape de Nueva York”, en la cual dicha ciudad se había convertido en una prisión habitada por los peores y más violentos criminales en donde, la única ley, como en la era de la “edad oscura”, era la violencia, la muerte, las violaciones y ni el mismo ejército se atrevía a penetrarlas. Pero, como al nacimiento de los gobiernos que debutaban vendiendo protección, entre ellos escogieran al más violento de los violentos para coronarlo como Rey. En el caso presente, ese liderazgo contaría con el apoyo de China, que ya mantienen ligas con ellos como los negocios de Hunter Biden, obviamente condicionada a la venta del estado de Washington y, así, tener a tiro también a Canadá, y tal vez una entradita y comprar Baja California. Las entidades chinas han estado pagando millones por publicidad al New York Times y otros medios de comunicación de EE. UU. para expresar opiniones positivas sobre ellos.
Escuelas, fabricas, bancos, empresas, mercados, llegarían al punto en que tuvieran que cerrar y, de inmediato, se presentaría ese violento enemigo, la escases que luego se convierte en hambre y violencia. La economía del país colapsaría surgiendo todo tipo de mercados negros. La economía mundial iniciaría el mismo proceso que afectaría de forma especial países como México. Su gente desesperada, sin saber que la situación de EU es la misma, en oleadas de cientos de miles llegarían a la frontera la que, como siempre los globalistas lo han querido, estaría totalmente abierta para que invadieran el país llevando la crisis a niveles de tragedia mundial.
Pero, ante el fracaso de las fuerzas especiales para capturar al liderazgo de este verdadero apocalipsis, Soros, Pelosi, Schumer, Romney, en un lugar desconocido estarían descorchando botellas de champagne con hors d’oeuvre importados y, con una gran sonrisa de satisfacción, brindarían por haber cumplido la encomienda del Estado Profundo en la etapa final de su plan que contemplaba, mediante la destrucción de Estados Unidos, lograr la conquista total del mundo con una población hambrienta lista para entregarse a sus nuevos amos. Bill Gates sería de los más felices pues sería la oportunidad para deshacerse de la mitad de los habitantes del mundo.
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