HISTORIA DE LA MUERTE DE PAISES Cuarta parte

 Ricardo Valenzuela

Mexico/USA: the Wall of Contention - Cartooning for Peace 

El nuevo país navegaba viento en popa durante el primer cuarto del siglo 19, en donde ya habían enviado al naufragio las esperanzas de los globalistas para establecer su banco central. Sin embargo, todo ese esfuerzo tendría un precio y a quién se le pasara la factura sería al presidente Van Buren y un nuevo partido político, los Whigs, se encargarían de eso. Van Buren se había hecho impopular por lo que se consideraba una depresión económica. Pero, en realidad era una deflación monetaria producto del enfrentamiento de Jackson con los globalistas y su banco central. A mediados de los años 30 había existido una expansión del crédito, en especial por los bancos estatales que les habían entregado todos los fondos federales. El retiro de todos los fondos de la Tesorería del United States Bank de los globalistas y llevados a los bancos estatales, fue dinero que aprovecharon para expandir el crédito. 

Había sido la intensificación del enfrentamiento y los contrataques de los globalistas provocaban que Jackson enviara los sobrantes de la Tesorería hacia los gobiernos estatales y eso iniciaría la expansión de crédito. Los globalistas movían sus piezas y ahora obligaban a Jackson retirar esos sobrante para dárselos a los estados. Ese movimiento dejaba a los bancos estatales casi sin las reservas. Y en medio los tiros cambiados entre los bandos se provocaba un pánico bancario. Se redujo el abasto de dinero, se producía deflación y condiciones similares a una depresión hasta que los precios de ajustaran hacia su baja. Van Buren ya como presidente enfrentaba la presión para establecer “ayudas del gobierno” para los negocios. Pero el presidente daba una catedra de buena economía y el mandato de la ley. Y así sentaba lo que en años futuros provocara problemas irracionales.

 

Van Buren rechazaba todas esas presiones afirmando no tener el poder constitucional para una acción gubernamental de esa naturaleza, y que en acuerdo con la practica americana la gente debía de resolver sus problemas por ellos mismos y esa no era función del gobierno. En esos momentos se convertía en el hombre más odiado del país culpándolo del problema. Es cuando el nuevo partido de los Whigs (antecedente de los demócratas socialistas actuales) tuvo la oportunidad de, por órdenes de los globalistas, establecer su presidente consentido de los piratas financieros, Harrison y como vicepresidente John Tyler, la sorpresa del siglo. El presidente Harrison sorpresivamente fallecía y Tyler pasaba a ocupar la presidencia. El inspirador de los Whigs, Henry Clay estaba feliz ante finalmente poder dar inicio de su plan:

 

Tarifas protectoras, ayuda federal para mejoras internas y, por supuesto, un Banco Central, serios candados en la operación de la economía, asaltos disfrazados a los derechos individuales. Pero se llevaría una sorpresa cuando Tyler, quien había sido demócrata sureño y era novedad en los Whigs, de inmediato vetaba los atentados legislativos para establecer el banco central, derribaba las tarifas protectoras, y se oponía ferozmente a cualquier ayuda federal para mejoramiento interno. Regresaba a su filiación original de las filas de la democracia Jacksoniana.

 

Ese sería el primer enfrentamiento verdaderamente serio entre los globalistas y los nuevos liberales americanos. Pero, sobre todo, para alguien que recurriera a la historia, claramente se daría cuenta de las tormentas futuras que le esperaban al nuevo país. Le seguirían transacciones tan secretas como la venta del estado de Maryland, residencia de todos los poderes federales, a una corporación privada llamada The United States of América Corporation, cuyos socios después fueran desenmascarados y exhibidos como La Corona Corporation a través de The City of London Corporation, los Rothschild, quienes habían arreglado el financiamiento y, sorpresa, el Vaticano Corporation.      

 

A pesar de todos estos sistemas para evitar la concentración de poder que desde la fundación del país se habían establecido, los enemigos de la libertad, ahora representada por EU, ya identificados como los globalistas arreciaban sus ataques. Jefferson, con una visión profética, les había hecho algunas advertencias a las generaciones futuras de las acciones que llevarían a cabo estos piratas financieros, pues eran sumamente agresivos y no se retirarían ante sus primeras avanzadas fallidas:

 

1)  No se enamoren de ese concepto ya tan popular que es la democracia absoluta, porque eso sería una ruta firme hacia el mandato de la plebe que el bautizara como plebecracia. Un país estructurado a base de pura democracia sería un 51% de la población con herramientas para oprimir al 49%. Sería también una cena de dos lobos y una oveja decidiendo cual debería ser el menú.

2)  A futuro Europa será escenario de grandes guerras provocadas por quienes siempre han pretendido adquirir un poder diabólico, EU no debe participar en ellas porque, siempre que hay ese tipo de guerras, al final emerge un estado engrandecido y una sociedad que ha perdido gran parte de su libertad. Las guerras son lo que hacen a los gobiernos importantes.

3)  Los gobiernos en manos de individuos sin estructura moral y, sobre todo, sin esa eterna vigilancia que la gente debe establecer y mantener para siempre, si ha sido abandonada el gobierno crecerá sin limitaciones para iniciar la invasión de todos los campos que nunca fueran listados como sus obligaciones en la Constitución.

 

Las avanzadas que temía Jefferson no se hicieron esperar y hacían su aparición. Primero sería la forma en que los globalistas secuestraran el mecanismo de elección de todos los elementos que formarían parte del nuevo gobierno. Y, de forma especial, tomarían control de la selección—no elección—de todos los presidentes del país, algo que consolidaran totalmente desde los inicios del siglo 20 con la selección de Woodrow Wilson para enviarlo a la presidencia en 1910, aunque al inicio con cierta alternancia favorable para ellos. Y el resto del siglo 20 todos los presidentes serían seleccionados por ellos a excepción de Reagan y Donald Trump.   

 

Seguían las confrontaciones militares con la incomprendida guerra civil que dejara el sur del país totalmente destrozado, y fuera el primer paso de un gobierno en su agresiva carrera hacia el gigantismo y, especialmente, el gobierno federal iniciara una acumulación de poder que no le correspondía, el motivo real de esa sangrienta guerra entre hermanos. Este conflicto, también abriría una profunda herida que nunca ha cicatrizado y se convertía en el vía crucis de un país que perdía gran parte de su fisonomía liberal y, más grave, la gente perdía gran parte de su libertad y la confianza en sus líderes.

 

Ese nuevo gobierno de los EU iniciaría una serie de acciones abusivas con perfiles de extorción, para hacerse de los territorios que mantenía Francia en el nuevo mundo con el premio de Luisiana y gran parte del medio oeste de la nueva geografía. De la misma forma le arrebataría a España la Florida, uno de los estados más prósperos e importantes en su actualidad. Pero, la agresión más grande, abusiva, ilegal e injusta, sería la forma en que tejiera la diabólica telaraña que desbordaría en la mutilación de mi país, México, que perdía un territorio superior a la mitad de su geografía. El estado de derecho en EU y alrededor del mundo iniciaba una decadencia hasta quedar casi destruido, emergiendo una impunidad mundial que le permitía a convertirse en un violador internacional, pero hipócritamente culpando a medio mundo y sin asumir las suyas.

 

Al mismo tiempo que una sociedad civil libre y con los fundamentos adecuados de valores provocaba el milagro de los EU en el siglo 19, su gobierno había iniciado un proceso de descomposición que lo hacía perder rápidamente su fisonomía original. Se convertía en un organismo que enfrentara a diferentes grupos en su lucha para hacerse del poder que el gobierno, anticonstitucionalmente, cada día se apropiaba para utilizarlo de forma maléfica. Ya no era un gobierno para servir a la gente, había transitado hacia un estadio para modificarse para servirse de la gente. Se cumplía otra de las advertencias de Jefferson cuando afirmara: “Cuando el gobierno teme a la gente hay libertad. Pero, cuando la gente teme a su gobierno hay tiranía”.   

 

En esta revisión histórica lo que pretendemos es utilizar el ejemplo de la historia de EU porque en mucho es lo mismo que en estos momentos sucede al resto del mundo, con las variantes de cada nación. Poque, los EU, desde finales del siglo 18, se había identificado como el primer país en todos las referencias de la historia, que nacía producto de las ideas de un grupo de verdaderos liberales—en la tradición original, no la de América Latina—para estructurar su novedoso concepto de una República. Pero, a esa nueva república se le dotaría con un gobierno pequeño, limitado y acotado, dándole preferencia al individuo y claramente no al Estado, cuya única función sería defender esos derechos naturales del hombre.

 

Esta nueva estructura republicana probaría su validez cuando la nueva nación armada con esta libertad se convirtiera en menos de 100 años, en la más rica, prospera, poderosa y desarrollada del mundo. Es decir, los nuevos americanos demostraban al mundo que una sociedad verdaderamente libre, era la fórmula para desatar todo ese potencial oculto de los seres humanos como creatividad, individualismo responsable, sana ambición, iniciativa, patriotismo. En pocas palabras, ellos podían soñar y hacer de sus sueños realidades. Y, sobre todo, que, en la eterna lucha entre el poder y la libertad, en este nuevo país la libertad había ganado. Un evento que cimbraba al mundo rescatando la reputación de la republica que los franceses, con su revolución equivocada, habían mancillado seriamente.

 

Estos eventos precipitarían lo que sería la historia de los siguientes dos siglos cuando, la fuerza, lejos de entregar la espada de la derrota, durante el resto del siglo 19 y principios del siglo 20, se dedicarían a organizar su contraofensiva de la forma más perversa que sea capaz de nacer de la mente humana. Sus respuestas serían calladas utilizando sus infiltraciones con pies de gato y, sobre todo, serían devastadoras para la humanidad y, con ese silencio con el que avanzan los gatos, linces, tigres, penetrarían lo más sagrado de los seres humanos, su mente. Esta sería la etapa en la que activaran sus armas silenciosas.

 

Armas silenciosas usadas no solo para controlar mentes sembrando las semillas del temor, la inseguridad, la impotencia, sino, de forma muy agresiva e importante, destruir la moral de las sociedades a base del uso de las drogas, pornografía, homosexualismo, pedofilia, enaltecer conductas repulsivas y, sobre todo, darles impulso legislando a su favor e identificándolos como grupos especiales que deberían tener derechos igualmente especiales. Con todos esos ataques moldear mentes débiles, irresponsables, dependientes, conformistas y, sobre todo, violentas. 

 

Al inicio del siglo 20 los globalistas tendrían dos de sus triunfos más importantes, ambos logrados durante el año de 1913. Después de su reunión secreta en una isla de la costa de Georgia en donde participaban representantes de Rothschild, Rockefeller, JP Morgan, Wartburg etc. La aprobación de su Banco Central en la figura del Fondo de la Reserva Federal (FED) y, con una modificación a la Constitución se aprobaba establecer el fatal Impuesto sobre Ingresos. Esto les habría dos fuentes inagotables de ingresos saqueados puesto que, todos los beneficios ilegales de ambos viajan siempre a Londres y entran a las bóvedas de los globalistas.

 

Con ese nuevo y solidificado panorama, ahora fijaban su vista en la “Segunda Conquista de América Latina”. Y, habiendo sido capaces de arrebatar a Francia Luisiana y gran parte del medio oeste, a España la Florida, y a México la mitad de su territorio, el saqueo de AL sería como quitarle un dulce a un niño. Las naciones de América Latina después de su independencia, siguiendo el ejemplo de EU, habían establecido sus repúblicas, pero nada más de nombre. Los países estaban contagiados con todas los defectos de la madre patria y sus repúblicas eran esquemas risorios que les harían perder prácticamente los siglos 19 y 20 hundiéndolos en la profundidad de la miseria y pobreza, lo cual salivaba la boca de los globalistas.    

 

La suerte de América Latina ya estaba decidida cuando Simón Bolívar hiciera esta afirmación: “Comandé la región de la gran Colombia (incluía Venezuela, Perú, Ecuador y Panamá) y ahora en mi lecho de muerte siento que estuve arando en el mar. Toda esta región continuara destruyéndose a sí misma, para luego caer bajo control de toda clase tiranos. Pero, que se puede esperar de una región conquistada por España, una nación que solo se ha distinguido por su ambición, su violencia, su codicia y su fiereza”. Amén.  

 

 

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