Ricardo Valenzuela
Si por algo se caracterizó el siglo XX, fue por el feroz enfrentamiento ideológico de las corrientes de pensamiento que se han disputado la mente y el corazón de la humanidad: Liberalismo vs. Colectivismo. Los podemos etiquetar con otros nombres como capitalismo, comunismo, socialismo, estatismo etc, pero finalmente han sido dos bandos; los adoradores del Estado, y los fieles del Mercado. Pero hacia finales del siglo se inició cierta negociación entre ambos para dar paso e lo que ahora elegantemente llaman “la tercera vía,” que es simplemente un capitalismo de estado.
Aun cuando la lucha continúa ya hay señales muy claras hacia donde se dirigen las apuestas de los actores económicos. Después de la toma por asalto del liberalismo de la Thatcher y Reagan, se pensó que la batalla estaba terminada y decidida como lo explicaba Fukuyama en su libro: “El Fin de la Historia y el ultimo hombre.” Fue en esos momentos que las nuevas corrientes de compasión se levantaron contra el ateísmo de los soviéticos y el materialismo de los americanos, dando paso a ese nuevo híbrido; la tercera vía. Pero al inicio del nuevo siglo el estandarte del movimiento; Japón, nos ha enseñado que su bola ensalivada no tenia la efectividad que se le acreditaba.
Hace unas semanas la escritora Noreena Hertz, presentó en un libro los resultados de su larga investigación en este tan discutido tema. La conclusión de Hertz es a mi juicio demasiado sencilla y tajante; los Estados son ya impotentes ante los mercados. Esta afirmación combina las opiniones de prestigiados miembros de la derecha y la izquierda—los primeros celebrando el triunfo, los segundos en su desesperación. El mensaje mas importante del libro es que la competencia entre los gobiernos de países para atraer capital y mano de obra especializada, está provocando se erosione su base impositiva desactivando de esa forma al clásico estado repartidor, y de ahí se derivan todas las letanías de ambos lados del río filosófico.Los economistas tradicionales—no libertarios-- piensan que solamente los mercados libres pueden activar la iniciativa individual, y de esa forma provocar un desarrollo económico que produzca infinita prosperidad. Esta suposición se basa en el mito de que los EU fueron construidos a base de individualistas racionales. Si los marxistas devaluaban la importancia de las decisiones individuales en una economía de mercado, los economistas clásicos fueron muy lejos al promover el individualismo radical que ignora las bases morales de la comunidad, y otros factores irracionales que tienen gran influencia en el comportamiento económico. Quien haya leído las crónicas de Tonqueville en su Democracia en América, se dará cuenta de otro elemento que participó en el exitoso desarrollo del nuevo país.
El mensaje de Hertz me parece sumamente arrogante y limitado al afirmar que la competencia estatal para atraer a las empresas internacionales, es lo que debe de dibujar la geografía política de nuestro futuro. En estos momentos al haber ya abandonado prácticamente en todo el mundo las promesas de la ingeniería social, entendemos que instituciones económicas y políticas liberales dependen de la salud de una sociedad civil para su desarrollo dinámico. La Sociedad Civil—ese complejo tejido de instituciones, incluyendo empresas, asociaciones, instituciones educacionales, clubes, sindicatos, la media, iglesias—construidas sobre la base familiar, es el organismo primario sobre el cual la sociedad descansa, desarrolla su cultura y le permite vivir en un entorno en el cual se trasmite el conocimiento y los valores.
Recientemente en los EU se ha desarrollado una nueva rama de la economía denominada la “economía del comportamiento.” Este novedoso concepto se ha dedicado a analizar algo que Von Mises definió hace 50 años; La Acción Humana. Fukuyama continuando su exploración, asegura que la vida económica es moldeada por la cultura y en gran parte depende de lo que el llama “confianza social.” Este acuerdo no escrito entre ciudadanos que facilita las transacciones, promueva la creatividad individual, y justifica alguna acción colectiva. En esta lucha global por la dominación económica—en la que las diferencias culturales serán decisivas en el éxito de los pueblos—el capital social representado por esa confianza, será tan importante como el capital financiero y físico.
Esta nueva rama de la economía del comportamiento humano, nos empieza a revelar rincones inexplorados de la ciencia; es redituable el portarse bien, el educarse, el ser honesto, trabajador, responsable, integro. Y el no serlo, nos afecta directamente nuestras economías. Nos informa también su desacuerdo con otras ideas como algunas de la religión católica cuando afirma que hemos venido a sufrir a este valle de lagrimas. Nos dice también que es un hecho el desplazamiento del Estado, pero lo está desplazando esa conciencia colectiva que representa una vigorosa sociedad civil. Esa toma silenciosa la está implementando la sociedad civil de sus gobiernos.
En México sin embargo derrumbamos la dictadura perfecta; y ¿ahora que sigue.? El Corporativismo herencia de los revolucionarios sigue en todo su apogeo. El colectivismo en nuestra sociedad sigue de moda; tan de moda que pretendemos legislarlo. No hemos entendido cómo el Estado ha destruido instituciones y valores. Ha robado a la sociedad esa estructura orgánica, ese soporte interno que debe producir nuestra estabilidad, pero principalmente, ha asesinado ese propósito del individuo que sólo produce la libertad; y con la perdida de esa libertad individual, todo vestigio de valor y dignidad desaparece de nuestra sociedad.
México tiene en estos momentos dos ejemplos interesantes para observar; el desmantelamiento del capitalismo estatal de Japón, y el regreso de los EU al verdadero liberalismo. El proceso en EU será fácil, ya conocen el camino y hay suficiente capital humano. El de Japón será un poco mas difícil pero exitoso sin duda. El secreto de Mc Arthur fue el de canalizar los perfiles agresivos y guerreros de los Samurais a empresas comerciales; así nacieron las Toyotas, Kumatzus etc. El problema de México fue el que los fieros perfiles de los soldados de la revolución se orientaron a la rapiña. Ahí tenemos el gran reto.
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