Ricardo Valenzuela
Desde el inicio de la guerra Rusia-Ucrania,
como es natural cuando no se cava más profundo, de inmediato la opinión
mundial, promovida por las prostitutas de la media global, inició sus gritos
contra Rusia identificándolo como el abusón del barrio para luego confeccionar
una larga lista de los motivos y, con perdón de los opinadores “profesionales”,
totalmente equivocados. Pero, gracias al internet, como los grupos activistas
cristianos en la era del Imperio Romano se sumergían en las catacumbas para
defenderse de sus agresiones. En estos momentos, han surgido grupos insurgentes
que exponen las verdades de lo que ocurre en estos momentos.
A través de ese tipo de información y otras fuentes especiales, he llegado a entender el por qué las elites globales han fijado su mira destructora en Rusia. Y, en estos momentos es muy claro que ha sido el combate frontal de Putin contra el perverso movimiento y avance de los grupos conocidos como LGTBQ, punto muy importante en la agenda de la Elite Global. Y el objetivo de las elites es muy claro, destruir familia, la moralidad de la sociedad, destrucción de los valores que construyeron el mundo occidental y, de esa forma, no solo tener pueblos sumisos, sino también perdidos en la inmoralidad y lograr la degeneración de la raza humana.
A través de sus tácticas han logrado elevar esta interminable ola, para no permitir sean sujetos de la discriminación, sino ubicarlos en los lugares especiales de las sociedades reservados para sus héroes; Esos hombres y mujeres que hubieran hecho aportaciones para elevar la humanidad apuntando hacia la grandeza. Y, así, como han conseguido que los blancos renieguen de su raza, pareciera que el siguiente paso es que los heterosexuales lleguen a sentirse igual y se avergüencen de no tener credencial del partido de la degeneración. Esos grupos de anormales que además promueven el suicidio, el asesinato de niños nacidos a nueve meses de gestación. Y, lo más grave, este movimiento crece como los incendios en campos secos.Este movimiento se puede conocer mejor al investigar una de sus representaciones más clara. "Salva el planeta, suicídate". Este es el provocador lema que promueve la Iglesia de la Eutanasia. Una organización fundada en 1992 por la Reverendo Christina Korda en Boston, quien antes fuera reverendo Chris Korda, y que se autodefine como "una asociación sin fines de lucro cuyos esfuerzos van encaminados a restablecer el equilibrio entre los seres humanos y las especies restantes en la Tierra".
Un equilibrio que sólo se puede lograr a través de una reducción masiva de la población, por lo que no hay más salida que plegarse ante lo que constituye los cuatro pilares de esta iglesia: el suicidio, el aborto, el canibalismo y la sodomía, entendida esta última como cualquier acto sexual no reproductivo. Esta serie de normas se resumen en un solo mandamiento: "No procrearás".
La máxima autoridad de la Iglesia de la Eutanasia define así su labor: "Mi meta es comunicar ideas profundamente subversivas y antisociales a la mayor cantidad de gente”. Esta organización recibió masivo soporte financiero de las administraciones Clinton y Obama, lo mismo que de la ONU y, por supuesto, de los organismos de las Elites Globales encabezados por Soros. Entre sus más famosos reclutas está Malena Eruman una sueca dirigente de un organismo donde veneran al demonio, y madre de Greta Thunberg, la niña estrella en la presentación ante la ONU advirtiendo y anunciando el fin del mundo.
El hombre varonil cuyos puntos de referencia podrían ser actores como Clint Eastwood o John Wayne están desapareciendo y, quienes se pudieran asemejar a ellos, sobre todo en posiciones de influencia, como Donald Trump o Putin, son ferozmente atacados después de haberlos declarado como Great and Present Danger, término utilizado por los militares para sus blancos y ser destruidos. Ahora se eleva al altar de los héroes casos como el de Bruce Jenner que logró la gran hazaña de convertirse en Caityen Jenner, lo que le valió una felicitación directa del presidente de EU, Barak Obama.
Y por mas que trato de visualizar al presidente Teddy Roosevelt o presidente Andrew Jackson, o, el mejor, el Gral. George Patton, haciendo lo mismo no puedo. Tampoco puedo ver a un Steve McQueen o Charles Bronson en ese papel. Y aun en lo más alto de su popularidad si alguno de ellos hubiera tenido la osadía de criticar a esos “héroes modernos”, de inmediato serian sentenciados a muerte en esa Sodoma y Gomorra modernas llamado Hollywood, uno de los nidos más importantes de esas perversidades.
Por eso el linchamiento de Trump para detener la configuración de la Suprema Corte de Justicia y, haciendo a un lado la constitución, convertirla en otro nido para la bendición legal de todas sus perversidades. El establecimiento de una economía socialista, ya estructurada en un 80%, ha pasado a segundo lugar ante el mas sublime de sus propósitos, una sociedad al nivel de la depravación que destruyó al Imperio Romano. Un Imperio que castigó y despreció a sus ciudadanos rurales y a sus heroicos soldados, la base constructora del imperio, para favorecer a los segmentos de su degradación. Ahora con la cooperación de una iglesia católica que ha regresado a la era de los Borgia.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ante la presión de las Elites Globales aseguró días antes del inicio de la guerra, "mientras sea presidente", en Rusia nunca se legalizarán los matrimonios entre personas del mismo sexo. "En lo que se refiere al 'progenitor número uno y progenitor número dos', ya me pronuncié públicamente y lo digo una vez más: mientras yo sea presidente no habrá progenitor uno y dos, habrá papá y mamá", dijo al presidir una reunión del grupo de trabajo que estudia las enmiendas a la Constitución, según medios locales.
Putin, quien desde su ascenso al poder ha apoyado la moral conservadora que promueve la Iglesia Ortodoxa Rusa, siempre se ha manifestado categóricamente en contra de la unión homosexual.
"Los matrimonios homosexuales no producen hijos", aseguró en una ocasión el jefe del Kremlin, que acostumbra a predicar contra el liberar algo "sin género y estéril". Entre otras medidas, obligó a países como España o Italia a incluir en los convenios de adopción firmados con Rusia la condición de que niños rusos no podrían ser adoptados por parejas homosexuales ni solteros.
Aunque la homosexualidad dejó de ser un delito en ese país en 1993, Putin promulgó una ley contra la propaganda homosexual -incluidas las marchas de orgullo gay-, con el argumento de que puede representar una confusión, daño psicológico y moral para los menores de edad.
En los años 50 los americanos etiquetaban a los rusos de inmorales, ahora se voltearon los papeles. La mejor calificación que ha recibido Putin, fue el ya no ser invitado al Foro Económico Mundial, cueva de las elites globales.
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