EL MEXICO QUE LOS COBARDES ENTREGARON A LOS MALOS

Ricardo Valenzuela 

“El deber más grande y sagrado de los verdaderos patriotas, es siempre proteger su patria de sus gobiernos.”

                                       Thomas Paine 

 Pancho Villa | Real Name, Death, & Facts | Britannica

Hace solo unas semanas, en EU sucedió algo que me afectaría de forma especial, el asesinato de un joven que yo admiraba, Charlie Kirk, ejecutado con una dedicatoria especial. Lo asesinaron frente a una multitud al estar enviando su mensaje de liberación, el gran pecado establecido por los sacerdotes de la esclavitud. Y, para que el sentimiento no me abandonara, me llegaba la noticia de un asesinato similar, pero fuera de EU, ahora en Mexico ejecutaban a Carlos Manzo en un escenario similar y, sobre todo, por cometer el mismo pecado de los sacerdotes de la esclavitud e inmoralidad, el señalamiento de la esclavitud que ya sufríamos. 

En estos momentos siento que algo, alguien, me había llevado a lo que con sorpresa encontraba, las ideas de dos de los mas grandes rebeldes ante la esclavitud moral de las sociedades, Spinoza y Nietzsche. Y con mi sentimiento activado con el sacrificio de Kirk, claramente me mostraría las causas cuando, de forma asertiva, abiertamente acusaría a las sociedades de una cobardía vergonzosa que lo ha permitido. Una sociedad que, durante siglos, ha estado sufriendo una criminal programación para castrarnos. Y el asesinato de Carlos Manzo, muestra ese proceso que en México se ha exagerado donde la criminalidad tiene ya todas las cartas.

 Una humanidad que desde que se iniciara la formación de sus tribus, sería el nacimiento del instinto de rebaño básicamente buscando protección que, de forma tramposa, los peores criminales los convencieran ellos no tenían poder y, engañados, simplemente se entregaran al criminal que se declaraba rey con un mandato divino para arriarlos. Un proceso que a través de los siglos nacía como el enfrentamiento entre el poder y la libertad. El poder exigiendo se le entregaran las vidas de los hombres, al mismo tiempo que se neutralizaba sus ansias de libertad. 

Sin embargo, sería después de las dos guerras mundiales cuando el proceso se aceleraba agresivamente. Nacía la censura, las reglas de todo tipo de prohibiciones, los castigos civiles y religiosos, al mismo ritmo que explotaba nuestro sentimiento de incapacidad para, de forma increíble, entregar totalmente las vidas a los gobiernos que aceleraban su crecimiento y su poder. Así, llegamos a estos momentos en que ese control de las “sociedades democráticas” es igual al que ejercieran las tiranías comunistas, pero, de una forma tan especial que no nos hemos dado cuenta. 

Habían logrado la muerte del coraje colectivo que siempre ha sido la señal de la ruta y extinción de las libertades naturales. Y ante la desaparición de ese coraje, las sociedades aceptarían el avanzar con el trote de la manada y el cencerro de su caponera. Nos han llevado por un proceso para convencernos que, lo que antes eran virtudes, como una sana ambición, ahora se etiquetara como el criminal egoísmo, la individualidad es venenosa y la debemos combatir, la independencia es falta de solidaridad. Y quienes se atreven a cuestionarlo, sufren los ataques, no solo del gobierno, sino de todas organizaciones incluyendo la iglesia. 

Y en ese criminal proceso, la gran piedra en su bota tiránica habían sido los EU con su libertad única y se requería en plan especial. Desde la llegada de Obama, los índices de libertad económica, política y social han caído en el barranco de su conquista y, lo más increíble, sin que la mayoría se den cuenta. Se han elevado al altar de virtudes la obediencia, el silencio, la sumisión, la dependencia del gobierno que, en una nueva calificación, surge el ciudadano ideal. Con eso cimentaron una nueva sociedad aceptando las cadenas. El famoso rebaño de Nietzsche y Spinoza tanto despreciaban. 

Una nueva sociedad en la cual lo que mas ha florecido es la envidia, una envidia para sacrificar a los fuertes por cuenta de los supuestos débiles. Y, aquel emprendedor tan admirado, valiente, independiente, el creador, lo han convertido en el enemigo en la mira destructora con el combustible del odio de esos “débiles” para lograr la igualdad, no en el éxito personal, sino en la mediocridad. Porque, además, los pobres son el gran negocio de los gobiernos y sus socios disponiendo de la mitad del presupuesto federal, cortesía de un congreso donde todo se vende si el precio establecido se paga. 

Un proceso psicológico lento, pero siempre avanzando, hasta que la gente lo aceptara. Una sociedad de individuos que, en su vocabulario, les borraran la palabra NO al mismo tiempo que le potenciaran el DAME. Porque se han programado para sentir no merecen ese éxito, porque sienten son incapaces y necesitan su angel guardián tan milagroso como el gobierno. A los paises les han construido una jaula psicológica invisible donde hacen creer a todos que son libres mientras les aprietan las cadenas. Se han formado ciudadanos acomplejados, de una vergonzosa cobardía moral e intelectual, sin un tinte de orgullo y dignidad. 

Aquella famosa regla de excepción que había surgido en Rusia comunista, cuando escasos rebeldes arriesgando todo como Aleksander Solzhenitsyn, escritor y disidente mostrando su valor indomable, se dio a denunciar el totalitarismo soviético y los campos de trabajo forzado. En lugar de sucumbir produjo su obra Archipiélago Gulag, un valiente testimonio de las atrocidades de ese sistema que sufrió. Por su labor, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1970. Pero, en México creemos ser libres porque no respetamos los semáforos, nos estacionamos en doble fila, tiranos basura en las calles sin que haya consecuencias 

La esperada democracia en Mexico produjo un horrible Cuasimodo que está logrando su destrucción final. Un Cuasimodo devorando todo lo que encuentra a su paso. Y cuando surge alguien con ese coraje moral para actuar contra los demonios sabiendo lo que arriesga. Ese hombre diferente dispuesto a vivir peligrosamente, que abandona la cobardía colectiva y penetra armado solo con sus palabras la región de los cuasimodos, la democracia mexicana lo asesina. Esto es lo que a mi me provoca una gran tristeza puesto que veo claro que, como afirmaba Nietzsche, en Mexico Dios ha muerto junto con Carlos Manzo. 

Porque en Mexico siempre triunfan los malos.      

 

 

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