Ricardo Valenzuela

La humanidad desde tiempos inmemoriales siempre ha mostrado su incapacidad para definir algún concepto que nos deba llevar a construir la mejor forma de organización política para los pueblos. Ese soñado esquema para, no solo vivir en paz, el producto tan demandado desde los inicios de la civilización, sino para estudiar nuestra historia y abonar al conocimiento para esa búsqueda de la mejor alternativa para todos sus miembros.
Pero, después de los veinte siglos transcurridos de esta era cristiana, creo que con gran puntería podemos afirmar que esa confusión, muy lejos de haberse disipado, se ha convertido en la fuente de los más grandes enfrentamientos alrededor del mundo que tanta destrucción han provocado, habiendo permanecido así, como esa gran incógnita que no ha permitido el verdadero desarrollo de los paises. Y, pienso que es hora de recurrir a sus raíces profundas.
Y que mejor referencia para esa tarea, que uno de los grandes pensadores de la humanidad como lo fue el gran Aristóteles, pues sus ideas serían de gran importancia para la estructuración del pensamiento social y económico de toda la edad media. Él se distinguiría por sus potentes argumentos a favor de la propiedad privada y, sobre todo, sus voraces ataques el comunismo de las clases reinantes que Platon siempre defendiera. Atacaba la idea de su maestro, Platon, de aquella unidad perfecta del estado comunista señalando era un ataque contra la humanidad y a la participación de todos en el mercado.
Pero, tal vez su obra más importante sería en la cual, punto por punto, describía la propiedad privada era más productiva que la propiedad comunal, y esa sería la única ruta hacia el progreso de más gente. Mientras la propiedad comunal conduciría al mismo conflicto clásico de unos quejándose de haber trabajado más que otros y recibían lo mismo. Y cerraba “no todas las revoluciones son provocadas solo por motivos económicos, los hombres no se convierten en tiranos para no sufrir del clima.”
Este gran filosofo fue alumno de Platon quien, por gestión de su padre, se convirtiera en maestro de Alejandro el Magno, para así darle las herramientas que estaban ausentes de su preparación y genio militar, para convertirse en una de las grandes referencias históricas de la sabiduria. Ese gran maestro que, al concluir su tarea con Alejandro, regresara a su amada Atenas para fundar su instituto, el Liceo.
Fue cuando escribiera su magna obra, Polis, contenida en varios libros con temas respondiendo a una pregunta. ¿Cuál debería ser la mejor organización para ejercer la política? Él se había formado con Platon pero, a pesar de una gran admiración por su maestro, tendrían desacuerdos que los separarían. Ya en su instituto en Atenas, el Liceo, se convertía en la fuente de otros grandes pensadores incluyendo a Santo Tomas. Esa fue la era donde naciera su Polis, esa sabia respuesta a la necesidad de los seres humanos para vivir en sociedad. Un proceso que definiría el futuro.
Iniciaba con la familia como la raíz y el establecimiento de conexiones con otras para darle vida a las aldeas, las que en conjunto se convertirían en su destino lógico de la Polis, que debía mejorar sus vidas cooperando unos con otros. Porque afirmaba el ser humano tenía esa necesidad pues él siempre lo consideraba como un ese animal político, y, en su opinión, un hombre aislado sería siempre un ser incompleto, y solamente en la Polis encontraría lo que necesitaba.
Pasaba a enunciar que el individuo y la Polis se complementan, no sumando sus necesidades, sino para coordinarse y así poder satisfacerlas. Sería cuando emitirá su gran afirmación: “Alguien que pueda vivir en soledad, debía ser una bestia o un Dios,” pero esas categorías ya no existían, se necesitaba la Polis de la cual luego nacían las instituciones, la familia buscando su existencia y la Polis en buscando la trascendencia. Y así llegaba al tema más importante ¿quién debería mandar?
Tocaba el tema de la esclavitud preguntando si era una virtud y la dividía en la justa y la injusta. Porque el alma gobernaba al cuerpo y el hombre sabio debía dirigirlo dando vida a la relación esclavo-amor, como esa esclavitud natural pues alguien debería mandar y la naturaleza es la que define la esclavitud de los que pueden y la de los que no pueden, porque entre los hombres hay los superiores y los inferiores, y solo los mejores debian mandar y se refería a las relaciones padre, madre, padre, hijos.
La familia era versión domestica de la micropolis donde se debía aprender esa convivencia. Pero, de inmediato enfrentaba gran oposición a su visión de la esclavitud como necesaria para gobernar, pero respondía con herramientas describiendo órdenes y diálogos. Pues él pensaba que en el corazón de cada hogar nacía el hilo de la vida política y también la experiencia para gobernar. Fue cuando le daría vida a su crematistica y la economía surgiendo de las necesidades y sus satisfacciones.
Y debemos tener conciencia de su era, pues en lo que se considera una de sus equivocaciones, afirmaba el arte de acumular, ya sin necesidad, era contrario a la la ley de la naturaleza, siendo algo que a futuro se etiquetaría como creación de capital. Y, al aparecer la moneda, no solo como herramienta de satisfacer necesidades, alertaba de esa falsa idea para convertirla en un dios y ensuciar al manantial.
Él pensaba la representación del dinero era estéril, pero, no si se enfoca al dinero actual que no vale ni el papel en el que se imprime. Y aseguraba que cuando surgiera esa confusión en la economía y su crematistica, ambas se corromperían al igual que toda la sociedad confundiendo riqueza con virtud. Algo que lo enfrentaba a su maestro Platon y su obra, la Republica. Lo que lo provocaba afirmar, “cuando todo es de todos, nadie tiene nada.”
Pero los temas más interesantes de su obra, Polis, serían dedicados a la peor pandemia que ha sufrido la humanidad durante tanto tiempo, la democracia, algo que inspiraría a los padres fundadores de EU para darle vida a la meritocracia o epistocracia.
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