Ricardo Valenzuela
En octubre de 1918, William Saunders, presidente de Ingersoll-Rand Corp., director de American International Corp. y vicepresidente del Federal Reserve Bank of New York, le dirigía una carta al presidente Wilson en estos términos:
“Estimado Sr Presidente; tengo una gran admiración por la forma en que se ha estructurado y opera el gobierno soviético, y la considero la mejor y la más apropiada ruta para lograr la prosperidad del pueblo ruso”. Wilson, convencido de tal afirmación, ya había enviado a México sus agentes para tomar control de nuestro país a través del funesto embajador de igual nombre, Lane Wilson.
Ya en 1911, Robert Minot, publicaba una caricatura en el St. Louis Post-Dispatch que levantara gran controversia. Dibujaba un barbado y brillante Karl Marx parado en medio de Wall Street con su obra bajo el brazo, siendo felicitado por luminarias financieras como JP Morgan, su socio, George W Perkins, un esquelético John D Rockefeller, John D Ryan del National City Bank, Teddy Roosevelt con sus inconfundibles dientes. La calle decorada con banderas rojas. La escena de un grupo expresando su admiración por Marx y su gran popularidad en esa guarida de capitalistas que representaba ese distrito financiero.