En los años que tengo predicando el
evangelio de la libertad, de los mercados, de la democracia liberal y el
liberalismo en general; las respuestas que he recibido con el correr del tiempo
han sufrido una interesante metamorfosis. He sido calificado de fascista, nazi,
radical de derecha, loco en mi primer etapa; para luego en la segunda
transportarme al terreno de lo “raro,” incomprensible, anarquista, soñador.
Ahora aparentemente he sido colocado en la tercera para ya colgarme etiquetas
de “interesante,” el suena lógico, convincente.
En un país tan pobre como el nuestro en el que el socialismo entre las masas suele ser tan atractivo como el propio Luzbel, el mercantilismo entre nuestros empresarios estatistas es mejor negocio que competir, el progresismo entre nuestros intelectuales quienes tienen que ser de izquierda para ser “cool,” con Universidades plagadas de marxistas, ha hecho de mi cruzada un verdadero vía crucis. Sin embargo, como todo lo que uno emprende en la vida teniendo como escudo la convicción y con la mejor arma; la verdad, llega el momento de cosechar lo sembrado. Hace unos días se publicó en los diarios del país un interesante articulo de Cuauhtemoc Anda, un economista que yo siempre había considerado de izquierda------Oh sorpresa.