Para que un horizonte así preocupe a un hombre como yo que nunca he presumido de religioso, debería preocupar a todos. Tal vez el coronavirus es un llamado de Dios a la cordura.
Mi abuelo, Manuel P. Torres, afirmaba que hay cosas que solo entendemos cuando nos arropan los años. Pero en mi caso, al ritmo en que estos años se me amontonan menos puedo entender tantas cosas que no solo me parecen inentendibles, me parecen asaltos a la razón. No puedo entender que un marxista esté a punto de contender por la presidencia del país que más ha combatido esa ideología. La más grande aberración filosófica, económica y política en la historia de la humanidad. Y que el apoyo base de Bernie Sanders sea lo más preciado de una sociedad, su juventud, que, después de haberlo bebido en las universidades ahora piden el comunismo.