El odio enfermizo que despertó Trump por toda América Latina, tal vez lo pueda entender. Pero, lo que no entiendo y nunca voy a entender, es el romance igualmente enfermizo que tienen los latinoamericanos con un hombre mediocre y corrupto como Biden.
Pensé mucho antes de iniciar esta nota, porque sé es probable que ofenda más gente que la cuota que automáticamente tengo asignada para mis nuevos odiadores. Pero no me puedo callar ni contener al atestiguar las situaciones tan inverosímiles y dramáticas que han provocado los acontecimientos sucediendo en todos nuestros entornos, que a veces me hacen sentir que estoy en uno de aquellos fumaderos de opio tan populares en la conquista del salvaje oeste, importados por los chinos en el siglo 19. Lo que ha sucedido y lo que va a suceder en EU, es solo un preludio de, como expresara un analista, los miles de años de penurias que le esperan a la humanidad. La condena infernal de un grupo diabólico y muchos de nosotros todavía les aplaudimos.