Ricardo Valenzuela
Ante la gran confusión que se ha provocado a nivel mundial
desde que Donald Trump hiciera su aparición en el lobby de su famoso
edificio
en Nueva York, The Trump Tower, para anunciar su intención de lograr la
candidatura del partido republicano a la presidencia de los EU. Y, al
mismo
tiempo se movilizaban poderosas fuerzas que juraran utilizar los medios
necesarios para que no lograra su propósito. No tan alarmados al inicio
pensando
la posibilidad de que llegara a la presidencia era nula. Después de
haber residido prácticamente durante la mitad de mi vida en los EU, y
dedicado
buena parte de mi actividad profesional a el análisis económico-político
del
entorno mundial en general, y el de los participantes en el TLC en lo
particular, puedo afirmar que nunca había atestiguado lo que ha sucedido
en
este país desde el evento en The Trump Tower aquel mes de junio del
2015.
Al darme cuenta de la avalancha que cocinaba para aplastar
al candidato Trump y luego al presidente Trump, decidí embarcarme en algo que
nunca había hecho puesto que no soy periodista ni político, investigación política
y profundizar hasta encontrar las raíces de este ciclón que amenaza la libertad.
Desde luego lo primero que pude observar fue el odio
visceral que se despertó en México hacia Trump. Después algo realmente
sorprendente cuando muchos miembros de su partido se declaraban en contra de su
aspiración. Luego todos los expresidentes igualmente se declaraban en su
contra, después los dos candidatos republicanos a los que venciera Obama,
McCain y Romney, supurando odio se unían a las filas de sus enemigos. Algunos
se reían de la osadía de este hombre y lo etiquetaban de un orate con dinero.
Pero cuando las encuestas lo empezaron a ubicar con gran consistencia en el
primer lugar, pasaban de las burlas a una gran preocupación e inclusive, se
llevaba a cabo una acuerdo-sociedad entre grupos de republicanos y demócratas
para detener este peligro. La media afilaba sus cuchillos para iniciar uno de
los ataques mas violentos en la historia política del país. Nacía el “Never
Trump”.
Trump ya con la candidatura en la bolsa y la Hillary con la
suya asegurada, se arreciaba esa estrategia de exterminio de Trump en lo
personal y de su campaña. Los candidatos llegaban al final aquel noviembre del
2016 con las apuestas del 10-1 a favor de la Hillary, y sus eufóricos
partidarios se concentraban en un elegante hotel de Manhattan esperando los
números finales para iniciar la celebración. Pero conforme llegaban los
informes de cada uno de los estados, la euforia empezó disminuir y, con las
cifras finales, se declaraba ganador de la contienda a Donald Trump y la
euforia se convertía en un histérico llanto y, sobre todo, desde esos momentos nacía
un deformado deseo de rebelión alentado por la negativa de la Hillary de
aparecer en escena y aceptar la derrota. Se decidía combatir a Trump en todas
partes y con todas las armas.
En julio 26 del 2017, armados con una orden de cateo
obtenido por el fiscal especial, Robert Mueller, el FBI con tácticas de asalto
penetraba de madrugada la casa de un exayudante de la campaña de Trump, Paul
Manafort, a pesar de que él ya había voluntariamente testificado en el comité
de inteligencia del senado y había cooperado con quienes investigaban la
colusión Trump-Rusia. Por instrucciones de Mueller, el FBI había quebrado la
puerta de la casa de Manafort cuando él y su esposa estaban todavía dormidos, y
entraban con las armas desenfundadas. Era la estrategia de Mueller para
inspirar terror a quienes todavía apoyaban a Trump, demostrando su sociedad con
el partido demócrata, la media, y miembro de algo que empezaba a sonar; el
estado profundo.
Durante la campaña cuando Trump sugiriera que EU podía
negociar con Rusia y China una sociedad para combatir el terrorismo, reducir la
posibilidad de más guerras, y negociar tratados de comercio mas favorables,
causaba gran rabia en ese estado profundo y aumentaba su temperatura. Uno de
los primeros actos de Trump como presidente fue cancelar la sociedad
trans-pacifico de Obama, y retirarse de lo negociado por Obama del acuerdo de
Paris para el clima que estaba ya a cargo de las naciones unidas. Dos
decisiones de Trump que encendieran aún más la rabia de los globalistas y sus
financieros con sus bancos centrales.
Pero ¿Cómo se entrelazan el estado profundo y Trump? El
estado profundo había tenido una vía libre hacia su proyecto globalista de un
gobierno mundial, una sola moneda, una sola religión, estado de bienestar
mundial quitando a países ricos para dar a países pobres, guerras para vender
armas. Desde que Reagan entregara el poder a Bush I, los últimos cuatro
presidentes habían sido abanderados de los globalistas, republicanos y
demócratas, y el gran problema ahora es que Trump no forma parte de sus filas y
lo tienen que neutralizar. Y para ello van a tratar de retirarlo de la
presidencia, legal o ilegalmente. Y si tienen que llegar a asesinarlo, lo van
hacer, como lo hicieron con Kennedy.
El plan contra Trump involucraba tomar control político
sobre el departamento de justicia. Si Trump les ganaba ese control con su
propio Procurador General, de seguro investigaría a Hillary Clinton y John
Podesta por el pago que recibieron en la venta de tecnología militar a Rusia.
Luego pasarían a la revisión de la Fundación Clinton y su ilegal trato “pagar
por jugar” con el empresario canadiense Frank Guistra, que derivara en que
Rusia es ahora propietaria del 20% de la producción de uranio de EU. Además, la
fundación Clinton, como claramente lo afirmara el juez Napolitano, es una
organización criminal dedicada a enriquecer a los Clinton
Pero cuando el Procurador nominado por Trump, Jeff Sessions decidió
recusarse de la investigación de la colusión Rusia-Trump, el presidente sufrió
un duro golpe y una gran decepción. Los demócratas le habían tendido una trampa
y de inmediato amenazaron a Trump con iniciar el proceso de destitución si despedía
a Session o a Mueller, recién nombrado fiscal, mediante una manipulación del
estado profundo, para investigar al presidente en su ya famosa colusión
Rusia-Trump. Se descubría que el encargado de orquestar la trampa contra Trump
era John Brennan, ex director de la CIA y hombre muy cercano a Obama. El mismo
fue luego el encargado de likiar toda la información falsa de la colusión de
Rusia en la elección.
Pero ¿Qué es o quienes son el estado profundo? Antes de
identificar al ejercito que trabaja para ellos, voy a listar algunas de las
cosas en las que el estado profundo se ha edificado y constituido a través de
los años. James Comey, el director del FBI despedido por Trump había sido
fiscal general en el distrito sur de Nueva York. Al renunciar el fue invitado a
formar parte del consejo de administración de HSBC y también miembro del comité
del sistema de vulnerabilidades financieras del mismo banco. En el puesto de
fiscal para el distrito sur de Nueva York, lo había sustituido Loretta Lynch—luego
Procuradora General— y fue la responsable de negociar el que no se procesara a
HSBC y solo pagara $1.9 billón de dólares admitiendo haber actuado
criminalmente, condicionado a que se detuvieran las investigaciones criminales y
no se procesara a los miembros de su consejo.
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