Ricardo Valenzuela
La economía china es realmente un milagro
moderno, y su creciente prosperidad se celebra a nivel mundial como una gran
victoria de las fuerzas del libre comercio mundial. Sin embargo, ese libre
comercio no es tan libre.
Los chinos siempre se han considerado una raza superior y por ese motivo, nunca se aventuraron a buscar otros horizontes fuera de sus fronteras como lo hicieron los europeos. Siempre han repudiado a los “diabólicos extranjeros” por haberse apropiado de lugares como Hong Kong, Macao, Shanghái y muchos otros enclaves en el oriente. Desde el triunfo de los comunistas en 1949, el país se aislaba aún más y permanecería totalmente desconectado del resto del mundo, hundiéndose en el hambre y la pobreza. Pero ante las miserias que le acarreara ese comunismo, en los años 70 iniciaba una apertura para integrarse al mercado mundial.
Para ello China ha llevado a cabo una admirable reforma y se ha convertido en magneto para atraer capital. El bajo costo de su mano de obra y una nueva clase empresarial —con un gobierno orientado a la creación de riqueza, trabajos, y capacidad industrial— atrae inversiones a un ritmo impresionante. Ello ha creado una economía que crece un 8% anual, más del doble que la de EU en sus buenos años. Es tanto el capital fluyendo a China que, solo en el año 2005, Shanghái construyó más espacio de rascacielos del que existe en la ciudad de Nueva York. Dentro de unos cuantos años se espera Shanghái tenga 5,000 rascacielos, más del doble de los construidos en la ciudad de Nueva York desde que se inventaron los elevadores en 1853. La economía china es realmente un milagro moderno, y su creciente prosperidad se celebra a nivel mundial como una gran victoria de las fuerzas del libre comercio mundial.
Sin embargo, ese libre comercio no es tan libre. Como en todo, hay también reglas que gobiernan esta actividad y esas reglas deben promover y proteger el comercio. Todo economista sabe que cambios mayores en el comercio internacional pueden causar algunos disturbios. En EU el costo de esos disturbios ha sido pagados por millones de americanos que han perdido sus trabajos y sus esperanzas para un futuro mejor. A veces esas reglas tienden a que el rico sea más rico a expensas del resto de la población. Algunas veces sucede en formas que amenazan la seguridad nacional, y se ilustran en esta historia de cómo la industria americana puede sucumbir ante la voracidad de China, de seudo empresarios sin integridad y políticos profesionales que ubican sus ideologías y sus incentivos ($$) antes que su patriotismo.
Este es un buen ejemplo de cómo las negocios manejados rompiendo todas las reglas pueden provocar resultados peligrosos. Aunque suene increíble, China inesperadamente obtuvo el secreto para “apagar el switch” que paralizaría todas las fuerzas armadas de EU. Los altos mandos militares no hablan en público de esta situación, pero a puertas cerradas en sus oficinas expresan su profunda preocupación. En la reciente comparecencia ante el senado, el director de la CIA, Mike Pompeo, tuvo que admitir que el control de la tecnología que le da a China ese poder de paralizar las fuerzas armadas, es un gran dolor de cabeza. Un conocido analista comenta: “El pentágono ha construido toda la estrategia de sus armas avanzadas sobre arenas movedizas que, en su momento, pueden succionar a los EU”. Y con la venta clandestina de Uranio a Rusia que Hillary Clinton llevó a cabo, muchos americanos se preguntan ¿Qué sucede en nuestras transacciones internacionales?
Sin embargo, China no siempre tuvo el monopolio de esa poderosa arma con lo que ahora amenaza a los EU. En un acto de espionaje agentes chinos se robaron esta tecnología militar tan sensitiva y crucial, así como sus patentes, del mismo suelo de los EU en unas instalaciones en Indiana financiadas por el gobierno. Ahora EU depende totalmente de China para el abastecimiento y el uso de las fuerzas armadas de esta avanzada tecnología, y en cualquier momento puede desconectar el switch que dejaría al país sin defensa, como ya lo hicieron con Japón hace unos meses. El Departamento de Defensa de EU habría gastado muchos cientos de millones de dólares perfeccionando esta tecnología que ahora está en poder de los chinos, quienes piensan estar en el asiento del conductor y listos para usar esa peligrosa ventaja monopólica. Y es que todos los sistemas de armas avanzadas e inteligentes, capaces de cosas que no podemos imaginarnos, para operarlos se requiere de esta tecnología. Es decir, sin ella, serían como los rifles sin municiones.
Ante esas conductas de parte de China, ningún presidente en la historia de los EU había tenido el arrojo de enfrentarla como lo está haciendo Donald Trump. Es el único presidente, en los últimos 30 años, que ha hecho agresivos reclamos a Beijing por sus irregulares prácticas comerciales, con acciones no con palabras. La sección 301 del Acto de Comercio de 1974, le da al presidente de los EU libertad total para castigar a países que estén manipulando las reglas de comercio, sin tener que recurrir al Congreso para ello. Ronald Reagan fue el último presidente en usar ese mecanismo en los 80s. Donald Trump desde hace unos meses ordenó al Representante Comercial de EU, abrir una investigación por las violaciones de China de la propiedad intelectual de EU. China primero se sorprendió, para luego reaccionar con gran molestia.
China no solo robó las patentes militares y tecnológicas de este producto. Han hecho lo mismo con patentes de Intel, Qualcomm, IBM, y las de fábricas de autos americanos operando en su país, lo cual a EU le cuesta unos $700,000 millones de dólares al año. En estos momentos parece ser que China tiene todos los ases puesto que ya saben cómo fabricar todo estilo americano, porque son propietarios de un gran almacén repleto de patentes robadas a EU. En caso de algún conflicto, utilizando esta tecnología militar recién robada, China puede paralizar todas las fuerzas armadas de EU y, de la misma forma, puede también provocarle una catástrofe económica. Inmediatamente después de que Trump iniciara acciones contra China vía la sección 301 del Acto de Comercio, Pekín anunciaba que iban a responder de la misma forma, con represalias. Y el arma más poderosa que tienen los chinos para esta batalla, es ese poder para desconectar el switch con lo que ya han estado amenazando.
Esta nueva tecnología requiere de “rocas metálicas raras” para refinarlas y convertirlas en “polvo metálico”. Los expertos llaman a este polvo, “el secreto de todo”. Las publicaciones científicas lo llaman “las vitaminas del mundo moderno”. Para las fuerzas armadas de EU fue un envío de Dios y un milagro envuelto en otro, porque una vez que el polvo es refinado, se convierte en un gatillo altamente sensitivo, grado-militar, para toda esa generación de armas inteligentes. Y lo que hace que políticos y militares entren en pánico, es que, en estos momentos, China es el único proveedor de esa tecnología inventada en EU. Y si China dejara de abastecer este material, todas sus fuerzas militares estarían entrando a un estado comatoso. Simplemente los famosos misiles Tomahowk que tienen un alcance de 1,000 millas, sin este elemento, al lanzarlos harían un zigzag para luego estrellarse en el océano.
Compañías como Boeing, General Atomics, Lockheed Martin, Northrop Grumman, y General Dynamics. Ellos construyen Misiles, aviones de combate, tanques, cohetes, y todos ellos reciben ese material metálico de parte de China para darle vida a sus productos y puedan funcionar. Las gestiones de Trump contra las malas prácticas comerciales ya están en marcha, y China parece preparar una demostración apagando todos los sistemas de armas militares de EU, que pueda iniciar una verdadera guerra en donde China puede ser llevada a los tribunales internacionales para que responda, especialmente por su robo de patentes y espionaje comercial. Pero ¿Cómo es que esto ha sucedido ante la nariz de EU, dejando que China se convierta en su extorsionista? Mi buen amigo Doug Casey, el hombre más informado del mundo, tiene la respuesta.
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