Ricardo Valenzuela
Primera Parte
"Hace casi 40 años,
decepcionado por una serie de acontecimiento que habían provocado una de las
crisis más grandes de la historia de México que incluían la expropiación de la
Banca, inflaciones sin control, la ausencia de la ley y la justicia, el
desorden social, decidí buscar nuevos horizontes en los EU. Era principio de
los años 80s—una de las épocas más tristes y trágicas de México. Sin embargo,
por amor a mi país y a mi Estado, decidí mantener dos residencias físicas y
legales, una en Tucson Arizona, la otra en Hermosillo, Sonora. No me vine a los
EU cruzando de ilegal sin rumbo y sin destino. Me vine con mis escasos 30 años,
mis títulos universitarios, mis relaciones establecidas en mis años como
Director General de dos importantes bancos, capital suficiente para establecer
mi nido en este pais, y un gran deseo de luchar.
"Arribé a este país confundido con los acontecimientos
que me había tocado atestiguar en México en mis primeros años de vida
profesional. Los años de la docena trágica de Echeverría y López Portillo. En
mi mente tenía muy claro que los modelos manejados por estos verdugos de mi
país lo estaban destrozando. Pero tal vez la confusión más grande que
enfrentaba era el haber observado la forma tan poco efectiva que nuestro
capitalismo mexicano había funcionado. A pesar de mi formación en la facultad
de economía y administración del Tecnológico de Monterrey, nunca había podido
entender el capitalismo a la mexicana que giraba totalmente alrededor del
gobierno, ese capitalismo en él que contaban más las relaciones que las
cualidades humanas, más importante conocer al gobernador, que una visión y un sueño que
nos debería apuntar al objetivo.
"Me tocó en suerte hacer mi debut en los EU cuando Ronald Reagan iniciaba su revolución Supply Side, su revolución en contra de un aparato gubernamental que había crecido sin control y amenazaba con devorar a sus ciudadanos. Con gran asombro pude observar cómo Reagan hablaba de un gobierno que había pretendido resolver los problemas económicos con este moto: “Si se mueve, cóbrale impuestos. Si se sigue moviendo, regúlalo. Si deja de moverse, hay que subsidiarlo.” El gobierno federal, aseguraba Reagan, “gastaba billones de dólares inventando curas milagrosas para enfermedades que no existían o los políticos inventaban.” En su visión aseguraba también que las palabras más peligrosas del idioma inglés eran: “Hola, soy oficial del gobierno y estoy aquí para ayudar.”
"Pude unos años después observar cómo Reagan parado enfrente de la muralla de Berlín gritaba; “Sr. Gorbachev, si usted realmente quiere la paz, si usted busca la liberación de la humanidad, venga aquí. Sr. Gorbachev, venga aquí y derribe esta muralla.” Poco después de ese acontecimiento, la muralla se derrumbó y con ella el gran símbolo de opresión de la humanidad que representaba el comunismo. Al derribo de la muralla de Berlín, pude leer en los diarios del mundo cómo Hayek observó con lágrimas en los ojos desde su casa en Austria, el acontecimiento que él había predicho. El viejo liberal que toda su vida había luchado por sus ideas, al final de ella veía la coronación de su liberalismo.
"Ante ese nuevo panorama, de inmediato me aboqué a investigar más acerca de los conceptos que Reagan manejaba con tanta elegancia y claridad. Fue entonces cuando descubrí el verdadero liberalismo. El liberalismo que en los corredores de la facultad en el Tecnológico habíamos tocado de una manera muy somera y superficial. El liberalismo de Jefferson, Adam Smith, Locke, Bastiat, el liberalismo de Milton Friedman, Von Mises, Hayek. En esos momentos sentí que me quitaban una venda de los ojos. Las grandes interrogantes que me habían perseguido por tanto tiempo se despejaban. Finalmente entendía que el capitalismo crony de México no era liberalismo, el capitalismo mafioso y tropical de América Latina, no era liberalismo y mucho menos capitalismo.
"Tuve la gran suerte, en mi ruta de descubrimiento, de conocer hombres y mujeres que marcaron mi vida intelectual por el resto de mi existencia. En mi proceso de introspección tuve la gran oportunidad de conocer a un Milton Friedman cuyos consejos valúo siempre como tesoro. Mi amigo Art Laffer a quien considero mi padrino intelectual. Al gran Gordon Tullock quien fue de invaluable ayuda al inicio de nuestra Fundación. Judy Shelton a quien siempre he admirado desde que tuve la oportunidad de leer su primer libro. David Kelly el gran filosofo del liberalismo moderno, e infinidad de otros grandes espíritus que siempre recuerdo con gran cariño y admiración.
"Sin embargo, siempre tuve la inquietud de saber de los posibles liberales de América Latina, o cuando menos saber si los había, dada la tradición estatista de nuestras sociedades y sistemas educativos. Esa inquietud me llevó a conocer—si no personalmente—si a través de sus escritos, a uno de los más grandes; Mario Vargas Llosa. Yo sabía de la grandeza de Vargas Llosa como literato, pero fue para mí una infinitamente rica oportunidad de conocerlo como el gran liberal que es, al iniciar la lectura de su columna semanal que publica en la revista peruana Caretas. El primer artículo de Don Mario que tuve la oportunidad de leer en el que, hacia una distinción entre liberalismo y neoliberalismo, realmente me dejó impactado. En ese momento me comprometía sin dudas con el concepto liberal para el resto de mi vida.
"A través de las humeantes páginas de las obras de Vargas Llosa, pude también conocer a otros muy importantes liberales latinoamericanos como Hernando de Soto y su extraordinario libro; “El otro Sendero,” en el que hace una descripción de la economía informal de Perú, y él porqué nacen en nuestros países esas economías como respuesta del mercado a las regulaciones estúpidas de nuestros gobiernos. A su hijo quien con los autores liberales Apuleyo y Montaner publicara el libro: “El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano,” obra que ha levantado una gran polvareda entre nuestros clásicos políticos demagogos en toda la región. Al Dr. Manuel Ayau fundador de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, tal vez la única Universidad liberal de América Latina.
"Me cautivó un escrito de Vargas Llosa de principios de los 90s en el que reza: “Se llama liberal la política de Salinas de Gortari en México que ha destrabado la economía, si, pero preside un régimen seudodemocrático en el que el partido gobernante ha perfeccionado a tal extremo sus técnicas para perpetuarse en el poder que, por lo visto, ya ni siquiera necesita amañar las elecciones para ganarlas.” Los verdaderos liberales, seguía Vargas Llosa, “fueron los que en América Latina se enfrentaron a los conservadores en nombre del laicismo. Los que combatían la religión de Estado y querían restringir el poder político y económico de la iglesia. Siguiendo las ideas de Jefferson, abogaban por un Estado pequeño, un gobierno que casi, casi no lo fuera.” La verdadera liberación del ser humano.
"Pero la noticia importante en relación con el gran escritor y el gran liberal Vargas Llosa, es que acaba de visitar nuestro país. Después de entrevistas en TV en las cuales como siempre tuvo que explicar su afirmación de hace años: “El PRI ha encontrado la fórmula para dictadura perfecta,” tuvo reunión con los candidatos Labastida y Fox. Al despedirse de nuestro país con la franqueza que lo caracteriza afirmó: “Sin duda la mejor alternativa para los mexicanos es Vicente Fox.” De inmediato diputados del PRD y el PRI pidieron que se le expulsara del país como extranjero indeseable, pero como dijo Monsiváis; Sres. Congresistas, además del ridículo hagan algo. México tiene esperanza de un presidente liberal".
Pero fue solo eso, una esperanza no realizada. Fox fue electo presidente para que Mexico sufriera una gran decepción, viendo que sus acciones como candidato era solamente un papel que desempeñaba a la perfección, pero solo una actuación muy lejana a la realidad que ahora presentaba. Y, lo mas triste, sería la primera de otras dos igualmente decepcionantes para que los mexicanos pensáramos que, algo que no estaba a la vista, como una maldición provocara que todos los que llegaran al timón de la nave, fracasaran rotundamente y mi sueño de ver mi pais con fisonomía de ganador, naufragaba en medio de mi tormenta mental. Y recordaba la famosa frase de Milton Friedman que le escuchara: “Mexico continua el mismo camino que lo llevará a su misma mediocridad permanente”.
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