LA GUSANERA DE LOS GOBIERNOS

Ricardo Valenzuela

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A solo unos dias de la victoria de Trump, el impacto se ha sentido de forma que muy pocos imaginaríamos. Con cada nombramiento de los miembros de su gabinete, claramente va mostrando el color de su nueva administración y las expectativas crecen en una sociedad que parece salir de ese bosque oscuro que tuvo que transitar los últimos cuatro años.

De sus proyectos, hay uno que me provoca un interés especial porque está ligado a un evento con el que me siento bendecido por la vida. Al inicio de los años 90, con sorpresa recibo una llamada de Gordon Tullock quien en esos momentos era profesor en la Universidad de Arizona, la llamada era para decirme que acababa de leer algo que yo habia escrito y le gustaría comentarlo. Tullock era famoso, entre otras cosas, por haber sido socio de Buchanan en la elaboración de la teoría Public Choice que le valiera el premio Nobel, pero confundía que fuera solamente para Buchanan. Así iniciamos una buena amistad y pude aprender su teoría y la potencia de esta.

 

La teoría estudia las decisiones colectivas o públicas de los agentes políticos, y pretende desarrollar un marco institucional que aminore las fallas de los poderes públicos frente a la sociedad civil. Investiga las fallas del Estado provocados por sus intentos de solucionar lo que ellos piensan son fallas de mercado. Así, postula que la evidencia científica señalaría al Gobierno y no al mercado, como el ente que debe ser limitado o reducido para el bienestar de la sociedad. Obviamente los detractores no habían leído a Ayn Rand.

 

Es decir, con su teoría echaban al basurero la idea que los burócratas en los gobiernos, a diferencia de los emprendedores, su motivación no era buscando un beneficio personal sino simplemente una gran vocación de servir. Entonces, a ellos no se les podía aplicar la frase de Adam Smith: “No es por la benevolencia del panadero, del carnicero o del lechero que tengo la cena sobre mi mesa, sino por su ambición muy personal de obtener una ganancia, y persiguiendo un objetivo personal, sin proponérselo benefician a la sociedad”.   

 

Demostraban que la burocracia es igualmente motivada por ambiciones personales nunca por la vocación de servir. El burócrata siempre está tratando que su departamento, división o secretaría tenga más gente, más presupuesto, más oportunidades de vender sus favores a mejor precio. Y como ellos no tienen la responsabilidad de producir ganancias, ni la preocupación de donde le llegará el dinero, pierden ese concepto de manejos eficientes, productivos, porque ellos no tienen que serlo. Para ellos regulaciones, mandatos, permisos, son las grandes oportunidades para vender sus favores. Brota así la corrupción y, sobre todo, la ineptitud de los gobiernos.

 

En su primera administración, Trump de inmediato convocaría a una reunión con los principales empresarios del pais en todas las diferentes actividades. Abría la reunión afirmándoles se proponía ser el presidente más pro-negocios de la historia. Al terminar su bienvenida les dice: “Quiero escuchar de ustedes cómo puedo ayudarlos para que sus empresas crezcan, prosperen y estén creando nuevos trabajos con sus buenas remuneraciones.” Tomó asiento y los escuchó durante casi dos horas

 

Sus asesores económicos presentes, sorprendidos después señalarían que las quejas, peticiones, sugerencias que ellos pensaban serian de los impuestos. Sin embargo, todas quejas y señalamientos de esos emprendedores la expresarían con un; “Por favor quítanos la carga del gobierno de nuestras espaldas con su insostenible peso. Nos están estrangulando cada día con más fuerza con regulaciones, mandatos, permisos, licencias. Si tu realmente quieres que America sea mejor, por favor pon un freno a estas cargas y nos tendrás como tus soldados solidarios que lucharán contigo para lograrlo.”

 

La lista de estas coronas de espinas para los negocios, irían desde las regulaciones bancarias de Dodd-Frank hasta los ridículos mandatos y reglas de EPA, los de FDA, los ataques del Departamento del Trabajo que habían detenido sus crecimientos y sus rentabilidades. Pero, no eran solamente esas leyes opresoras, sino los sanguinarios reguladores de Obama universalmente hostiles a los negocios. Pareciera que sus objetivos eran destruir empresas, no ayudarlas a que resolvieran sus injustos señalamientos y sus contradictoras reglas.

 

Esto tendría un gran impacto en Trump cuando iniciaba un verdadero plan similar al sabio dicho; “mucho ayuda el que no estorba”. El peso de lo que exponían los empresarios tenía el impacto similar al de un segundo impuesto sobre el ingreso. El Mercatur Center le informaba que el impacto económico por la pérdida irrecuperable de las regulaciones se estimaba en 2.5 trillones de dólares de producción perdida por año debido al costo del cumplimiento. Y ese costo en el gobierno de Obama habia explotado. Afirmaban los reguladores de Obama los trataban como combatientes enemigos. Y escuchar esto de parte de los grandes creadores de empleo, impactaba a Trump como el golpe en la frente con un gran mazo.

 

Después de evaluar lo escuchado y con horror ver esa carga de 2.5 trillones que debería haber sido crecimiento económico, más empleos bien remunerados, más capacidad de compra, creación de capital, más ahorro privado, más inversiones productivas, fortalecimiento del dólar. Se daba cuenta que ese era el obstáculo que no permitía el verdadero despegue del pais. Un obstáculo similar a las cadenas con las que el FED lo ha tenido prisionero y, resolviendo ambos, la economía de EU podría estar creciendo a niveles de un 10% e inclusive superiores.

 

Iniciaría un programa afirmando, “por cada nueva regulación que se formule, procederemos a cancelar dos”. Pero, de inmediato lo arroparían con acusación de la participación de Rusia en la elección, los dos intentos para desaforarlo, ataques a sus negocios, a su familia, la pandemia con clara dedicatoria, y no le permitirían reelegirse pensando ya habían eliminado ese gran peligro. Pero, está de regreso con un ejército fortalecido luciendo invencible. Y ese gran pendiente que dejara al abandonar la Casa Blanca, ahora de nuevo será su prioridad y, para enviar esa señal prioritaria, el proyecto será manejado por ese genio llamado Elon Musk. Esto será historia.      

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