Ricardo Valenzuela
En la
Fellinesca situación que Venezuela le ha ofrecido al mundo ha surgido un
personaje verdaderamente cantinflesco quien, iniciando con su presencia física,
fácilmente se puede confundir como una de las caricaturas inventadas por Walt
Disney. Un hombre que, al parecer impulsado por su admiración de Hitler y
Mussolini, ha estado produciendo discursos más largos que los de esos dos
dictadores. Y si le sumamos su físico que incluye un rostro de matón
profesional magnificado por sus discursos emanados de lo profundo de la locura,
tenemos a un Jorge Rodriguez.
Un personaje que me recuerda al loco Vidal que, durante la revolucion mexicana, rondaba por la sierra de Sonora montado en su burro con sus carrilleras repletas, dos pistolas viejas, una carabina inservible. Y en su locura manifestaba ser comandante de un ejército con el que habia derrotado a las huestees de Pancho Villa. Y cuando Villa llegara a esa región derrotado por Obregon en Hermosillo, una patrulla que revisaba los alrededores lo encontraba y, al interrogarlo, se dieron cuenta estaba loco. Lo llevaron ante Villa para que se riera un rato pues estaba hirviendo de rabia por la derrota.
Villa lo recibía confundido. Pero el loco no despreciaría la oportunidad e iniciaba narrando sus fantasiosas aventuras como General de los ejércitos de Obregón. Villa lo interrumpe gritando a sus soldados, “fusílenme a este hijo de la chingada.” El capitán que comandaba el grupo le dice; “General, este hombre está loco y todo son inventos de su locura.” Villa ya furioso le responde: “Me importa madre que esté loco, estos locos son también muy peligrosos.” Y aquel loco que tanto vagara por la sierra madre era fusilado en un monte cercano.
Así, Jorge Rodriguez continúa arengando a grupos de chavistas que son obligados a escuchar sus locuras con las que invita a celebrar el triunfo de su presidente Maduro, y culpar a la oposición del desastre que ellos han provocado. En el inter, los EU llegan ya ante el umbral de su elección que, sin lugar a duda, en gran parte semejará a la que acaba de vivir Venezuela. Pues, habiendo probado la impunidad en la gesta del 2020 donde ya exhibieran su descaro y cinismo para evitar que Trump siguiera al timón de la nave. El timón de un buque en medio de una tempestad a punto de hundirlo.
Ese buque que, como en Venezuela, para los oligarcas globales tanto representa que, al igual que en Venezuela, sabemos están más que dispuestos a ejecutar acciones de la misma magnitud de esa deshonra sin importar exhibirse frente un pueblo desarmado. Porque a los pueblos no solo se desarman expropiándoles sus fusiles que los soporta un mandato constitucional para, cuando un gobierno se tornara en ente opresor asumiendo funciones no delegadas en su constitución, con esas armas retirarlo y sustituirlo con uno nuevo que respete la constitución.
Hay otro tipo de desarme más efectivo que se ha estado llevando a cabo durante muchos años, algo que fuera de fundamental especialmente en un pueblo con antecedentes de rebeldía como ha sido EU. Es el desarme más cruel que los gobiernos llevan a cabo para expropiarle al hombre un arma más potente que los mosquetes de sus revolucionarios en su independencia, su mente. Ese hombre que combatía con ese coraje sin importar el riesgo de perder su vida. El hombre que no estaba dispuesto a que se le expropiara un tesoro.
Un tesoro configurado por su amor por la libertad, de su independencia, su autonomía, su individualidad, su facultad de pensar libremente utilizando la ética, la razón. Su derecho vital para vivir con la libertad que eligiera mientras no infringiera los mismos derechos de otros. Porque ningún pueblo puede ser verdaderamente feliz, aunque goce del máximo de las libertades civiles, si se le priva de la libertad de conciencia para pensar, analizar y elegir en que creer. La libertad para establecer gobiernos cuya única responsabilidad fuera proteger los derechos individuales.
Y cuando el hombre sufre la expropiación de su mente, ese poder opresivo de los gobiernos crece sin control y no concede nada sin que se le exija. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Y cuando el hombre se somete dócilmente habrá descubierto la medida exacta de injusticia y agravio que se le impondrá, y continuarán hasta que se les enfrente con la fuerza necesaria. Los límites de los tiranos siempre están configurados por la resistencia de los que han sido oprimidos. Pero, cuidado, porque esa clase de fuerza puede hacer cínicos e hipócritas, pero no puede hacer conversos los árboles con sus raíces podridas.
Hace más de 200 años Jefferson nos advertía cuando escribió: “El progreso natural de las cosas es que la libertad se encoja y los gobiernos avancen y se expandan”. Y, dos siglos después, James Buchanan ganaba el premio Nobel con su teoría del Public Choice confirmando la visión de Jefferson. Los políticos y burócratas tienen solo interés en ellos mismos, pero, fuera de los mercados en un monopolio, los gobiernos se han convertido en los monstruos que combatieran los padres fundadores. Los gobiernos se convirtieron en grandes conglomerados con propietarios desconocidos.
En el caso de los EU, desde el inicio del plan elaborado en el siglo 19 por la monarquía británica, los Rothschild, y Cecil Rhodes, se inició el proceso de esa metamorfosis que debía convertir el pais en un conglomerado controlado por un grupo secreto que solamente responde a ellos mismos. El golpe más importante que asentaran fue la autorización para iniciar el Fondo de la Reserva Federal con el objetivo de controlar las monedas del mundo, donde ya habían reclutado a los Rockefeller, JP Morgan, Prescott Bush etcétera.
Su gran poder se deriva de una vasta y secreta infraestructura intergubernamental y sus conexiones directas con industrias privadas, fondos trillonarios de inversión, bancos de inversión, “universidades y la media, incluyendo editoras domésticas y foráneas”. Y si nos fijamos bien, hago hincapié en la operación global de universidades, toda la media, editoras y, por supuesto, Hollywood, sus fundaciones especiales orientadas a la educación, tendremos un cuadro muy completo de las herramientas usadas para esa gran expropiación que el mundo ha sufrido, la expropiación de la mente del hombre para esclavizarlo.
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