Ricardo Valenzuela
El mundo está
a punto de iniciar un periodo que, sin lugar para dudas, a futuro será considerado
de proporciones bíblicas y, subrayo el “estar a punto”, porque quien marcha de
frente liderando ese cambio, Donald Trump, sin titubear ha mostrado hasta donde
pretende llegar con lo que ha causado el estremecimiento de las fuerzas que ha
decidido combatir. Porque son las que han provocado que, después de una
historia de miles de años, la humanidad continue prisionera de quienes quieren
regresarla a la era de la servidumbre.
Y, así, un hombre que no pertenece a ninguna de las tribus que ellos han formado y, más amenazante, con una radiografía muy clara de sus añejas intensiones y de todos sus avances esclavizantes, se acomoda en su nueva trinchera para combatirlos con las armas que antes no hubiera portado. Es uno de esos hombres que, dejando de lado toda consideración por ellos mismos, actúan más allá del llamado del deber y al hacerlo, definen el patriotismo y nos elevan a todos. Ideales como paz, libertad, justicia, prosperidad, individualismo suelen ser sueños si no hay alguien que lidere y se hagan realidades.
Y cuando solo con sus primeras acciones provoca algo similar a las cucarachas que invadieran un oscuro aposento y, al prender la luz, presas del pavor inician una desbandada sin rumbo. Y, cuando las cucarachas son presas de ese enfermizo miedo, asumen acciones como la del hombre despreciado gritando a quien lo ha rechazado, “si no eres para mí, no serás para nadie”, y procede a inmolar a la mujer y suicidarse. Porque, cuando estas turbas son captivas de esos diabólicos sentimientos, son capaces de cometer crímenes inimaginables y temo por la vida de Trump.
Y, puesto
que yo ha seguido las acciones de Trump durante más de 30 años llegando a
conocer bien a sus enemigos y, sobre todo, de lo que son capaces, me preocupa
profundamente que continúen sus diabólicos intentos para asesinarlo. Y baso mi preocupación
por una simple razón, el que ellos jamás hubieran tenido que enfrentar alguien tan
decidido y sin temor, presentado ese tipo de batalla que estará tocando todos esos
puntos vitales para su supervivencia. A Kennedy lo asesinaron porque tocaba solo
dos de sus campos de acción cuando tratara de eliminar el FED, y lo acompañaba
con su oposición total a iniciar la guerra de Vietnam.
Pero los
ataques de Trump están orientados a todos esos campos donde han encadenado de
la humanidad. Inicia con la posibilidad que representa de retirar al FED de su
papel esclavizante enfrentando la competencia del Bitcoin, seguido con su intención
de recuperar el canal de Panamá que ha caído en el control de China, con gran prejuicio
del comercio de EU. Su asertiva intervención para terminar la guerra de Ucrania
enfrentándolo con la Union Europea que, desde hace años, han tenido el objetivo
de la desaparición de Rusia para, de acuerdo con su conveniencia, surjan siete
nuevos paises controlados por ellos y miembros de su OTAN. Su renovado apoyo a
Israel, la única democracia libre del medio oriente que lo enfrenta con los
planes de la oligarquia, a Iran y los terroristas de la región.
Pero, sabemos que Trump irá mucho más allá de un tibio objetivo de meter el dedo en la llaga mundial con sus participantes, donde su OTAN ha estado operando muy activamente con gran estupidez, por lo que es muy probable que retire a EU que solo le causa gran desembolso. Lo mismo podría suceder con la ONU, ese nido de socialistas encabezada por su presidente, António Manuel de Oliveira Guterres quien, entre sus grandes credenciales, muestra haber sido presidente de la Internacional Socialista pues también es miembro del partido socialista de Portugal y otras sectas similares. Por eso su sociedad con la corte internacional y sus inacciones en Venezuela.
Es decir, Trump, contrario a la mayoría de los políticos, economistas,
profesores que, como el elefante en la sala del alcohólico fingen no verlo, el
lo llama como lo que es, un mundo seducido por ese socialismo “suave” que fingen
ignorar. Él fue, en compañía de Milton Friedman, cuando Nixon estableciera
control de precios y salarios al recibir suaves reclamos afirmaba, “ahora todos
somos keynesianos”, reviraba este par diciendo “nosotros no”. Así Trump, sin
agresiones, si acusa al socialismo de la desgracia del mundo. El sabe perfectamente
que la Union Europea es producto del socialismo nazi. Que su arquitecto y
primer presidente Walter Hallstein era miembro distinguido del partido nazi. Y,
aunque haya ofendidos, hay que decirlo claro, Europa es socialista.
Trump lo dice más claro y actúa asertivamente para combatir el socialismo que se ha establecido “democráticamente”, no de la forma violenta de China y Rusia cuando pretendían instalarlo por todo el mundo. Pues, los que tomaron la batuta de la promoción de ese socialismo moderno, son los mismos que lo crearon apoyando a Marx, Lenin, Stalin y, a diferencia de las alcanforadas revoluciones, los oligarcas lo han avanzado a través de sus gobiernos, su infiltración, control de educación nacional y, en especial, por el encadenamiento financiero con el cual, primero, destruyeron la URSS y luego saquearan a Rusia en los años 90.
Y me parecería lógica una posibilidad de que Trump buscara un acercamiento especial con los pocos que se han negado a la voracidad de los oligarcas que, habiendo llevado a EU al pie del cadalso, no pudieron evitar aparezca de nuevo un verdadero revolucionario. Un verdadero enemigo de esas fuerzas que durante más de 100 años han trabajado para subvertir EU. Así lograron, primero, imponer el anticonstitucional impuesto sobre la renta, seguiría el ilegal FED para luego complementarlo con el FMI, el Banco Mundial, el dólar FIAT como la moneda global, la Organización Mundial de Comercio, la Union Europea con su brazo criminal OTAN. Todo para controlar su mundo.
Pasarían a darle imagen de compasión global con esfuerzos privados como
el Bilderberg, el Foro Económico Mundial, la Comision Trilateral, el Council of
Foreing Relations, la sagrada secta de Skull & Bones domiciliada en Yale. Así,
lo que naciera en Inglaterra como idea de Cecil Rhodes y su famosa secta de Los
Escogidos, con una profunda convicción de que ellos, los hombres superiores,
debian controlar a una humanidad de salvajes descerebrados. Y en sociedad con los
Rothschild, la Monarquía, invadir EU para controlarlo bajo sus reglas. Claro,
con la participación de los Rockefellers, los Bush y demás facinerosos.
A este diabólico entarimado se enfrenta ahora Trump y no recula.
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