Ricardo Valenzuela
Miércoles 20 de
enero de 2021, una segunda fecha que vivirá por siempre en infamia. Con el
juramento de Joe Biden, se consolida el peor ataque que ha sufrido EU a su
libertad, su estado de derecho, sus instituciones y a su gente en sus más de
200 años de historia y, lo más grave, con la complicidad de todas las
instituciones que han demostrado su nivel de corrupción, especialmente, las del
sistema judicial y el partido republicano. Un partido cuajado de traidores que
hoy naufraga en medio de su sus pecaminosa conducta. Una conducta que lo
invadió con más ferocidad que el virus que hoy nos mantiene secuestrados y, de
la forma más injusta, es la gente quien deberá pagar por esos pecados que otros
han cometido y nunca fueran castigados.
Yo acuso a Joe Biden de haberse prestado para esta farsa y, perdiendo la poca nobleza que le pudiera haber quedado, sin dignidad ni decoro aceptar jugar el papel del rey payaso. El bufón de la nueva monarquía que lo presentan en este escaparate internacional a pesar de sus escandalosas corrupciones que tenuemente trataron de cubrir con un dedo. Por eso lo acuso de su sociedad con China, con Ucrania e infinidad de otros países en donde han dado rienda suelta a sus conductas rapaces y, sobre todo, de falta de patriotismo que les ha impedido ubicar a su país en la primacía de sus acciones, no su insana ambición. Es decir, el nuevo presidente es un verdadero corrupto.
Yo acuso a Nancy Pelosi de ser el factor más negativo en el potaje de corrupción política, financiera y personal que invade al país y su aparato político. La acuso de traiciones, puñaladas por la espalda que, bajo su ejemplo y patrocinio, se ha convertido en inspiración de los debutantes y la forma natural de hacer política en la cual se castiga la virtud y se premia la infamia. Un estilo representado en un cuadro que la misma corte de Luis XVI quedaría opacada por la de Madame Pelosi y su grupo de aprendices de Robespierre. Estilo que santifica la afirmación de Ruiz Cortines al definir el arte de la política como “comer mierda sin hacer gestos para luego dar las gracias”.
Yo acuso al
anticristo George Soros de haber planeado, organizado y ejecutado este
vergonzoso periodo de la historia del país, en su jornada permanente para
destruirlo y que con tanta sabiduría y amor establecieran sus fundadores,
nación que fuera la admiración del mundo. Yo lo acuso de haber financiado el
establecimiento, el entrenamiento y operación de sus organizaciones de odio y
de violencia como Antifa, BLM, Occupy Wall Street por toda la geografía del
país para, utilizando toda su perversidad, como Caballo de Troya, llevar a cabo
la destrucción de EU desde su interior y presentar sus grandes logros ante el
EP para recibir su siguiente encomienda.
Yo acuso a Barak
Obama de ser el diabólico instrumento de perversidad que se ha vertido sobre
todo el país. De haber violado la constitución más de 50 veces. De acciones
premeditadas para provocar la baja de calificación financiera del país. De
haber apoyado y financiado grupos musulmanes terroristas que ya tienen campos
de entrenamiento en toda la geografía nacional y nunca importunados. De haber
invadido la Casa Blanca de marxistas de diferentes partes del mundo para
asistirlo en su tarea destructiva. De haber invadido el país de musulmanes del
medio oriente que abiertamente expresan su odio por EU y ya forman parte del
congreso. De haber invadido las cortes con jueces marxistas, activistas y,
actuando bajo sus órdenes, pisotear la Constitución y los derechos
individuales. Yo lo acuso, de haber dispuesto de $400 MDD para financiar el
robo de la elección.
Yo acuso a los Clinton de, en sociedad con Obama, haber tratado de impedir la elección de Trump utilizando todos sus mafiosos trucos desde el espionaje, fabricación de falsedades avaladas por sus jueces, utilizando documentación falsa, con la activa participación del FBI, la NSA, CIA, el departamento de justicia, para, ahogados en su odio y deseos destructivos, tratar de eliminar al candidato y después presidente Trump. De haber cometido fraudes y traición a la patria vendiendo secretos, armas, uranio, a naciones hostiles a EU. De haber aceptado sobornos a través de su Fundación para vender armas prohibidas a países igualmente hostiles a su patria. A, Hillary, en particular, por la desaparición de $6 billones de dólares del departamento de Estado a su cargo y nunca aclarada.
Yo acuso al
partido republicano y, en particular, algunos miembros como Mitchell, Graham,
Romney, Bush, Cheney, de abiertamente unir fuerzas con los enemigos del
presidente en todos los eventos que se activaron contra él para desaforarlo. Un
partido que ya se confunde con el demócrata asumiendo y proponiendo políticas
similares contrarias a las del presidente. Un partido que se develara como las
valientes acciones de un pequeño grupo de patriotas que estuvieron con el
presidente hasta el final, y una mayoría compuesta por dos grupos, los cobardes
que se ocultaron para no defenderlo. Y los verdaderos despreciables que
vilmente lo traicionaron cuando le hubieran jurado lealdad.
Yo acuso a la
media ponzoñosa que sin recato se presentan y actúan como mercenarios y
ejecutores del poder oculto y, con la sonrisa en la boca, recitan sus
falsedades más aberrantes. Ocultan eventos que de alguna forma pudieran elevar
a quien odian. Una media que ni siquiera en los diccionarios se han topado con
palabras como honestidad, integridad, ética profesional, búsqueda de la verdad.
Tenebrosas cuevas donde habitan los caracteres más diversos escondidos en los
subterráneos del pantano con todas sus desviaciones mentales, morales,
sexuales, portadores de odios incontrolables que todos los días emergen de sus
bocas como venenosas estocadas dirigidas a quienes les ordenan sus
amos.
Yo acuso a las
letales y tiránicas empresas tecnológicas que, superando la pestilente cueva de
la media, la de ellos es domicilio de quienes portan el mismo equipaje de
odios, complejos, sed de venganza y, sobre todo, de grandes culpas que
conforman personalidades heridas y los empujan hacia la destrucción. Porque,
estos, además, como un pequeño niño con una pistola cargada en sus manos, son
brutalmente ricos y siendo de orígenes humildes, esas fortunas, al igual que
las de los actores exitosos, les provocan culpas, les alimenta un odio contra
quienes sus padres odiaran y combatieran en los años 60 abotagados de mariguana
y hongos, los ricos explotadores. Y, al darse cuenta qué se han convertido en
eso que odian tanto como lo odiaron sus padres, se desprecian a sí mismos y
apuntan sus fortunas hacia direcciones que ni ellos mismos entienden. Pero, en
esas sufridas jornadas, siempre encuentran a papá Soros, compañero del mismo
dolor, y les enseña el camino que, según él, los libera de esa culpa y
satisface la venganza.
Los acuso con tristeza porque sé que nada se hará para que paguen por sus crímenes. Doy dos reconocimientos, a los 75 millones que votaron por el presidente, y a Andrés Manuel Lopez Obrador pues ha sido la única vez en su vida que haya actuado con inteligencia y categoría.
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