Ricardo Valenzuela
En los tiempos locos que hemos vivido los últimos 40 años, sin que la mayoría de la gente se haya dado cuenta, hemos estado construyendo una economía que, como un economista definiera, prendida de alfileres, que cada día se aleja más de la tradicional generacion de ganancias mediante la verdadera creación de valor, para sumergirnos en la de sofisticadas operaciones de creación de riqueza pero sin crear valor, en su verdadero significado, en vía del surgimiento de fortunas rompiendo récords en sus montos y, sobre todo, en periodos increíbles de tiempo. La vieja tradición y consejo de nuestros padres y abuelos; trabajar duro, producir ganancias, ahorrar una buena parte de ellas creando capital para, en su momento, cuidadosamente invertirlo en proyectos que llenen los requisitos que los viejos aconsejaban, parece estar muriendo.
Hace solo unos cuantos años, las fortunas mundiales eran las que se habían construido a través de generaciones de trabajo y cuidadoso manejo de capitales. Sin embargo, en los últimos 30 años, hemos sido testigos de la emergencia de las nuevas opacando a las tradicionales tanto en sus montos como en los increíbles periodos de tiempo en que se han formado. Así, tenemos los Google, Facebook, Twitter, Instagram y muchas otras que se han creado en lo que se conoce como las nuevas comunicaciones a través de las redes sociales. Sus propietarios se han comparado con cantantes que producen millones con sus conciertos y en sus estados financieros, de forma desproporcionada, muestran sus activos representados por el dinero en efectivo, no en activos físicos de las empresas tradicionales.
Son lo que ahora se conoce como capitalistas virtuales y todos tienen algunas cosas en común, sus fortunas se han incrementado exponencialmente cuando cotizan sus empresas en Wall Street en donde se establecen valuaciones en proporción a sus ingresos, sus flujos, sus ganancias. Y, con una sospechosa voracidad de esos mercados, llegan a valuarlas en 20-30-40 veces el monto de sus ganancias, a veces proyectadas. Es cuando deberíamos hacernos algunas preguntas ¿Por qué esa insaciable demanda de los mercados con lo que, en tiempos récords y casi como magia, se forman fortunas de decenas de billones de dólares?. Es decir, no se han creado al viejo estilo de trabajo duro durante años, ahorrando una buena parte de ellas y otra parte invertida para hacer sus empresas mas productivas, sus productos sean de mejor calidad, a precios razonables y atractivos, en un mercado competitivo que promueva su buen manejo tratando de capturar una mejor porción del mercado, solo siendo mejores que los otros participantes.
Porque otra cosa en común que distingue a estos nuevos capitalistas virtuales es el grado de monopolio que han establecido y, sobre todo, las agresivas tácticas establecidas a través del cartel que han formado, que envidiarían los narcotraficantes en sus guerras para destruir la competencia y continuar actuando como monopolios. Y, el más reciente ejemplo, fue la forma de cartel criminal que usaran para eliminar una posible competencia de Parler, una pequeña empresa que apenas abría sus ojos al mundo. Esa misma táctica la han utilizado para la adquisición de otras empresas cuando casi les hacen la clásica pregunta de los narcos ¿Plata o plomo?. Ello les distingue y los dibuja como el concierto de una filarmónica bien coordinada, y así lo practican: La utilización de la fuerza y el poder de sus infinitas fortunas, para, de forma muy poco democrática y ética, invadir el campo de la política en su desenfrenada carrera por ese poder para, de forma nunca vista, borrar a un partido y callar a un presidente que, como apestado, le cerraran las puertas de sus reinos.
Y la siguiente pregunta debería ser ¿A dónde nos podría llevar esta economía sideral y virtual prendida con alfileres? Una economía de activos invisibles de estos empresarios que se asemejan a los grupos de panteras negras de los años 60, con la diferencia que estos no necesitan asaltar bancos para financiar su guerra, pues ya tienen el poder para formar sus propios ejércitos como los de Soros, BLM, Antifa etc. Y, de esa forma, poder vigilar y en su momento actuar, para proteger sus monopolios. Una economía en la cual los mercados financieros y de capital sean controlados por la creciente cantidad de participantes adictos al dinero rápido y a sus apuestas con sus creativas fórmulas de futuros, posiciones cortas o largas de todo tipo de valores, swaps, derivativos, pignoración de valores invisibles que, en estos momentos, tienen al sistema bancario y financiero global a punto del colapso con una deuda global muy superior al PIB del mundo. Mercados que están operando como los casinos de Las Vegas, pero, con apuestas arregladas, cartas marcadas y, como los gobiernos, escogiendo ganadores y perdedores. Siendo ellos siempre los ganadores y perdedores sus instituciones y la gente. Un mercado de monedas de dos trillones de dólares diarios en el cual 20% son operaciones de comercio global, y 80% especulación un mercado en donde ellos provocan devaluaciones alrededor del mundo, que aprovechan para ganar cientos de billones de dólares.
Una economía que con sabias palabras describiera Warren Buffett, como un grupo de náufragos en una isla desierta que, ante la necesidad, unos inician produciendo los satisfactores demandados para protegerse, otros se dan a la cacería para alimentarse y sobrevivir satisfaciendo la demanda del grupo en una competencia establecida, para que la producción y la caza fuera suficiente en el tiempo requerido para iniciar los intercambios de productos. Pero, el grupo más numeroso se organizaran para establecer apuestas de cuanto se va a producir, a que plazo, el valor de un venado cazado para intercambiar por instrumentos de protección, para luego ofrecer asesoría a productores y cazadores que el lo que más les conviene para incrementar sus valores cobrando por sus servicios.
Una economía manejada bajo las brillantes ideas de Alexandra Ocasio Cortes que pretende regresar a EUA a la edad de piedra. Una economía que ahora es responsabilidad de un burócrata que en su hoja de habilidades solo puede mostrar sus 40 años en ese sistema político inepto, corrupto, en el que el único empleo que él ha creado es el de su hijo Hunter para que vaya por el mundo vendiendo los favores de su padre y, que, en la vida real, en su primer mes al timón de la economía, ya ha destruido cerca de 50,000 empleos, los precios de la gasolina aumenten en cascada, expone planes de aumentar impuestos al doble y llevar la deuda, ya impagable, a niveles del 200% del PIB. Bienvenidos a la economía virtual de Biden y del Estado Profundo. Y, tengamos claro, esta es la segunda parte de la destructora pandemia.
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