Ricardo Valenzuela
En la
historia económica del mundo siempre ha existido la creencia de que los clásicos
billonarios, estilo Rockefeller, representan un vil capitalismo y lo usan para
establecer sus monopolios explotadores, para manipular las economías controlando
las emisiones de dinero, manipular y controlar los mercados del mundo. Sin
embargo, ese ha sido el gran desacierto mundial porque, si queremos identificar
a los verdaderos enemigos del capitalismo, son esos miembros integrantes de las
elites que nunca han sido capitalistas ni promotores de la libertad económica.
Ellos son sus grandes enemigos que solo rezan en el altar del monopolio que es
su religión.
En la historia económica de EU, la familia Roosevelt ha sido pilar básico representando a los oligarquizamos luchando contra la libertad económica del país. Uno de los más feroces ataques al verdadero capitalismo lo llevaría a cabo Franklin D Roosevelt con su tenebroso New Deal que, disfrazado de compasión, supuestamente seria la herramienta para rescatar el país de la Gran Depresión. Sin embargo, el no sería el primero de la familia que, empuñando la falsa antorcha de liberación del oprimido, empujaran el país hacia el socialismo que ya su tío Teddy habia iniciado a finales del siglo 19, en la supuesta lucha contra los primeros monopolios de los Rober Barons.
Y es cuando nos preguntamos ¿De donde emergieron esas ideas y esos caballeros montados en el corcel blanco de la lucha social? Las fuerzas de los primeros oligarcas habían ganado terreno desde el último mensaje del presidente Jackson en 1837. Después el presidente Van Buren brevemente trataría de mojarles la pólvora de sus avances, pero fallaría. Lincoln al tratar habia sido asesinado. Desde entonces los presidentes iniciaron la era de simplemente ignorar lo que ya emergia como la gran amenaza para el país.
Pero, por
un lado, crecía el poder y el control del ya conocido monopolio del dinero para
mantener el Statuos Quo avanzando ese control. Por otro lado, surgía la
revolucion de las crecientes expectativas superficialmente creadas por
revolucionarios socialistas. Pero, la realidad era que ese socialismo estaba
siendo creado, soportado y controlado, por el poder político que ya habia
adquirido ese cada vez más boyante monopolio del dinero. Ello era el inicio de
esa sociedad Gobiernos-Oligarcas para controlar el mundo que persiste hasta hoy.
El Manifiesto
Socialista de EU que lanzara FDR, había sido inspirado por un libro producto de
la mente de Clinton Roosevelt en 1841. Clinton era uno de los menos conocido
Roosevelt descendiente de los banqueros de la familia, ligado con sus escritos
socialistas con los Roosevelt ya del siglo 20. Era ya claro que el monopolio
del dinero estaba creando y nutriendo al debutante socialismo, pues los
Roosevelt habían sido banqueros y socialistas al mismo tiempo. Así, mientras
una rama de la familia desarrollara el Bank of New York y grandes refinerías de
azúcar, otra rama avanzaba su ruta de la política e, inclusive, en la creación de
su filosofía política socialista.
En 1841
Clinton Roosevelt publicaba su obra titulada, La Ciencia del Gobierno. Una
propuesta para establecer un gobierno totalitario sin derechos individuales
manejado por la elite del Establishment. El era primo de Franklin D Roosevelt
y, al parecer, uno de sus inspiradores. El libro era tan extremista que fuera
removido de la Librería del Congreso, pero hasta 1960. Estaba ligado a los presidentes Theodore y Franklin D.
Roosevelt. También estaba emparentado con los presidentes John Quincy Adams y
Martin Van Buren.
Con esta información
creo podemos entender la ayuda y soporte tan especial que recibiera Karl Marx.
Los fondos para financiar a Marx en la producción de su Manifiesto Comunista le
llegaran de las elites de Alemania y Estados Unidos. El conducto para hacerle
llegar esos fondos desde EU fue el pirata de Luisiana Jean Laffite quien, entre
otras ocupaciones, fuera espía de España y mensajero del grupo de banqueros
americanos financiando a Marx. La evidencia de esta aventura ha sido ignorada
por historiadores aun cuando hay documentos autenticados por la Librería del
Congreso.
Es un hecho que Laffite era un agente de los intereses bancarios americanos para arreglar el financiamiento del Manifiesto Comunista. En documentos de Laffite aparecen nombres como Dupont, Peabody, Rockefeller, Rothschild, Vanderbilt y hasta Lincoln. Cuando Laffite estaba en Bruselas para reunirse con Marx y Engels, escribió una larga carta a su buen amigo De Franca informándole del financiamiento y, en una parte, afirmaba:
“El Sr Marx
ha insistido mucho y me aconseja no entrar en America con el manifiesto porque
hay otros allí con lo mismo que ya operan en Nueva York. Sin embargo, yo espero
que John y Harry muestren el manifiesto al Sr Joshua Speed y él, en el momento
oportuno, considerando sus pensamientos tan solidarios, se lo pueda mostrar al
Sr Lincoln. Su recepción en Washington sería el cumplimiento y confirmación de una
sagrada promesa de que la ruta que he tomado es de toda conformidad con la política
que en estos momentos sigue la Republica de Texas.”
Entre los banqueros americanos y la aristocracia alemana, Marx estaba ya bien fondeado para terminar su Manifiesto Comunista. Luego debía seguir su instalación autocrática por todo el mundo. Entonces, la pregunta debería ser ¿Por qué las elites estaban fondeando el trabajo de Marx que supuestamente era un ataque al capitalismo? ¿Por qué entregarle la soga al verdugo que tanto los odiaba y los quería llevar al cadalso para colgarlos? De inmediato saltaba la primera respuesta, porque ellos no eran capitalistas y fabricaban sus fortunas a base de monopolios.
También, porque
ellos entendían perfectamente que toda las baterías de la filosofía marxista apuntaba
a la destrucción de la clase media y hacia la supremacía de la elite. El
Marxismo era la herramienta ideal para la consolidacion del poder de la elite. Estaba
basado en su odio a la clase media que aspiraba a competir en los mercados. Esa
clase que Marx bautizara como burguesía. No tenía absolutamente nada que ver
con el alivio de la miseria de los pobres, ni el supremo avance de la
humanidad. Era simplemente la herramienta política de las elites para la explotación
de la humanidad eliminando la competencia de la libertad.
Así se construía el fenómeno que ha estado destruyendo el mundo.
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