ABANDONAMOS LA NAVE Y VENEZUELA SE HUNDE

Ricardo Valenzuela

The Cartoon Movement - Venezuela's democracy. Cartoon by Emanuele Del  Rosso: https://buff.ly/3Azr7Nt #Venezuela #Maduro #democracy | Facebook

Durante el siglo 18 el mundo ya navegaba el buque de la revolucion industrial que cambiaría su fisonomía. Los liberales de esa era rebozaban de confianza identificando la gran perfectibilidad del hombre. Pensaban que todos los hombres habían sido igualmente dotados con esa facultad de entender el significado de complicadas inferencias. Por lo tanto, fácilmente entenderían las enseñanzas de la economía y la filosofía social; se darían cuenta de que solamente en el océano de la economía libre podrían correctamente entender que los intereses de todos los individuos y sus grupos podrían estar en completa armonía. La humanidad estaba en una era de interminable prosperidad y paz eterna, porque, a partir de ese punto, la razón sería ahora suprema sobre la fe ciega.

El optimismo se basaba al asumir que toda la gente, de todas las razas, de todas las naciones, estaban suficientemente interesadas para llegar a comprender los intrincados asuntos de la cooperación social. Los viejos liberales jamás dudaron lo que asumían. Ellos estaban seguros de que nada podría detener el progreso de esa iluminación y la difusión de ese saludable pensamiento.

Las teorías económicas que le daban base a la doctrina liberal eran irrefutables. Por casi 200 años todos los esfuerzos para desaprobar las enseñanzas de lo que uno de los precursores del totalitarismo nazi, Carlyle, describía como “ciencia lúgubre”, fallara estrepitosamente. Todos los aspirantes a economistas no pudieron sacudir la teoría ricardiana del comercio exterior, ni los efectos de gobiernos al inmiscuirse en la economía de mercado. Nadie tuvo éxito en sus atentados para rechazar los hechos de que, en sistemas socialistas, los cálculos económicos eran imposibles. Ni la realidad de que en economía de mercado no hay conflicto entre intereses correctamente entendidos.

Pero ¿podrían todos los hombres correctamente entender sus propios intereses? Este sería el punto débil en la súplica liberal por un mundo libre de cooperación pacífica. La construcción del plan liberal sería imposible porque—por lo menos en aquel tiempo—la gente no tenía la habilidad mental para absorber los principios económicos sólidos. La mayoría de los hombres eran incapaces para analizar, entender y cosechar complicadas cadenas de razonamiento. El liberalismo había fallado porque las capacidades intelectuales de la inmensa mayoría habían sido insuficientes para la comprensión de las tareas requeridas. Y no podemos esperar algún cambio en el futuro cercano. Los hombres algunas veces no son tan siquiera capaces de observar y entender los hechos más simples y obvios.

La interferencia del gobierno en negocios engendraba conflictos para los cuales no había soluciones pacíficas. Era más fácil prohibir a hombres desarmados con sus mercancías cruzar fronteras; era mucho más difícil evitar a los ejércitos que lo hicieran. Socialistas y estatistas decidieron ignorar las advertencias de algunos economistas. Pero, lo que no han podido ignorar ha sido el rugir de los cañones y de las bombas cayendo. Toda la oratoria de los promotores de gobiernos omnipotentes no borra el hecho de que hay solo un sistema que puede lograr paz durable; la economía de libre mercado. El control gubernamental conduce al nacionalismo económico y, por lo tanto, ese nacionalismo siempre resulta en graves conflictos.

Pero surgen los conformistas afirmando; “siempre hemos tenido guerras y las seguiremos teniendo en el futuro, luego nos recuperamos. Pero no debemos de exagerar. La humanidad ha sobre vivido a pesar de eso. Los grandes pensadores y poetas cruzan por el mundo en condiciones deplorables, pero aun así han tenido grandes creaciones. Tampoco los problemas políticos del presente o el futuro dificultarán a las generaciones por venir la realización de grandes cosas”. Son los que el filósofo describiera al afirmar: “La mayoría de los seres humanos han vivido siempre en una silenciosa desesperación.”  

 

Los liberales nunca creyeron que una minoría puede silenciar a la mayoría. Porque la humanidad no debe ser liderada a base de coerción y opresión. Los gobiernos estables requieren del consentimiento libre de la gente. La tiranía, aun la de benevolentes déspotas, jamás puede lograr paz duradera ni ansiada prosperidad. Pero sobreestimaron tanto la capacidad intelectual del hombre común como la capacidad de la élite para fabricar conciudadanos superficiales, distraídos y dependientes de sus migajas. 

 

La humanidad no puede regresar de una etapa de paz y prosperidad económica hacia una de carencias y sufrimiento. El capitalismo le dio a la población del mundo la prosperidad que no tenía al inicio de esa era, un sistema que le surtiría niveles de vida nunca vistos. La civilización ahora se basa en la división de trabajo universal. No puede sobrevivir en autocracia. El tratar de regresar a las condiciones de antaño, tal vez no nos destruya, pero lo que, si puede lograr y la esta logrando, es regresarnos a los tiempos sufridos y hoy tenemos el gran ejemplo de Venezuela. 

 

La prosperidad que se ha logrado durante siglos fue esculpida por la estable creación y acumulación de capital. Pero, en estos momentos, muchos paises han iniciado esa tenebrosa ruta de consumo y erosión de ese capital que durante años hubieran formado. Hace unos años Venezuela era el pais más próspero de America Latina, Cuba habia ocupado ese lugar, lo mismo que Argentina. Pero en estos momentos solo vemos paises que han consumido sus capitales para luego endeudarse hipotecando el futuro de sus descendientes. Y la primera manifestación de la gravedad del problema, son las avalanchas de inmigrantes invadiendo los paises de Europa y, sobre todo, EU que solo en los últimos dos años que se estima recibió unos 20 millones.

 

Estos fenómenos se convertirán en graves conflictos y naciones con la necesidad de incrementar sus defensas. Ello será una pesada carga no solo económica sino moral, y una muy pesada carga que también modificará sus condiciones políticas. Es cuando el militarismo suplanta a la democracia y las libertades civiles se ubicarán al estilo Venezuela actual.

 

Dese la caída del Imperio Romano no se habia sufrido las consecuencias graves de una regresión en la división del trabajo o el consumo amenazante del capital disponible. Hemos ya iniciado ese camino. Ahora nuestra imaginación ya no tiene ya la capacidad para la tarea de visualizar el futuro que nos espera sin las correcciones urgentes que nadie se atreve a iniciarlas.   

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