Ricardo Valenzuela
Patton no era un hombre ordinario, tampoco
un militar ordinario, pertenecía a una familia de cuatro generaciones graduados
en West Point. Era miembro de una familia de las clases altas y ricas del país.
Su abuelo materno se estableció en California cuando todavía era parte de
México y casó en primeras nupcias con la hija de un español llamado Bernardo
Yorba, ganadero exitoso de quien heredara grandes ranchos ganaderos. Era
también un gran atleta que compitió en el pentatlón en las olimpiadas de
Estocolmo en 1912. Era un conservador—liberal siempre en desacuerdo con su
presidente FDR. Su primera experiencia en la guerra, la tuvo como miembro de la
fuerza expedicionaria que fuera a México en busca de Pancho Villa.
Pero, ahora se encontraba furioso cuando, durante la segunda guerra mundial, teniendo al ejército alemán listo para aniquilarlo le ordenaron no hacerlo. Y, en medio de su frustración arremetía contra los generales Bradley y Ike por lo que consideraba órdenes sospechosas. Pero, aun con esa camisa de fuerza que sus superiores le confeccionaran, continuaba en su histórica jornada contra los alemanes, furioso con la falta de verdadero liderazgo militar de sus superiores. Su actitud empezó a cambiar y ya no enviaba reportes, porque no quería que algún hijo de puta tratara de detenerlo. A pesar de que sus tropas y sus tanques cruzaran por toda Europa en un despliegue sin precedentes de brillante táctica militar, permitiendo, entre otras cosas, la liberación de Paris, y estar a unos pasos de la frontera alemana. Montgomery preparaba un plan para no proporcionar a Patton gasolina, municiones, tropas frescas, y provocar lo que los alemanes no habían podido, detener a Patton.
El plan llamado, Market Garden y aprobado
por Ike rechazando uno similar presentado por Patton sería un rotundo fracaso.
Y con ese fracaso se perdía otra oportunidad de terminar la guerra enviando las
tropas americanas a seguir peleando y muriendo, pero, como los errores
anteriores, permanecería secreto. En agosto 31 de 1944, había avanzado sus
tanques hasta la orilla este del rio Meuse, la ultima barrera para llegar a la
frontera alemana. Solo 140 millas del rio Rhine, el lugar clave para la
conquista total de Alemania. Era menos de la mitad que sus tropas habían
avanzado en los últimos diez días. Era más de 25 millas diarias. Los caminos
estaban claros. De allí, las avenidas hacia Alemania estaban bien abiertas.
Patton estaba listo para arreciar hacia la victoria final.
Pero, de repente, su asignación de gasolina
era recortada en 180,000 galones. Su ejército consumía gas de 350,000 a 400,000
gallones diarios. Patton escribía en su diario: “Esto es claramente un cobarde
intento para detenerme sin hablarme claro”. Semanas antes, la famosa actriz
Marlene Dietrich, que estaba ahí para presentar un show para las tropas, había
advertido a Patton que ”alguien o algún grupo estaban planeando liquidarlo”, y
uno de sus miembros del staff pensaba se refería a poderosas fuerzas en EU con
las que era muy impopular. Pero otro de sus ayudantes, Bazata, decía que Patton
ya estaba enterado que fuerzas en su mismo equipo lo querían eliminar. Le
informaban que Ike había decidido darle a Montgomery la gasolina, provisiones y
pertrechos que a él le estaban negando, y Montgomery exigía que le dieran todo
lo de Patton.
Patton tampoco era alguien que ofrecía la
otra mejilla y gritando; “a la chingada con el enano (Montgomery) a mí nadie me
va a detener”. Fue cuando empezó a referirse a Ike como “el mejor general que
tenían los británicos”. MacArthur se refería a Ike, que había sido su Clerk,
como un militar burócrata que le acomodaran la guerra pues quería ser
presidente. Esas actitudes de Ike, Marshall y Montgomery deteniendo a Patton le
dieron nueva vida a los alemanes y combatían con fiereza. En Londres Ike y sus
oficiales jugaban cartas cuando les llegan las noticias de los contrataques
alemanes que Patton advirtiera a Eisenhower sin que le hiciera caso. Pero ¿Qué
podría hacer Ike ante tal crisis? Por supuesto, acudir a Patton para su
salvación.
Y Patton lo haría. Sus tropas arribaron con
la velocidad que las caracterizaba para detener el asalto alemán, hacerlos
retroceder con gran número de bajas, pero el combate se extendería por la
irresponsable decisión de Ike. Patton ganaba la batalla, pero costaría 19,000
americanos muertos que se debieran contabilizar al Comandante Supremo que había
sido salvado por Patton, quien, aun después de haber sufrido sus humillaciones,
decidió combatir, pero no por él, por su país. Pero, el colmo sería que
Eisenhower nunca le daría las gracias.
A partir de esos momentos Patton se daba
cuenta que la guerra no se estaba combatiendo para salvar al mundo de los
nazis. Se combatía para saciar intereses oscuros con un presidente FDR que
pareciera enamorado de Stalin a quien llamaba tío Joe. Una guerra en la cual algunas
tropas de EU y oficinas de inteligencia, se usaban para favorecer a los rusos.
Se daba cuenta que lo habían detenido no para que la gloria fuera para
Montgomery, sino para que los rusos llegaran primero a Berlín y desde allí se
adueñarían de toda Europa Oriental. Se enteraba que tres gentes tan allegadas a
FDR como Harry Dexter White, subsecretario del Tesoro, Harry Hopkins asesor
cercano del presidente, Lauchlin Currie, cercano confidente de FDR, eran todos
espías rusos. El historiador de White en su libro, afirma que mas venenoso que
la pareja de espías Hiss, fue un mensaje de White informando a los soviéticos
de que se llevarían a cabo ataques por los japoneses en Pearl Harbor.
Fue cuando haría algo que hacía casi tan bien como ganar batallas, hablar la verdad sin temer las consecuencias. Los planos de la bomba atómica no fueron robados por Stalin, se los habían entregado en bandeja de plata. Lo que fuera el antecedente de la CIA trabajaba por igual con EU y con Rusia. Y, un soldado como él, patriota, íntegro, moral, orgulloso de su país, que había comandado sus tropas, los acompañaba al frente y combatía junto a ellos, que había visto morir decenas de miles de jóvenes pensando hacían lo correcto, habían sido engañados y eso no debería quedar impune. Estaba ya seguro de que fuerzas ocultas controlaban el gobierno de EU reclutando hombres inmorales, sin patria, sin valores y él debía combatirlos.
Unos días antes de su muerte, el Gral hacía un vuelo inspeccionando algunos puntos, cuando fueran atacados por un avión de combate sin matricula que descargó su ametralladora contra el avión del General. El 21 de diciembre de 1945, un día antes de regresar a su país, el Gral Patton transitaba en una limosine militar cuando, de repente, apareció un camion militar que prácticamente se le echó encima habiendo gravemente herido al Gral. Fallecía días después, no se le practicó autopsia. El chofer del camion militar desapareció misteriosamente, lo mismo que los testigos que presenciaron lo que había sucedido.
Vaya fin para un verdadero héroe.
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