Hace dias
aparecía en el radar de mis reflexiones un tema que, siendo primordial,
desgraciadamente lo había tenido archivado por algún tiempo. Cuando una buena
amiga, tal vez usando una defectuosa lupa, me brindaba el calificativo de genio,
le respondía explicando que todos los seres humanos tenemos un arsenal que,
bien utilizado, ante quienes no tienen idea de los cien billones de neuronas
que tenemos en el cerebro, quienes hayan conseguido operar un poco más del 5% que
en estos momentos utilizamos, puede dar esa apariencia. Pero, lo más importante
es modificar el esquema mental que no permite lleguemos a la mina de nuestro
potencial infinito.
Pasaba a explicarle cómo, después de una experiencia muy especial, iniciaba mi transito tratando de encontrar la fórmula que me convirtiera en ese anhelado superhombre. Y en mi largo caminar, me di cuenta de algo que, como lo afirmara Henry David Thoreau, “La mayoría de las gentes van por la vida siempre sufriendo una callada desesperación”. Y, aun sin darse cuenta, no les permite ser felices. Con el tiempo caen en la aburrida rutina hasta que llegan a considerarla como lo normal.
Lupas: “Para llegar al cielo, primero hay que pasar por el infierno”. Que tiene varias interpretaciones, pero, la más popular, es pedir a la gente aceptar la mediocridad de sus vidas pensando que en el control de sus destinos nada se puede hacer. Que ellos no son los capitanes de sus naves ni los arquitectos de sus vidas y solamente hay que aceptar lo que les manden. Obviamente en este campo mucho han tenido que ver las religiones que, al parecer, tuvieran el mandato de fabricar zombis.Al abordar
el tema, siempre surge otro importante concepto como la ambición. Algo que,
como muchos otros, se ha desvirtuado totalmente. La iglesia católica lo ha
satanizado para convertirlo en el peor de los pecados siendo que, bien
entendido y actuado en compañía de valores y moralidad, debería ser el
motivador mas efectivo para lograr crecimiento económico y la prosperidad de
los paises. La fe de los calvinistas que llegaron a las colonias les estuvo
ganando la partida a los católicos, cuando, de sabia manera afirmaban: “La
riqueza del hombre debe ser la comprobación de que ha hecho bien el mandato de
Dios”.
Pero, en nuestros paises latinos, cuando se mezclaron los conceptos de ambición, riqueza, pecado, explotaba un poderoso volcán porque, sobre las bases que tenemos, nunca se han podido conciliar y surgía la hipocresía y el engaño, especialmente entre políticos y empresarios, cuando, ante la persecución de esa riqueza, veían los dictados de su religión y en lugar de luchar para que, como afirmaba Mises, el mercado libre expulsara a hombres de corazon corrupto, se les abrían las puertas y el corazón corrupto se establecía como requisito y participar en la economía del pillaje, la hipocresia, el descaro y la inmoralidad.
No hay peor
participante en la economía que los que madrugan para asistir a misa, comulgan con
sus pecados y de inmediato son perdonados. Y, ya con toda la gracia del señor,
como los toros de lidia cuando salen al redondel, abandonan el templo dejando sus
desteñidos valores y principios, para abordar esa economía de la explotación en
la sociedad surgida el siglo pasado entre políticos, lideres sindicales y los
empresarios estatistas, para seguir edificando una economía artificial la que,
como ya no hay expropiaciones, deben asumir somos demonios capitalistas. No se
dan cuenta que los gobiernos a través de impuestos, mandatos, regulaciones y el
FED, ahora nos expropian el fruto de nuestro trabajo, es la socialización del
alma. El esquema inventado por Hitler
Y como
resultado de estas revolucionarias políticas, ya no se forman latifundios,
ahora se han formado las Televisas, Los Carsos de Slim, los Electras de Salinas
Pliego etcétera, llegando a situaciones como aquella famosa reunión de 12
billonarios con el presidente Salinas. El presidente les pedía una cooperación
para el partido, y de inmediato salta el Tigre Azcárraga apoyando la solicitud
y, exhibiendo su argumento afirmaría: “Yo hago mi compromiso por 5 millones de
dolares, pues con las políticas del presidente he ganado mucho más”. De
inmediato el resto de los participantes desenfundaron sus chequeras bien
regordetas.
Y algo muy
grave, es que, esta casta de empresarios, ante la seguridad de ganar dinero sin
crear valor, sin riesgos, con cartas marcadas, se convences es lo correcto, que
sus aportaciones son la sangre del pais. Así se siente bien ganando dinero de
esa manera tan fácil, cómoda, segura, y ya no se preocupan por saber que sucede
en los mercados, prefieren sumergirse en el pantano de las ideas equivocadas,
de los conceptos personales vacíos y, ante sus altares, han ejecutado a Adam
Smith, Mises, Hayek, Locke, para darle la bienvenida a los contratos del
gobierno, a las concesiones monopólicas, subsidios. Y no tienen necesidad de
vestir collares de ajo contra los vampiros, tienen al FOBAPRA
Son esos
que odiaron a Trump porque, en medio de su cómoda ignorancia, para ellos Obama
era emisario divino. Nunca les importó conocer los datos duros de la economía
de ambos (Obama y Trump) ¿Para qué? Ellos de todas maneras seguían chupando de
la teta del gobierno. Algunos mas avispados tratando de justificar sus pecados
exhibiendo a pecadores mayores. Afirmaban que, si los grandes oligarcas le
habían dado vida a Marx, a Lenin, Hitler, Fidel Castro, algo bueno
identificaban en la construcción de esos regímenes.
La
respuesta es simple. Es mucho más fácil saquear paises con sociedades
oprimidas, que aquellos con sociedades libres, vigorosas.
Y en el
nuevo cuadro de economías artificiales, de ganancias corporativas a base de asientos
contables, con los monopolios avanzando, ya no se necesitarán las escuelas de
negocios, tampoco las de economía y, sobre todo, los cursos de ética
profesional que tanto despreciábamos en el Tec de Monterrey. Con estos nuevos
arreglos, la administración de riesgos será para coordinar los carteles narcos
que controlan casi todo el mundo. Pues generan 1.5 trillones de dolares
anuales.
Sres. empresarios estatistas, les tengo una mala noticia. Dentro de 6 años se les termina el negocio pues inicia la Agenda 2030 y, como dice su motivante frase. “No tendrán nada, pero serán muy felices”.
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