Ricardo Valenzuela
Tantos falsos profetas que hablan su verdad
Un elemento que ellos nunca han conocido
Pero es ese grito que siempre han repetido
Y su cerebro en telarañas y suma gravedad
Al hablar lo hacen con su fingida fortaleza
Pero sus ideas son solo una gran mitología
La poca potencia de sus gritos denunciaría
Ese esquema interior de traición y torpeza
Y de esa forma la confusión sea su proeza
Este universo siempre ofrece esa sabiduría
Pero al buscarla esos llenos de su impureza
Edifican su blasfemia que luego se tropieza
Y tratando siempre con engaño se abortaría
Pero siempre con fuente que los absolvería
Porque esa verdad es pureza de la filosofía
Nunca debería ser explotada por los enanos
Porque lo único que provocan esos villanos
Activar historias de ignorancia, su mitología
Así pueden continuar dejando gente afligida
Así es como ellos crearon falsa naturaleza
Con la que van siempre dictando sentencia
Porque en su esquema solo hay insolvencia
Y convierten bella filosofía es su gran vileza
Para nunca permitir un mundo de grandeza
No quieren combatir la verdadera rebelión
Con ese peligroso hombre siempre solitario
Hombre que esa gran soledad es su sagrario
Y con sus firmes acciones logra la conversión
De las viejas estructuras a una nueva versión
Esos que han construido la voluntad de poder
Para convertir sus espacios vacíos en certeza
Pues ellos tienen una visión y la gran firmeza
Saben que sus acciones habrán de trascender
Así les cierran los caminos que deben recorrer
Con su voluntad y el gran poder de su creación
Ellos pueden transformar infiernos en fortunas
Y no actúan buscando aplausos de las tribunas
Son certeros y así han logrado esas evoluciones
Luego las convierten en celestiales clonaciones
Son los que han logrado las transformaciones
Pero nunca aparecen con disfraz de sabiduria
Y que ante algún infierno lograron se purgaría
Los que siempre avanzan fuera de ese montón
Esos que para actuar no esperan la legislación
Pero Nietzsche no ha surtido ese superhombre
Tampoco aparecen artistas como los de Spinoza
Solo los que son adorno de silencio que destroza
Los que ellos mismos escogen su falso pronombre
Pretenden que al final de la batalla se les nombre
Esta es la lucha que provocará la gran hecatombe
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