¿CÓMO LLEGAMOS AL INFIERNO PRESENTE? (primera parte)

 Ricardo Valenzuela

 

Al arribo del siglo 15 el mundo dejaba atrás aquella larga edad media con su nebuloso transitar, un periodo que se distinguiría por sociedades del mundo oprimidas por la fuerza de quienes habían mantenido ese poder absoluto. Pero, la llegada del renacimiento creaba inquietudes de posibles cambios tan esperados. En la ciudad de Ámsterdam, siete importantes pensadores se reunían en la residencia de un filosofo con etiqueta de rebelde, Baruch Spinoza. Un pensador que ya habia sido excomulgado por dos religiones, la judía y la católica, que los invitaba a una aventura temeraria.

 Después de una introducción que a todos sorprendió, uno de ellos, médico y matemático de gran reputación, le preguntaba si podría ser posible ejecutar la idea que les presentaba. Porque lo que Spinoza les presentaba era las pinceladas de lo que definía como una revolucion silenciosa. Uno de ellos jurista propietario de gran reputación, de inmediato le preguntaba ¿de que hablas? Spinoza sin titubear le respondía. Los invito a formar una hermandad de mentes brillantes para luchar contra el statu quo que bautizaba como Illuminati, la primera y la original, pues después surgiría la de Bavaria.

 La idea era reclutar miembros especiales y, ya armados, introducirlos en las organizaciones de poder en gobiernos, iglesia, grupos de empresarios, para hacerles ver la infinita capacidad de la ciencia, la lógica, libertad y la razón. Y así demostrarles eran más eficientes que las que habían esclavizado a Europa, la fe ciega, la superstición, creando sociedades ignorantes y sumisas al estilo de los esclavos en la caverna de Platon. Una red de guerreros científicos identificados que tendían a operar en el escenario que proponía crear. Y citaba nombres como John Locke, Leibniz, Descartes y otros.

Una revolución que sus mayores resultados serían alcanzados en el mediano y largo plazo. Una declaración de guerra contra el viejo establecimiento que siempre había dominado el mundo. Pasaba luego a presentar un manual de operaciones con nuevas reglas y códigos secretos similares a los de la ética de los filósofos griegos. Pasaba a definir las etapas para reclutarlos, la preparación de maestros con sus apéndices, los discípulos, y finalmente sus células. El novedoso concepto de revolución intelectual para, en su momento, apuntarla hacía las clases populares. 

Los siete miembros en esa reunión sugerían los medios para financiar el proyecto, las deferentes responsabilidades, la forma de ejecutarlas y pasar a establecer presencia en toda Europa. Una red de académicos sembrados en todas las capitales del continente, con estrategias especiales para su protección de autoridades. Los presentes aceptaban la invitación y sellarían un pacto solemne. Con un juramento quedaría claro su objetivo de luchar contra la ignorancia en su una guerra silenciosa. Partirían hacia los diferentes lugares para establecer su presencia. 

Se iniciaba el proceso y muy pronto tendrían una gran presencia continental reclutando sus primeros miembros. La primera estrategia seria el uso de la razón y material histórico creando evidencias para combatir tantos dogmas existentes, y se entendía bien el mensaje. Se presentaba como una invitación a la revolucion más poderosa de la historia ya utilizando novedosos métodos geométricos que impresionaban. Y, por supuesto, se les aclaraba y lo aceptaban, era una sociedad secreta. 

Sin embargo, en Londres su representante creaba un gran problema. Al tratar de reclutar a John Locke quien se mostraba cauteloso, el representante lo abordaba con torpeza apareciendo en su casa. Locke le permitió le explicara el proyecto lo que haría con esa misma torpeza. Locke se molesta respondiendo que lo invitaban a una conspiración y de inmediato lo denunciaría. El agente fue arrestado, interrogado. Se inicia una persecución que destrozaría su naciente organización. Spinoza se mudaría a una casa en la campiña luego de que destruyera todos sus escritos. 

Pero, Spinoza jamás exhibiría la bandera blanca de la derrota. Y, con su actitud del deseo que surgía de la tristeza era más poderoso que el que surge de la felicidad. En unos meses terminaba su magna obra que era una nueva estrategia mediante la creación de ideas tan poderosas, que solas invadirían los campos que quería penetrar. Una brillante guía, con todas las evidencias, para la destrucción de la falsedad de las iglesias que trataba de eliminarlo. Y con esa tracción natural empieza a seducir a todos los genios de aquella era como era Leibniz, Descartes etc. 

Locke habia recibido una copia anónima de “Ética,” que de inmediato incluyó en su amplio menú que lo llevara a escribir “Dos Tratados de Gobierno, la gran inspiración de los padres fundadores de EU con su novedosa república, división de poderes, gobierno acotado solo responsable de la protección de los ciudadanos y, sobre todo, sería considerado el padre del “verdadero liberalismo.” Y, lo más increíble, en los cinco años que vivió en Holanda conocería a Spinoza. 

Locke, en Holanda había elegido amigos librepensadores admiradores del judío loco a quien conoció en Ámsterdam, ese filosofo renegado, Spinoza. Afirman que Locke impresionado con Spinoza, lo llevaría a leer su obra metafísica, Ética, que provocara una gran apertura para ser receptivo a todas sus ideas, en particular al bien elaborado argumento del racionalista a favor de la tolerancia política y religiosa y la necesidad de la separación de la Iglesia y el Estado. 

Era el inicio de una gran invasión subliminal de las ideas de Spinoza por todo el mundo. Pero, desgraciadamente, algunos movimientos inspirados por sus ideas, al conseguir el poder, las abandonaban para provocar tragedias como la revolucion Francesa de los sedientos fabianistas criminales. Algo parecido sucedería en AL cuando, inspirados por Spinoza, lograban sus independencias para construir la peor de las alternativas con su caudillismo y gran corrupción. 

Spinoza habia sido buscado por el Vaticano durante años. Pues su penetración, aunque anónima, habia invadido las mentes más brillantes de su era. Finalmente, con la ayuda de los feroces jesuitas lograron encontrarlo. Se aparecían en su casa para notificarle terminaba su carrera de hereje. Spinoza les respondía; “están equivocados, me podrán asesinar, pero nunca mis ideas que ya están plantadas por el mundo, mi obra está terminada y las generaciones futuras son las que lo atestiguarán. Las ideas verdaderas y correctas, en condiciones correctas, en los sitios correctos, nadie las podrá destruir.” Moria semanas después.