Ricardo Valenzuela
EN LIMA, PERU
Hace algunos años, en una de las reuniones de la Alianza Álamos, Pancho Burquez Valenzuela en los días que estuvo ahí tuvo una muy acertada participación que realmente me sorprendía. Al terminar uno segmentos de la reunión, felicitaba a Pancho y le expresaba no estar enterado de que fuera portador de tan potentes ideas y le preguntaba ¿de dónde las sacaste? La respuesta realmente me levantó el espíritu cuando, apuntándome con uno de sus dedos y ante un grupo de participantes, me dice, “todo se lo debo a mi manager”.
Me di cuenta de que Pancho había iniciado esa ruta siempre muy solitaria, la ruta de aquellos que los invade esa divina inquietud de conocer la verdad en un mundo en donde cada día ese producto se hace más escaso, y tiende a desaparecer. Y, ante este amenazante panorama, estamos ante una aterradora posibilidad de perder lo que, durante dos mil años de la historia del cristianismo, a pesar de tantas penurias hemos avanzado y construido con el dolor de cada paso, y que ahora podemos estar perdiendo. Ayer tuve una larga conversación con Pancho y, como era de esperar, mostraba el gran avance logrado en su admirable búsqueda.
También, me di cuenta de que su estructura intelectual se ha estado desarrollando en una interesante combinación que, sin algún tipo coordinación, en mucho va de acuerdo con mis ideas, creencias y valores, lo que me indica que de forma natural su ruta ha sido similar. Ambos afirmamos no creer en la democracia sino en la epistocracia de Platón y Aristóteles, nuestra noción y admiración de los mercados naturales, moralidad en la política, el estado de derecho en la vida en general, de la visión errónea y forzada de los derechos individuales que se deberían basar en conductas morales y meritocracia. La clara noción que igualdad no incluye igualdad de resultados de las acciones que cada quien desarrolla en un ambiente que no sea artificialmente intervenido, cuando el gobierno pretende nivelar el campo a base de instalar hándicaps.
Coincidíamos, también, en que esto ha provocado una situación injusta e inmoral de un estado asumiendo, sin que le corresponda, la gestoría del bienestar general, pero limitando la libertad individual, restringiendo los derechos individuales hasta, en muchos casos, desconocer los atributos esenciales de su naturaleza. Coincidimos en aceptar privilegios y desigualdades solo cuando sean fruto natural y espontaneo de la moral, la virtud, del trabajo y del talento. No gobiernos escogiendo ganadores y perdedores.
La gran necesidad de que la gente recupere sus valores morales que, los gobiernos, que no los tienen, los han estado destruyendo con todo tipo de armas silenciosas como la educación, el sistema de bienestar social creando las capas dependientes, legislación para favorecer organizaciones promotoras de perversidades como homosexualismo, matrimonios homosexuales, abortos hasta 9 meses de gestación, pedofilia y todas sus nuevas invenciones como transexualismo etc. Legislaciones como la ya existente en California de ya no castigar ciertos delitos como hurtos en las tiendas.
Veo a Pancho como alguien que, al tener muy claro la realidad de un mundo que se encamina al holocausto también siente esto es algo que se puede y se debe combatir y, sobre todo, se debe tomar acciones. Un mundo con una pérdida total de valores que ha producido los gobiernos que tenemos, el gran abono para el campo del fracaso. Y, algo muy importante, la necesidad de distinguir moralidad y religión, porque se puede ser moral sin ser religioso, portando como guía los valores elementales del ser humano. Y un religioso sin moral es solamente un hipócrita y vergüenza para su religión. El legislar inmoralidad no la convierte en algo moral. Y, en economía natural, como afirmara Mises: “El mercado no puede evitar que lleguen a él hombres de corazón corrupto, pero, si el mercado es verdaderamente libre, el mismo se encargará de expulsarlos.
Moralidad en sociedad consiste en los requerimientos necesarios que, para que exista esa sociedad, deben demandarse a cada miembro. Como miembro de la sociedad el hombre debe considerar, todo lo que hace, para que no solo sea para su ventaja inmediata, sino también afirmando esa sociedad. Porque la vida del individuo en sociedad solo es posible en virtud de la cooperación social, y todos podrían ser perjudicados si la organización social de la vida y de la producción no fueran respetados. Y los valores que deban desarrollar todos los miembros, los llevará a entender la diferencia entre el corto y largo plazo. Para ello deben de existir claros derechos de propiedad individual y su sacrosanto respeto.
Me dio gusto ver algo nuevo y valiosos en su repertorio. Se ha convertido en un estudioso de la historia, tal vez porque alguien la definiera como el registro de crímenes, locuras y desgracias de la humanidad. La historia puede y debe ser uno de nuestros grandes maestros. Y, lo mas interesante, Pancho se ha dedicado a estudiar la historia de la iglesia católica para tratar de entender que, siendo el gran faro de la humanidad durante sus primeros mil años, a partir del siglo 10 iniciara su decadencia. Y aquel gran faro que señalaría el camino de la humanidad fue apagado y al mundo lo cubrieran las tinieblas. Y habrá que encontrar la forma en que ese faro se vuelva a encender.
Coincidimos en que no podemos definirnos de izquierda ni derecha, tampoco como liberales ni libertarios, desgraciadamente ambos términos corrompidos, sino seguidores de un renacimiento de la ley natural que no se le puede ubicar con la geometría. Esa ley natural con la que Locke tan sabiamente retaba a las monarquías, afirmando que los derechos naturales del hombre no eran emanados de los reyes. Eran anteriores a las monarquías y los había recibido de Dios. Eso sería algo que las monarquías combatirían y siguen combatiendo.
Cuando las monarquías no pudieran detener el movimiento de la libertad, se liberarían los poderes creativos y productivos del hombre multiplicando sus medios para lograr vivir mejor, y un gran desarrollo económico cubría los países que le dieron la bienvenida. Pero, al ver el peligro que representan las sociedades libres, las monarquías y sus aliados iniciaron su proceso para de nuevo esclavizarlos. Y esta es la lucha actual.
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