RESCATE URGENTE DE LAS MUJERES

Ricardo Valenzuela

 María Magdalena, Apóstola de los Apóstoles

Cuando a mis 30 años era ya Director General de un banco con operaciones en todo Mexico, era lógico que mi vida, ante los ojos de cualquiera sin lugar a duda era la de un triunfador. Cada día me despertaba temprano, me preparaba un café muy cargado y salía al jardín de mi casa para mi meditación y visualizar el día que me esperaba. Sin embargo, seguido interrumpía la meditación para hacer un inventario de las bendiciones que ya tenía. 

Estaba joven, estaba sano, era alto y bien parecido, inteligente, gran comunicador, portador de la mejor educación profesional disponible, miembro de dos familias exitosas y muy prestigiadas. Era presidente de un banco, ganaba mucho dinero, tenia poder, una enorme casa en la mejor área de Guadalajara y viajaba en aviones privados, era admirado. De repente, casi horrorizado con tantos parabienes, interrumpía el proceso y, todavía en mi ignorancia religiosa, me dirigía a Dios para preguntar “¿Por qué me estas dando tanto?” Y de inmediato yo mismo me respondía. “Ya lo sé, porque no me has dado un hijo hombre.”

Con el correr de los años recordaba esa respuesta y cada vez la entendía menos. Me había dado tres hijas maravillosas que han sido la gran luz de mi vida y un gran orgullo. Y en el primer periodo que tuve de solitud, ya lejos de todo lo que me habia intoxicado, me daba cuenta de que, como la mayoría de los hombres en todas las sociedades del mundo, permanecía sujeto de un pensamiento retrograda como el machismo. Ese programa que, durante siglos, conscientes o inconscientes, habíamos asignado un lugar secundario a la mujer. Y, más grave, la mujer aceptaba pues lo dictaba la iglesia. 

Consciente ya de tal injusticia, iniciaría un esfuerzo con el objetivo de abandonar esa prehistoria mental, pero, igualmente me daba cuenta de lo difícil de mi tarea, inclusive, ya en un pais como EU que ha llevado el proceso hasta la exageración donde naciera el venenoso feminismo. No fue hasta que conocí al filósofo que tanto se ha odiado, Spinoza, quien, en sus agresivos ataques a la burocracia llamada Iglesia Católica en sociedad con gobiernos, con evidencia inequívoca presentaba la injusticia que se habia cometido con Maria Magdalena. Y de forma clara los evangelios gnósticos encontrados en 1945 le daban toda la razón.

Esos escritos me mostraban cómo Maria Magdalena había sido la figura más calumniada en la historia de la humanidad. Una mujer que fue todo lo contrario de la injusta descripción que la iglesia le hubiera creado. Maria Magdalena había sido, no solo uno de los apóstoles de Jesus, sino el miembro más amado por él, la más intelectual, valiente y profunda. Pero, en el año 501 el Papa iniciaba una agresión bien planeada en contra de quien representaba a las mujeres, Maria Magdalena, para mantenerlas como siempre habían estado, sujetas a los hombres. 

En los evangelios encontrados en 1945, hay amplia evidencia de cómo ella fue la única que estuvo junto a él en la cruz, en su entierro y, en especial, lo que se considerara su resurrección. De que ella era, narrado en el evangelio de Tomas, la que más amara Jesus y ante las costumbres de aquella era, nunca debería haber ocupado ese lugar. La describía como una maestra intelectual y espiritual. Su relación con Jesus era tal que despertaba los celos de los otros apóstoles. Jesus tenía un plan especial para ella. 

Pero, sobre todo, era la más valiente y asertiva predicando el verdadero mensaje de Jesus. Ella lo repetía afirmando que solo el conocimiento interior, esa chispa divina que todos tenemos, era el verdadero camino hacia la salvación de nuestro infierno que también era interior. Y con esos mensajes se había convertido en la gran amenaza para el negocio de la iglesia. Las comunidades cristianas ignoradas en Nicea se rebelaban contra la tiranía de la naciente iglesia y, sobre todo, la sumisión de mujeres que consideraban inferiores. Debían neutralizarla. 

Antes del descubrimiento de los evangelios gnósticos, Spinoza ya había identificado ese cruel proceso. Lo describía como una magistral estrategia, no para desaparecerla, sino para fabricar una nueva Maria Magdalena acorde a su propósito. La pecadora dócil y arrepentida que entregaba su vida a Jesus quien, la perdonara por ser débil y pecadora como todas las mujeres, y pasara luego a ser la sirvienta de los doce apóstoles hombres. Esa cruel mentira duraría 1,400 en los que permanecía la figura creada hasta que, en los años 60, la iglesia discretamente haría una tibia corrección subliminal. 

De esa forma se privó a los cristianos de la posibilidad de una corriente femenina cincelada con todo el poder que Jesus le diera a Maria Magdalena, de las grandes aportaciones que podrían haber contribuido mentes femeninas. Aportación que, de seguro en estos momentos, haría lucir muy diferente a una iglesia que durante siglos ha permanecido en crisis. No se hubiera construido ese monopolio de la verdad espiritual. A la mujer se le ha expropiado lo que debería ser la herencia de Maria Magdalena. Los escritos gnósticos y sus verdades ocultas durante 2,000 años, aun ante una iglesia combatiéndolos, representan una esperanza. 

Uno de los mensajes mas emotivos de Maria Magdalena sería. “No lloren ni se aflijan que la gracia de Dios permanece en ustedes, acudan a ella que siempre deberá responder para igualmente renacer y, ya transformados, avanzar hacia su paraíso interior.” Claramente de nuevo ratificaba el mensaje de Jesus sin mencionar alguna iglesia. Así, la iglesia, al haber declarado a las mujeres polizontes sin boleto pagado de su divina nave, eliminaron a la mitad de la humanidad con todo ese gran potencial tan diferente al de los hombres. 

El evangelio de Maria Magdalena revive el mensaje de Jesus que era de liberación, no el de opresión que, la iglesia al haberla ejercido durante 15 siglos se aferra ante lo que es inevitable, una humanidad que debe ser libre, no prisionera como los hombres de la caverna de Platon. Libres de los engaños con los que se le ha combatido y desangrado su divinidad interna. Se está reviviendo el mensaje de Jesus y toda la verdad del por qué fue sacrificado, como también sacrificaron a Spinoza, al mismo Sócrates a Giordano Bruno, Galileo y muchos otros. 

Podríamos haber tenido Papas y confesoras como Juana del Arco, Margaret Thatcher, Benazir Butto, Marie Curie, Catalina la Grande, Victoria I de Inglaterra, Ayn Rand, Indira Gandhi, hasta Maria Corina Machado. Pero, todavía podemos rectificar.         

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