Ricardo Valenzuela
Creo que la gran revelación de mi vida sería enterarme que el comunismo fue financiado por los señores del gran capital. La sociedad de estos piratas fue algo que modificó la historia como pocos eventos lo han hecho. Partiría del abordaje de la supuesta premisa de las luchas entre capitalistas y comunistas. Pero, la realidad sería, como ya lo hemos descrito, la de una sólida sociedad entre los dos grupos para beneficio de ambos. Y el costo humano de esta sociedad cayó sobre los hombros de los rusos y los americanos de las clases inocentes. La actividad de los emprendedores y pequeños empresarios sería desprestigiada y el mundo era lanzado hacia la ineficiencia de la planeación socialista como resultado de esos manejos monopolísticos en la política del mundo.
La revolución rusa fue una historia de traiciones, de mentiras, el gran engaño de los rusos. El sistema corrupto del Zar sería destruido para ser remplazado por otro sistema político más corrupto e ineficiente. Una historia en la que los EU había ejercido su influencia para convertir esa revolución a la medida de la ambición de unos cuantos financieros de Wall Street quienes, hipócritamente, habían podido aceptar una Rusia Zarista centralizada, o, una Rusia marxista destructora, pero jamás una Rusia libre de sus ambiciones de opresión económica. Y las verdaderas razones deberían ser un aviso preventivo para el mundo que nunca fuera escuchado. Es la desconocida historia de una revolución traicionada y sus consecuencias desastrosas para todo el mundo.
El presidente Wilson se convertiría en su hada madrina que le proporcionara a Trotsky dinero y un pasaporte para regresar a Rusia y sumarse a la revolución. Ese pasaporte sería acompañado con un permiso ruso para penetrar el país y una visa de tránsito británica. Jennings Wise en su libro, “Woodrow Wilson. Discípulo de la Revolución”, hacía un comentario acertado. “Los historiadores no deberían olvidar que Wilson, a pesar de los esfuerzos de la policía británica, hizo posible para Trotsky entrar a Rusia con un pasaporte americano y pudiera sumarse a la masacre leninista”.
Documentos rescatados del departamento de estado claramente señalan que ese departamento y su embajador en Petrogrado estaban informados de las actividades y el progreso del movimiento bolchevique. En esos momentos, Wilson aprobaba amplia asistencia financiera para los revolucionarios marxistas. También, surgía información que los monarquistas trabajaban en sociedad con bolcheviques y la mayoría de los revolucionarios marxistas llegando procedían de EU. En diciembre de 1917, un diario de Moscú denunciaba la sociedad de revolucionarios rusos con banqueros americanos y preguntaba “¿Por qué ese interés de los banqueros? ¿Por qué el dinero se entrega a los marxistas no a los demócratas constitucionalistas? Se supondría fuera lo contrario”. La respuesta tendría que esperar largo tiempo, pero sería contundente.
Y la que recibirían era porque, “la mayoría de los trabajadores y campesinos apoyaban a los marxistas no a los republicanos constitucionalistas. Y sabían que con su soporte los bolcheviques llegarían al poder y estaban seguros de que mantendrían control de Rusia durante mucho tiempo, y la veían como paraíso para sus negocios monopólicos con el compromiso de los operadores marxistas”. En enero de 1918, Robert L Owen, presidente del comité senatorial de banca y moneda y 100% ligado a Wall Street, enviaba una carta al presidente Wilson pidiendo el reconocimiento de los marxistas rusos y permiso para iniciar el envío de cargamentos pagados por EU. Nombrar representantes en Rusia. Con eso iniciar la organización de los ferrocarriles y su participación en el comercio e industria de forma que les gustaba, monopólica. Y los lideres bolcheviques se babeaban con los dólares que les producirían.
En 1924, Otto H Kahn, director de American International Corp., socio de Kuhn, Loeb and Co. Ante la Liga para la Democracia Industrial en Nueva York pronunció lo siguiente: “En lo que ustedes, radicales, y nosotros, quienes tenemos puntos de vista opuestos, diferimos, no es tanto en el fin como los medios, no es tanto lo que debe lograrse sino la forma en que debe y puede lograrse y es importante coordinarnos para mejores resultados, más rápidos y, sobre todo, mucho más efectivos”.
Estos piratas financieros internacionales no eran nuevos en el oficio. Rockefeller ya controlaba grandes explotaciones de petróleo en México en todas sus facetas dese extracción hasta las industriales, en donde aplicara ese nuevo concepto de capitalistas monopólicos-gobiernos corruptos, comprobando su validez. Y cuando Porfirio Diaz no extendiera el área de sus demandas, con una revolución lograron su salida. En 1917, en el juicio de un espía alemán, Carl Von Rintelen, se supo había tratado de frustrar un embarque de municiones que originalmente era para los aliados en Europa, y fuera desviado para entregarlo a Pancho Villa en El Paso, Texas. El pago de $390,000 dólares por ese embarque se llevó a cabo a través de Guaranty Trust Co. propiedad de JP Morgan para la Western Cartidge Co.
Ningún jefe revolucionario quería que la reforma agraria fuera adulterada con matices marxistas encaminados a imponer controles políticos al campesino, más que el sacarlos de la pobreza y la miseria. Con el retiro de Porfirio Diaz todo mundo gritaba, “viva Madero” a su entrada a la ciudad de México como el vencedor el 7 de julio de 1911. Así, México consumaba un cambio de régimen casi pacífico, sin destrucción y sin sangrientos combates Y se decidía el presidente provisional fuera Francisco Leon de la Barra. Y es curioso que cuando meses antes éste iba a dejar el cargo de embajador en Washington el presidente Taff le había prevenido: “Creo, señor embajador, que en fecha no distante usted se verá como presidente de México. Taff no se equivocaba, fue presidente solo para entregar el poder a Madero.
Madero tenía un ideal para México, su independencia de influencias extranjeras y sería entrevistado por un representante de los plutócratas globales de Wall Street, quienes le ofrecieron fondos para las dudas de su campaña a cambio de ciertos privilegios financieros. Pero les respondía según su manifiesto del 26 de mayo de 1911: “Represento un México que va a luchar contra los trust y monopolios ¿Cómo pueden ustedes suponer que yo accedería a sus demandas e imponer nuevos yugos de sus instituciones a mi país? En cuanto al dinero que me ofrecen, no lo quiero ni lo necesito. Y tajantemente rechazaba el plan del ejido exigido por EU. Ello constituía el punto #6 del plan que la junta Anfictiónica de Nueva Orleans había acordado implantar en México.
El propósito de esa deformación agraria era destruir la fuerza nacionalista e independiente que siempre había representado en todos los países cuando el sector agropecuario es dueño de la tierra. Era el primer paso para luego controlar las masas campesinas, y más tarde fueran utilizadas como ariete para la Revolución Mundial del Marxismo. Esos mismos propósitos habían actuado en la revolucion francesa, la rusa y la cubana. Pero Madero no había iniciado la revolucion con fines internacionalistas, ni plegarse a influencias extrañas. A zapata se habían acercado los agentes extranjeros Charles Jenkinson y Thomas Reilly que fueran sus huéspedes, pero no lograron influenciarlo. Madero sería vilmente asesinado por un grupo organizado en la casa del embajador de EU.
Estallaba la verdadera revolucion mexicana donde durante los siguientes diez años fuera controlada por el embajador Lane Wilson que, uno por uno de los ocupantes de la silla presidencial, al no acatar sus órdenes fueran derrocados o asesinados, eventos todos palomeados por el presidente Woodrow Wilson. Cuando el sustituto de Madero, el Gral. Huerta tampoco obedeciera las ordenes el apoyo viajaría hacia Carranza. Promovido por Samuel Gomper, líder hebreo de la Federación Americana del Trabajo, en México se formaba el primer organismo marxista con la llamada Cas del Obrero Mundial para llegar a controlar todo el sector obrero. Y las compañías americanas de petróleo en México dejaban de pagar impuestos para ayudar a la rebelión de Carranza contra Huerta
Algo que, si lograba luego que Carranza tampoco cumpliera con sus órdenes, fue el levantamiento de Villa y Zapata en contra de Carranza apoyados de nuevo por Wilson. Villa, un salvaje forajido quien se convirtiera en la leyenda mexicana, estilo Pearl Harbor, había atacado Columbus Nuevo México en 1916 asesinando a 18 americanos. La participación de Wall Street en ese evento se probaba con una carta de Lincoln Steffans, un comunista americano que operaba como gestor e informante, dirigida al coronel House, jefe de ayudantes del presidente Wilson:
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