EL BARZON VS. EL MUNDO VIRTUAL

Ricardo Valenzuela

El mundo virtual no existe - Ministerio Reforma 

Hace 30 años mí amigo Ernesto Yberri y yo arribábamos a la ciudad de México recién desempacados del Tec de Monterrey para debutar en el mundo financiero mexicano. Unos minutos antes de sumergirnos en la ciudad, observábamos un pobre campesino trabajando su tierra con un arado de madera y una yunta de bueyes. Ernesto me afirma casi gritando: “Mira; los gringos llegando a la luna y nosotros todavía sembrando con arados de madera y bueyes.” Sus palabras se incrustarían en mi mente para siempre. 

Ante un panorama mundial tejido por conflictos una nueva realidad está emergiendo. Los países ricos están abandonando sus ambiciones territoriales, ahora lo que pretenden es una mayor participación en la riqueza mundial “que se está generando.” En este proceso las naciones se están encogiendo. La nación--estado se está transformando en una ágil unidad capaz de hacer frente a un mundo cada vez más competitivo. Hemos arribando a un mundo en el cual los recursos más importantes serán intangibles; donde tierra será menos importante que gente educada; en el cual los intereses parroquiales serán menos importantes que la nueva economía internacional como un todo.  

 Es cierto que todavía hay naciones en lucha por territorios como el caso de Saddam Hussein quien agrediendo a Kuwait trató de controlar el petróleo del mundo. La India y Pakistán luchan sangrientamente por controlar el territorio de Kashmiri. Pero en donde los productos de la tierra ya no moldean los mercados un nuevo estado está emergiendo: “el estado virtual.” Una nación que basa su estrategia en un capital sumamente móvil; bonos, trabajo, e información. Al nuevo estado virtual le interesa mas controlar los mercados que grandes extensiones de territorio. 

Cuando la ambición territorial determinaba las relaciones entre las naciones, el flujo entre los países era el de los ejércitos. Pero a futuro esos flujos serán capital, tecnología, mano de obra, e información que saltarán con gran agilidad de un estado a otro. El acceso internacional a los factores de producción remplazará la necesidad de controlar territorio. El concepto de que los elementos básicos en economía eran, tierra, trabajo, y capital; ha muerto. Ese es el gran cambio, la tierra en esta nueva economía virtual ha perdido su importancia para cederla a la habilidad de conjuntar esos factores de producción, aun sin tenerlos disponibles en los territorios. 

Singapur es la mejor demostración de que espacios territoriales no son requeridos para la prosperidad. Singapur produce “ideas.” No tiene tierra ni recursos naturales. Su éxito ha consistido en crear ventajas competitivas en semiconductores, textiles, e importantes industrias de servicios. Los países que en estos momentos están exitosamente debutando en el contexto internacional, son mucho más pequeños que los imperios de antaño, pero han sido capaces de lograr capacidades económicas impresionantes. Todos ellos han también basado su nueva economía virtual en los mercados libres. 

El estado virtual está transfiriendo su producción a otros países y orientando su economía a la de servicios muy especializados. Ha emancipado el trabajo de las rutinarias tareas mecánicas y lo ha transformado en creativos nuevos servicios. Basa su estrategia en educación y capital humano en lugar de maquinas y capital representado en bienes. Contrata funciones que él no quiere desarrollar a otros estados que la requieren y las necesitan. La Gran Bretaña fue el modelo del Siglo XIX, pero ahora Hong Kong será el modelo del Siglo XXI. 

Bajo el liderazgo de Japón y Alemania después de la segunda guerra mundial, las naciones avanzadas cambiaron sus estrategias de controlar territorios para controlar el comercio mundial. Cuando las mercancías eran más móviles que el capital y trabajo, el nombre del juego era exportar. A medida que el capital se hizo mas móvil, las naciones avanzadas se dieron cuenta que exportación ya no sería la única fórmula para crear riqueza; podían producir en el extranjero para mercados domésticos e internacionales; podían contratar sus financiamientos en los grandes mercados mundiales de capital ---producir en el tercer mundo, comercializar, distribuir, y cobrar desde su nuevo estado virtual.  

Este nuevo estado virtual ya no controla grandes recursos como lo hicieron los países imperialistas del pasado; ahora a nombre de las empresas privadas negocia con capital y trabajo domestico e internacional para atraerlos a su esfera económica y estimular el crecimiento. Localiza su producción en el extranjero para concentrar sus esfuerzos domésticos en servicios muy especializados como: investigación y desarrollo, diseño de producto, finanzas, comercialización, y transporte. Su estrategia económica es ahora más importante que las estrategias militares del pasado; sus embajadores son ahora representantes comerciales, y grandes promotores.  

El estado virtual es el futuro de las naciones. Un estado que se ha convertido en la cabeza, y el cuerpo se encuentra regado por todos los rincones del mundo. Es de esa forma que tal vez podemos entender el éxito de países como Suiza que con un territorio que no llega al 5% del de México y una población que no llega al 10%, tiene un PIB similar al de nuestro país, y un ingreso per capita 15 veces mayor. Singapur con un territorio de 639 Km. tiene un PIB de casi la mitad del mexicano, y un ingreso per capita 10 veces mayor que el de nuestro. 

Las naciones occidentales siempre han creído que la democracia y mercados libres resolverían los problemas del resto del mundo. En este siglo el juego cambia totalmente porque el control político del estado poco a poco se irá erosionando lo mismo que su habilidad para regular, cobrar impuestos, y establecer controles como los ejercidos de las autocracias de antaño. Este será un nuevo mundo, el mundo del individuo liberado. Un mundo similar al observado por Tonqueville cuando visitara los EU en el siglo XIX, pero ahora con el ingrediente de su sociedad virtual.    

Sin embargo, nosotros treinta años después seguimos sembrando con arado de madera y bueyes cuando gritamos“tierra y libertad,” seguimos cerrando carreteras y fronteras para que el mundo virtual no nos invada de productos baratos. No cabe deuda que sobre ese camino seguiremos “arriba y adelante,” mientras los nuevos estados virtuales nos convierten en sus “talleres de sudor,” y en el basurero del mundo.     

 

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