Ricardo Valenzuela
Hace algunos meses hacíamos una denuncia de la fatal plaga de nuevos economistas graduados en la Universidad del atrevimiento que, iniciaba la toma por asalto de los diarios del país, la media en general, las ONG, las universidades, las iglesias, organizaciones obreras, empresariales de tal forma que, se ha pensado seriamente y se gestiona ya, el modificar algunas estrofas del himno nacional y, en lugar de entonar; “el cielo un soldado en cada hijo te dio;” enriquecerlo con; “un economista en cada hijo te dio.”
Después rebatíamos las exigencias de “cambio de modelo económico” del “empresario” Carlos Slim. Este hombre como el gran negociante rentista—estatista que es, exigía el regresar a las inflaciones, los déficits fiscales, el mercantilismo y de esa forma, continuar esa romántica relación que ha mantenido con los gobiernos y, jugando cartas marcadas, se ha convertido en billonario y uno de los hombres mas admirados en México, por otros “aspirantes a ese rentismo.”
La ciencia económica es confusa y complicada, tanto que, Shumpeter afirmaba el que si se reunían miles de economistas en un estadio, jamás habría dos que coincidieran en sus opiniones. El Presidente Truman en los años 50, frustrado explotó con una memorable frase cuando ante el grupo de sus resbaladizos economistas gruñía: “Por el amor de Dios, consíganme un economista manco.” Era su respuesta a la clásica afirmación de uno de los expertos, pero al final para no comprometerse, cerraba con el: “In the other hand,” y proseguir luego con sus exposiciones cantinflescas.
Pero hombres como Slim que se han beneficiado obscenamente con esa íntima relación con los gobiernos, saben perfectamente cual es el modelo que le sentaría mejor a México: el que mas les convenga y beneficie ahora que, luego de haberse surtido de lo mejor en las ventas de Salinas con productos como Telmex, —uno de los monopolios mas grandes del mundo—seguir lucrando a costa del ya comatoso consumidor. Si un latin lover como Carlos Ahumada llenaba los bolsillos a los mensajeros de Lopez Obrador, imaginemos la dimensión de las avenidas de Slim ahora que, actúa como uno de los “consejeros” más allegados al regente de la capital.
Sin embargo, el resto del batallón de economistas mostrencos, no tienen la menor pista del modelo que portamos hoy día, —lo cual tal vez nadie la tenga—mucho menos cual es el que deberíamos de portar. Desde el púlpito, las salas de Consejo, cavernas de líderes obreros y campesinos, redacciones de lo diarios, irresponsablemente se levanta una cantidad de multifacéticas voces pidiendo esa magia que, nos debe redimir para abandonar este valle de lagrimas: Un nuevo modelo economico. ¿Pero cual? Unos piden economía mixta, otros gritan más intervención del Estado, cierre de las fronteras, el linchamiento de Salinas, aceitar la maquinita, un poquito de inflación, pero nadie habla de responsabilidad personal.
Es la política estúpida. Con un Presidente que como Mano de Piedra Durán ya grita; no mas, no mas. Mientras sigamos portando una democracia estilo Salón Mexico, triunfos gloriosos como los de los macheteros de Atenco, partidos que se asemejan a las familias de la mafia de Nueva York, un Congreso en el cual participan gentes como el niño verde, los maleteros de Ahumada, y sobre todo, partidarios que lo único que pretenden es bloquear a la competencia; jamás habrá modelo económico ni de ningún otra especie que opere de acuerdo a las necesidades de un país cada vez más triste, confundido, atrofiado, desangrado.
Es la cultura estúpido. Después de casi dos siglos de estrepitosos fracasos, todavía nos resistimos para abrazar las políticas que han sido el éxito de los pocos países desarrollados del mundo, y como escribe Vargas Llosa: “Reformas tan urgentes no serán posibles si no son acompañadas de un exorcismo de esas imágenes y formas que llamamos cultura. Nuestras instituciones siguen siendo populistas u oligárquicas, o colectivistas, mechadas de prejuicios sociales y raciales, muy poco tolerantes con el adversario politico, amantes de las verdades absolutas, uno de los peores monopolios, que es el monopolio de la verdad.”
Finalmente; es la economía estúpido. “Pa que dar tantos brincos estando el llano tan parejo.” Hace años le dirigí una carta al gran Milton Friedman en la cual, le afirmaba el compromiso de Mexico para finalmente reformarse, y según yo, teníamos en la historia de los EU el mejor ejemplo a seguir. Días después me respondía de una forma casi paternal, pero con asertividad me señalaba: “La historia de los EU no debe ser el ejemplo de México a seguir, a no ser que hables de la historia del siglo XIX y la primera parte del XXI, porque desde 1933 hemos seguido la ruta que Mexico llevó a los extremos. Si realmente quieren observar un modelo de cómo se hacen bien las cosas, asómate a Hong Kong.”
Señores economistas mostrencos, nada hay que inventar puesto que todo está inventado. Sólo hay que seguir la pista del éxito pues la vereda hacia la prosperidad está marcada por esas profundas huellas que han dejado hombres como Ludwig Earhard, arquitecto del milagro alemán después de la segunda guerra mundial. Lee Kuan Yew, padre de ese moderno y exitoso estado que es Singapur. Revisemos el modelo de Chile, único país latinoamericano de primer mundo. La ruta de España en los últimos 8 años. Pero más fácil, observemos lo que hace China en estos momentos que, de comunista ya solo le queda el nombre del partido.
Ahora, si somos tan mercantilistas que ni siquiera importamos ideas, les recomiendo leer el discurso de Gilberto Valenzuela en 1943, con motivo de la celebración del aniversario V de la fundación del INSTITUTO PARA ESTUDIOS ECONOOMICOS Y SOCIALES y, ahí encontraremos las respuestas. ¿Cual es el contenido de ese histórico documento? La lógica y el sentido común que se puede encontrar en estos párrafos:
“Vivimos una situación injusta e inmoral, un Estado diciéndose gestor del beneficio social, ha ido limitando la libertad individual, restringiendo los derechos del hombre hasta desconocer los atributos de su naturaleza. Será preciso reformar las leyes. No para aniquilar al individuo y a la sociedad dejándolos a los caprichos de gobiernos dictatoriales, sino para garantizar esos atributos esenciales del hombre y los derechos básicos de la sociedad.”
“No para sancionar desigualdades, sino para ofrecer a todos los hombres las mismas oportunidades de progreso, sin mas diferencias que las que surjan naturalmente de la virtud, del trabajo y del talento.” Señores economistas mostrencos; no se hagan bolas. El gobierno sólo tiene que darle piola a la sociedad, para que tome control de su propia economía en un ambiente de libertad.
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