Ricardo Valenzuela
En los años 70s cuando iniciaba mi vida profesional en la ciudad de Mexico trabajando para Bancomer, en una visita que mi padre hacía a la ciudad, por gracia de Dios, me llevaría a visitar a su hermano y mi padrino, Gilberto Valenzuela. El atestiguar a esos dos hombres recordando sus estancias en Europa en donde don Gilberto fungiera como embajador en Bélgica, Inglaterra y miembro de la Suprema Corte internacional en Holanda, se iniciaba un capítulo importante de mi vida.
Invitado por mi tío, inicié visitas semanales en su casa escuchando la historia de su vida que me provocaran una costumbre. Cada mañana, al dejar la cama muy temprano, me dedico a escribir acerca de los acontecimientos del día anterior, de otras situaciones que considero importantes en diferentes temas. Por designios de mi suerte, a través de mi vida me ha tocado conocer gentes que han dejado profunda huella en diferentes capítulos de la historia. Desde un Colosio, Miguel de la Madrid, Reagan y John Gavin en su rancho de California, Milton Friedman, el Gral Pinochet en Chile, Donald Trump en esta ciudad de Tucson en 1988.
Al ir conociendo a estos hombres, mi compulsión para escribir mis notas mañaneras crecía narrando esas experiencias que, por gracia de Dios, siempre me resistí a destruir esos papeles, aun ante los regaños de mis hijas, y así permanecían ocupando un pequeño almacén. Hace unos dias, al haber decidido escribir una de mis experiencias al conocer a Miguel Angel Felix Gallardo, buscando en estos archivos encontré las que describían mi primer encuentro con ese hombre. Y, al leerlas de nuevo, me di cuenta de que tendrían valor para entender la situación actual de un mundo convulsionado como nunca.
La nota escrita hace unos dias, lejos de lo que pensé podría provocar alguna crítica agresiva, fue todo lo contrario. Me contactó alguien que lo conociera desde su juventud en Sinaloa, que lo describía muy de acuerdo con la impresión que a mí me causara cuando lo conociera. El encuentro sería en el privado de un restaurant en Guadalajara acudiendo como director general de Banpacifico cuando era un joven de 30 años. Al penetrar ese privado, me esperaba un hombre que, lejos de cumplir con la imagen que yo portaba de alguien en esa actividad, parecía más un ejecutivo de Wall Street. Lo primero que me impresionó fue su estatura de 1.90 superior a mi 1.87 que era mi orgullo.
Un hombre de tez blanca y presencia distinguida vistiendo un traje de corte conservador. En el transcurso de la comida se develaba un hombre muy inteligente, de buenos modales, muy informado, lo que me indicaba tenía educación profesional o era un lector compulsivo. Luego de los tiros de calentamiento, caían las caretas pues él detectaba yo ya sabía quién era y se iniciaba una reunión fuera de serie. De forma educada y muy inteligente, abría su juego exponiendo sus cartas. Me sorprendió pues yo era totalmente ignorante de lo que representaba esa actividad en todos los niveles que hoy día domina.
La lección que aprendería en esa reunión, siendo algo emanado de la mente de Felix Gallardo, en estos momentos yo pediría se instituyera un premio Nobel para otorgarlo al mejor pronosticador de la historia y, algunas interrogantes que me quedaran, las llenaría utilizando un poco de imaginación, pero, cimentadas con elementos como la lógica, la razón y la realidad presente. En otra ocasión, con gran asertividad me decía que, esta actividad alcanzaría niveles que la tomarían fuerzas oscuras como arma para la destrucción de los blancos que ellas establecieran.
Ese periodo de mi vida coincidía con un entrenamiento que tomaba con Bank of America, el cual se desarrollaba en Los Angeles, Chicago, Nueva York, y al finalizar una temporada en sus oficinas de Londres, en donde se encendería una llama que ha permanecido conmigo toda mi vida. Porque las oficinas del banco, al igual que otros más de cien bancos internacionales, estaban ubicadas en lo que se conoce como The City of London Corporation, un sitio que significa mucho más que su nombre que confunde. Esa zona de la verdadera ciudad de Londres es la comandancia desde la cual se controla el mundo. La gran concentración de la riqueza mundial.
Esa zona no es parte del Imperio Británico, es una isla independiente y autónoma dentro del imperio, con sus propias leyes, sus propias autoridades. Con un poder tal que los monarcas para visitar necesitan permiso especial. El idioma que allí se habla es dinero, poder, subyugación, guerra, inmoralidad, ausencia de valores, monopolio. Algo que, con ayuda de amigos que forman parte del monstruo, yo descubriera a inicios de los 80s, pero, al ser algo tan horripilante, dudaría y, en esos momentos, decidía era algo que estaba fuera de mi control. Además, mi amigo me decía era peligroso inmiscuirse.
Como lo pronosticaba Felix Gallardo, el narcotráfico ya es un mercado que se aproxima a los $3 trillones de dolares anuales. Y, es reconocido por el mismo Soros como el instrumento que han utilizado para subyugar paises. Una tragedia que no se puede describir en solo una nota, pero, para iniciar, hay que citar ejemplos.
Y uno de los más descarados y dramáticos es el de uno de los más grandes promotores del Nuevo Orden Mundial. George Bush I, graduado de Skull & Bones en Yale. Cuando se convirtió en director de la CIA, tres generaciones de Bush y Walker habían ya controlado todas las agencias de inteligencia durante seis décadas, involucrados en la sociedad Mexico-CIA del flujo de dinero para provocarlos Watergate y la salida de Nixon. Sus huellas estarían también desde Cuba a Vietnam, hasta el escándalo Iran-Contras que también involucrara a Clinton siendo gobernador de Arkansas.
Es difícil describir el terror que Bush causó como director de la CIA, vicepresidente, y presidente en paises pobres disfrazando sus acciones de heroísmo. La invasión de Panamá se le dio poca atención, cuando Noriega tratara de conseguir otros socios narcos. La primera guerra del Golfo que se calificara justa. La CIA en su sociedad en America Latina con los escuadrones de la muerte agrupados bajo Operación Condor eliminando competencia. Es bien sabido que la familia Bush, desde su fundador Prescott, ha estado siempre activa en el narcotráfico. La evidencia mas clara fue como se utilizarán sus plataformas petroleras en el golfo de México para recibir cocaína de Colombia.
Pero todo esto serian acciones sin importancia al analizar los pecados mortales de Obama en sociedad con el demonio mayor.
No comments:
Post a Comment