ESTE NUEVO PERRO MUNDO (SEGUNDA)

Ricardo Valenzuela

 

Estos filósofos pioneros de la programación moderna de la mente global tenían una opinión muy pobre de los seres humanos formando una humanidad mediocre. No pensaban esa humanidad era benevolente ni malevolente, sino infinitamente flexible y moldeable. Una humanidad que, a través de mitos ancestrales, le habían mojado la pólvora de su poder interior que ha estado totalmente desperdiciado. Hay muchos intelectuales que la consideran causa de la caída del Imperio Romano. 

Ante tan pobre y desolador panorama, no se debería tratar de convertirlos con razonamientos porque ellos, a base de la programación sufrida durante siglos, nunca habían desarrollado esa herramienta, programación cortesía de los gobiernos que con diferentes armas la habían aniquilado. Con ese pronunciamiento, para tratar un nivel en el que hubiera un mejor entendimiento, se decidiera la importancia de sustituir el lenguaje del interés por el de injuria. El interés lo controlaban con pan y circo para la gente, la injuria llegaría a niveles como el destino de Copérnico.

 No importaba que los hombres fueran viciosos mientras fueran inteligentes. Las leyes harían todo. Jueces inteligentes manteniendo la importancia de sus propios intereses, es decir. Hombres principalmente buscando placer evitando el dolor, y el único propósito del gobierno debería hacer al hombre feliz. Esto, verdad o mentira, justo o injusto, habia sido una ancestral doctrina humana. Lo que era relativamente nuevo era su combinación con la noción de usar las inclinaciones naturales del hombre sin preocupaciones acerca de la calidad moral o espiritual de la inclinación de esos motivos. 

Esto era también algo viejo, tan viejo como Nietzsche, Platon, Maquiavelo, o las practicas de religiones o sectas y comunidades; pero esta alianza con nacionalismo, materialismo, hedonismo, la ciencia como suprema, la razón, y una particular visión del individualismo, era nueva. Era esto lo que formaba el corazon del utilitarismo moderno. Los juicios y castigos se debian modernizar, pero, la iglesia católica siempre de cacería de herejes, a partir del siglo XI iniciaba el declive de su poder.  

Los legisladores deberían usar vicios y maldades jugando con las vanidades, con los mejores sentimientos y los más valiosos atributos del hombre. Así se lograrían acciones eficientes de los hombres, acciones que para ellos valiera la pena ejecutar pues eran las tareas que ellos ya aceptarían, sin aclarar por qué las debían hacer, solo asegurar las ejecutaran convencidos o no. Ya como resultado del condicionamiento social, cortesía de las leyes establecidas y programas aplicados durante mucho tiempo, suficientes hombres estarían haciendo nada más lo que pensarían estaba abonando a su felicidad. 

De esa forma, sin darse cuenta, ya habrían adquirido una serie de nuevos hábitos, el clásico bozal globalista. En esa etapa, ya estarían convencidos de que sus hábitos tradicionales eran los que habrían causado todas sus miserias, y solo con sus nuevas conductas serían finalmente capaces de ser felices. Pero ellos nunca se darían cuenta cómo estarían logrando su felicidad y, por durante mucho tiempo, tampoco entenderían la operación de las nuevas rutas de sus vidas. Pero, ya estarían adquiriendo los hábitos que, de acuerdo con los nuevos valores impuestos, automáticamente producirían esa felicidad. 

Nacía la producción automática de felicidad a través de condicionar la sociedad, incluyendo nuevos valores, por hombres que habían ya comprendido las pocas, pero necesarias reglas acerca del mejor gobierno de la humanidad, reglas que solo se podrían adquirir con observación científica, con experimentos científicos y la aplicación de la razón sobre la naturaleza. Camino para educar y transformar la humanidad. Nacía ahora la famosa tecnocracia con la que la Comision Trilateral elevarían a China succionando la riqueza de EU. 

Esa tecnocracia, inventada por Brzezinski y Kissinger durante la era de Carter, y nacía afirmando la nación-estado, como la unidad fundamental de la vida del hombre, habia ya dejado de ser esa fuerza. Eso sería el primer paso de otro monstruo disfrazado, el Nuevo Orden Mundial, originalmente la idea de Hitler que la plasmara en su libro “Mi Lucha.” Ahora bancos y corporaciones multinacionales estarían tomando el control. 

Después de establecer su legislatura al estilo inquisición, era el turno de los educadores. Ya nunca deberíamos temer el ser linchados por olas de ignorantes invadíos de odios. Con la protección de sus leyes, sin peligro se podría enseñar virtud, sabiduria y felicidad. Nos podrían dictar como vivir, se podría explicar por qué es razonable demandar placer y rechazar el sufrimiento. Explicar por qué está mal ser virtuoso o por qué es irracional, producto de equivocaciones de la naturaleza, rechazar los trans. Así, la tristeza y la melancolía desaparecerán de la tierra; todos seríamos alegres, armoniosos y felices. 

Esos filósofos pedían no perder tiempo con historia siendo solo cuentos de crímenes y locuras de la humanidad. Un tema sin un tipo de propósito. Y al hablar de educación de inmediato explotaba con la pregunta ¿Cómo debería organizarse una nueva y buena sociedad? Definitivamente no debería ser democracia, pues ya sabemos la gente es ignorante, viciosa y el confiar en la opinión pública es vía al infierno, los hombres han habitado en esa oscuridad por tanto tiempo para saber que hacer cuando de repente ven la luz. Y como afirmara Voltaire; “La gente es ganado y lo que necesitan un yugo, corral y forraje.” 

En la prestigiada enciclopedia liberal de Diderot publicaba; una afirmación tajante, “la voz de las masas está llena de maldad, estupideces, inhumanidad, perversión, prejuicio, está formada por ignorantes e idiotas. Cuidado con sus cuestionamientos morales; son incapaces de acciones nobles, en sus ojos heroísmo es locura. Es cuando se nos presenta la verdadera raíz de un problema general que enfrenta la humanidad. Constantino en el siglo IV decidía establecer la iglesia católica. No para salvar almas ni bendecir vidas, ese sería el esfuerzo más grande de la historia para programar a la humanidad   

Para darle ese sentido a la nueva educación, desde el inicio del siglo pasado se establecería el sistema hegeliano en la deformación de la juventud en EU. Esa ideología que inspirara el marxismo para, como afirmara Antony Sutton, lograr el apendejamiento total de la sociedad americana.